_
_
_
_

“Estamos para el ‘show’, pero este año la Fórmula 1 es menos espectacular”

Oriol Puigdemont
Vettel, en el circuito de Sepang.
Vettel, en el circuito de Sepang. paul gilham (Getty)

En pocos meses, la vida de Sebastian Vettel (Heppenheim, Alemania, 26 años) ha dado un gran cambio. El campeón más joven de la historia de la F-1 ha sido padre de una niña, Emily, y las ha pasado canutas en los entrenamientos de este invierno por culpa de un coche que se quedaba frito cada dos por tres. Pero como queda claro en la charla que mantuvo con este diario el pasado jueves en Sepang, donde hoy (10.00, Antena 3, Movistar TV y TV3) arranca el segundo, la prisa que tiene el tetracampeón alemán por darle la vuelta a esta situación es tan descomunal como su deseo de mantener a los suyos alejados de los focos. En la parrilla estará por delante de él Hamilton, mientras que Rosberg se clasificó tercero y Alonso, cuarto.

Pregunta. ¿Cómo ha cambiado a su vida el ser padre?

Respuesta. Es una experiencia absolutamente diferente a todo, pero siempre he intentado separar mi trabajo del ámbito más personal.

P. El año pasado, tras ganar las últimas nueve carreras seguidas, reconoció que tenía problemas de espacio para colocar sus trofeos. ¿Ha hecho algo al respecto?

R. Sí, una sala nueva. Hubiera sido muy triste construirla y luego no tener copas para llenarla.

A la gente le puede encantar la sacudida, pero los pilotos lo vemos distinto”

P. También colecciona monos y cascos. ¿Algo más?

R. Siempre me han gustado los coches, los de ahora y los clásicos, esa es mi pasión. Y claro, si lo que te apasiona es la F-1, imagínese.

P. ¿Cuántos bólidos tiene en su garaje?

R. Todos con los que he sido campeón.

P. Considerando cómo fueron las cosas en Australia, ¿qué hay que esperar de usted en las próximas tres o cuatro carreras?

R. Es imposible de predecir. Para nosotros fue bueno descubrir que el coche es rápido, que el potencial está ahí y que depende de nosotros sacárselo. Evidentemente, lo peor fue mi abandono y que Daniel [Ricciardo] fuera descalificado. No es así como nos habría gustado comenzar pero llegamos aquí con muchas mejoras, piezas que deben hacerlo más resistente y también más rápido.

P. ¿Al llegar a casa y ver esos monoplazas se ha preguntado alguna vez: “Por qué ha tenido que cambiar todo en un año”?

R. Es muy sencillo: a la gente le puede encantar esta sacudida porque ha roto el orden que se había establecido. Nosotros lo vemos distinto porque somos los que conducimos. Ahora hay menos potencia y debemos tener en cuenta muchas más cosas que antes, cuando lo que realmente queremos los pilotos es sentir que nos metemos en una bestia que tiene un poder enorme y que nuestro trabajo es llevarla al límite pero sin perder el control.

Queremos sentir que nos metemos en una bestia con un poder enorme”

P. ¿Ve la posibilidad de recuperarse como la mejor forma de reivindicarse?

R. No creo que deba demostrarle nada a nadie, en cualquier caso sería a mí mismo. Salgo fuera y hago lo posible para ser el más rápido, no para terminar el quinto, el décimo o el 15º.

P. ¿Le han hecho distinto esas dificultades?

R. No creo que eso me haya cambiado, o al menos yo no lo noto, aunque evidentemente maduras y aprendes de todo lo malo que te ocurre.

