Nadal es de tierra
El español gana a Gabashvili en su debut en Montecarlo y busca este jueves ante Seppi su victoria 300 en arcilla
Es una marca de otro tiempo. Rafael Nadal ganó ayer 6-4 y 6-1 al ruso Teymuraz Gabashvili en su debut en el Master 1.000 de Montecarlo y se citó con el italiano Andreas Seppi (Hoy, Teledeporte y C+ Deporte, segundo turno).
Si el número uno mundial gana ese encuentro, habrá sumado su victoria 300 sobre tierra batida. Ese dato es más propio del siglo XX que del siglo XXI. Que el español, de 27 años, lo pueda lograr en una época en la que han desaparecido los especialistas, se ha reducido el número de torneos sobre arcilla y es obligatorio triunfar sobre cemento para alcanzar la cima, sirve para contextualizar una circunstancia asombrosa: en toda su vida, el mallorquín solo ha perdido 21 partidos sobre polvo de ladrillo. Eso demuestra que ha exprimido la exigua gira de arcilla hasta auparse al undécimo puesto de una lista que encabeza Guillermo Vilas (644 victorias sobre tierra, el reflejo de otra época en la que hasta el Abierto de EEUU se jugaba en arcilla) y en la que solo tiene por delante a un tenista que haya competido en esta centuria (Carlos Moyà, sexto en la clasificación con 337).
Victorias en tierra batida
- Guillermo Vilas, 644.
- Manuel Orantes, 489.
- Thomas Muster, 422.
- José Higueras, 376.
- Eddie Dibbs, 368.
- Carlos Moyà, 337.
- Ivan Lendl, 329.
- Ilie Nastase, 327.
- Andrés Gómez, 322.
- José Luis Clerc, 301.
- Rafael Nadal, 299.
“No lo sabía”, se sorprendió sobre la marca el campeón de 13 grandes, que cedió su primer servicio frente a Gabashvili, tuvo que neutralizar una pelota para 1-4 a favor del ruso y compitió de menos a más en su debut en el torneo del Principado. “Empezar con un break nunca es agradable”, reconoció en los micrófonos de Teledeporte. “[Gabashvili] le estaba golpeando fuerte a la pelota, en posiciones cómodas y era difícil moverle. Salvar la pelota de 1-4 con una buena derecha paralela fue clave. Sentí que el ganar el 3-2 era importante. Al hacer el break sentí que el partido estaba más controlado”, prosiguió su análisis del encuentro, que fue el primero sobre tierra batida para él desde que en septiembre ayudó a España a no descender del grupo mundial de la Copa Davis, frente a Ucrania. “Todas las transiciones son complicadas”, analizó sobre el paso del cemento a la arcilla. “Hay que adaptarse, encontrar otra vez las sensaciones, en qué bolas tienes que entrar en cuáles esperar. Eso te da la competición. Fui encontrando poco a poco los huecos. Es un debut positivo, terminé mejor de lo que empecé”.
Las dificultades de Nadal en su debut nacieron en su raqueta, no en el juego del contrario. Su patrón de inicio tuvo más que ver con el que emplea en pista rápida que con el que le ha dado el éxito en sus pistas favoritas. Cuando empezó a cambiar direcciones y a añadirle curva a su pelota (su afamado efecto top-spin), el marcador cambió irremediablemente. Solo una sanción del árbitro, que le obligó a jugar un punto de break con segundo saque como castigo a que se tomara más tiempo del debido entre punto y punto, alteró el guion (perdió el servicio cuando ya dominaba claramente la segunda manga). Ante Seppi, un tenista al que domina por 4-1 el cara a cara, el campeón de 13 grandes intentará perseverar en ese camino.
Montecarlo está lleno de amenazas. Allí está Novak Djokovic, que hoy jugará contra Pablo Carreño, que a los 22 años logró ayer la segunda victoria de su vida en un torneo Master 1.000 ganando 6-3 y 7-6 a Gael Monfils. Allí compite por primera vez en tres años Roger Federer, que ayer arrolló a Radek Stepanek por 6-1 y 6-2. Allí están David Ferrer, citado hoy con el búlgaro Grigor Dimitrov, Stan The Man Wawrinka... Y Nadal, que como siempre que pisa la arcilla deja huellas en el pasado y en el presente: frente a Gabashvili ganó su set número 100 en Montecarlo, superó los 5.000 minutos de juego y se dio la oportunidad de ganar su partido 300 en la superficie que le ha encumbrado como un titán del tenis.
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