P. ¿Hay alguna buena razón para enamorarse de esta nueva F-1?

R. [Pausa larga]. No hay ninguna. ¿Pero qué es para usted esta nueva F-1?

Es muy difícil que entre los corredores haya amistad, cada uno va a la suya”

P. El impulso de querer vender este campeonato como un banco de pruebas de los coches de calle.

R. La tecnología que se ha empleado siempre en la F-1 ha ido muy por delante de la que se pone en práctica en el día a día de la gente. Hay cosas que utilizamos aquí que nunca estarán en la calle pero también las hay que sí. Los cambios en la normativa esta vez son muchos, y si los ingenieros y los pilotos las estamos pasando canutas para entenderlo todo, imagínese qué supone para la prensa y aún más para los aficionados. Al fin y al cabo estamos aquí para que el show sea lo más vistoso posible. La F-1 tiene que ser espectacular y este año han entrado en escena varios elementos que hacen que lo sea menos.

P. Las encuestas de popularidad sitúan a Fernando Alonso y Lewis Hamilton por delante de usted. ¿Le sorprende teniendo en cuenta lo que ha conseguido?

R. Creo que es una buena clasificación. Fernando fue el primer campeón de todos nosotros, Lewis lo fue en 2008 y yo después. Los hay que tienen más popularidad de forma natural.

P. La temporada pasada, especialmente después de este gran premio [se saltó las órdenes de equipo y atacó a Webber], recibió varias pitadas. ¿Se ha propuesto recuperar a esa gente?

R. No les guardo ningún rencor. Estoy convencido de que lo que hice en su momento estaba bien y seguimos adelante, también en la relación con Mark. Nos teníamos un gran respeto el uno al otro aunque eso no significara que coincidiéramos en todo.

P. ¿Se lleva mejor con Ricciardo que con él?

R. Es diferente, no se puede comparar porque cuando yo llegué a Red Bull [2009] sabía muy poco de Mark, nos separaba la edad y mi falta de experiencia. Ahora haría algunas cosas de forma distinta a como las hice con 20 años, y cosas que hice entonces no las repetiría porque creo que son estúpidas. A Daniel le conozco desde hace mucho tiempo y casi somos coetáneos [Ricciardo es dos años más pequeño]. Pero hoy por hoy es muy difícil que entre los pilotos se creen vínculos de amistad, cada uno va a la suya. En el pasado, la F-1 era mucho más peligrosa, los había que morían en la pista, y eso unía.

Solo soy un chico normal con un trabajo que no lo es tanto. Me gusta hacer el idiota”

P. ¿Hay algo de lo que ahora disfrute que con 20 años no le gustara?

R. Seguramente, relajarme, no hacer nada. De algún modo, he tenido que aprender a disfrutar de los momentos de calma porque la temporada es muy intensa.

P. ¿Qué hace en una semana de vacaciones?

R. Parones a lo largo del año solo tenemos dos: un mes en verano y algo más en invierno. En ese caso, intento disfrutar de la calma. Con mi hija mis prioridades también han cambiado, pero básicamente hago lo que cualquier persona de mi edad: estar con mis amigos. Cada vez cuesta más verlos y no solo por mi trabajo, sino porque todos tenemos nuestras vidas y ya no nos vemos cada mañana en el cole. Intentamos encontrarnos, salir a tomar algo y divertirnos. Aunque hay que ir con cuidado porque depende del sitio al que vaya es mejor que no me vean haciendo el idiota.

P. ¿Se ve algún día dirigiendo una escudería?

R. No soy nada político, y para ser jefe de un equipo has de serlo. No creo eso esté hecho para mí.

P. Algunos de sus rivales se han comprado aviones, otros viven en castillos y otros tienen aficiones de lo más estrafalarias. ¿Entiende que haya quien vea a los pilotos como gente de otro planeta?

R. Yo solo soy un chico normal con un trabajo que no lo es tanto. La gente cree que todos los pilotos tienen mucho dinero y que sus vidas están llenas de purpurina. Pero ese no es mi estilo, yo prefiero una tarde tranquila. Me gusta hacer el idiota con mis amigos sin que necesariamente tengamos que gastar mucho dinero.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_