Larrivey, el rock hecho gol
El delantero argentino, criado en Huracán y fogueado en Italia y en México, encamina al conjunto vallecano hacia la salvación con cinco de los últimos nueve tantos del equipo
Ahora sí que estoy como quiero, en un presente a puro sentimiento. Sin vivir al compás del minutero, perdiendo al fin la noción del tiempo. Este alegato a la autoestima lo canta Piti Fernández en la canción Otra vuelta de tuerca de la banda argentina Las pastillas del abuelo. Un tema que Joaquín Larrivey (1984; Gualeguay, Argentina), delantero referencia del Rayo con cinco goles de los últimos nueve de su equipo (y nueve en total), escucha antes de cada partido. Gracias a su acierto ante la portería la distancia con el descenso de los franjirrojos es de cinco puntos, después de haber permanecido en él 19 de las 30 jornadas de Liga. “Es un pequeño rito”, dice el futbolista, que con la melena todavía mojada después del entrenamiento y con una camiseta blanca de manga corta de la que sobresalen los tatuajes de sus brazos, tiene más pinta de roquero que de futbolista.
“Con 12 años tuve que decidirme entre el fútbol y el baloncesto. Siempre practiqué los dos, pero al final me quedé con el primero porque tenía más amigos de ese lado”, confía el delantero. Pocas veces aleja la mirada para responder, pero sí lo hace a la hora de referirse a su familia. Y hay un adjetivo que repite a lo largo de la charla para definir casi todo lo que le motiva. “Tuve una infancia espectacular. Estaré eternamente agradecido a mis padres por todo lo que me dieron. Si bien siempre quisieron que estudiase, me apoyaron en todo y hoy sigue siendo una experiencia espectacular para ellos que alguien de la familia viva del fútbol”.
Llegó a Vallecas esta temporada aconsejado por Valdo, canterano del Madrid
Hijo de un dentista y una profesora, Larrivey es el tercero de cuatro hermanos. Todos viven en Buenos Aires, donde regentan un restaurante. Cuando con 20 años fichó por Huracán y tuvo que alejarse de ellos lo pasó mal. “Fue un poco difícil. Encontré un ambiente muy competitivo dentro en un mundo diferente para mí. Aun así al año ya estaba jugando en el primer equipo y fue una experiencia espectacular”, concede. Allí conoció a Antonio Mohamed, hoy entrenador del América de México, que comparte una idea de juego similar a la de Paco Jémez. “Los dos quieren que sus equipos sean los protagonistas”.
Tras conseguir el ascenso a la primera división argentina con Huracán, fichó por el Cagliari, italiano, donde las cosas se complicaron bastante. “En Italia tuve una época mala y una buena. Al principio me costó muchísimo adaptarme. No entendía nada”. Habla de dos épocas porque desde 2007 hasta 2012 vivió dos cesiones a Vélez y Colón, ambas de corta estancia, pero que le valieron para coger confianza y marcar 10 goles en su último regreso. Renovada la tarjeta de presentación recibió la llamada del Atlante, mexicano. “Fui pensando más en lo económico que en lo deportivo. Fue una experiencia complicada, una decepción”, recuerda.
En Argentina todo el mundo cree que tiene equipo para salir campeón”
Nada que ver con su aterrizaje en Vallecas esta temporada, donde llegó aconsejado por Valdo, canterano del Madrid, con el que coincidió en México. “Me dijo que más allá de la ciudad, el club estaba muy bien, que había tenido una temporada anterior espectacular. El ambiente fue espectacular desde el primer momento y qué decir de la afición”.
Hay un punto de inflexión en la temporada del Rayo que Larrivey señala sin dudar. “La derrota contra el Sevilla. Al término del partido salimos a agradecer el apoyo al público, y ellos nos demostraron que iban a estar con nosotros hasta el final”. Nada que ver con las hinchadas en Argentina. “Allí todo el mundo cree que tiene equipo para salir campeón. Por eso hay tanta ira”. Admirador de Hernán Crespo, concede el mismo respeto a Manu Ginóbili, al que define como “el Messi del baloncesto”.
Siento que el viento me sopla de nuevo al oído la frase ideal, concluye la canción que motiva a Larrivey. El gol, de nuevo, inspirado por el rock.
Los números del cambio
El tirón de Damià al pantalón de José Carlos dentro del área en El Sadar provocó que Larrivey anotara el noveno penalti a favor del Rayo en lo que va de Liga. Una cifra que coloca a los de Jémez en el primer puesto de los más favorecidos junto a Sevilla y Barcelona, también con nueve a favor, síntoma de que el conjunto rayista pisa área con frecuencia.
La última victoria ante Osasuna significó además la cuarta victoria en los últimos cinco encuentros para los franjirrojos, que han sumado 13 de los 15 puntos posibles. Gracias a esta buena racha, el Rayo ha puntuado más en los 11 encuentros de la segunda vuelta (17) que en los 19 de la primera (16). Solo en 2001-2002 mejoró esta racha con cinco victorias consecutivas. Tras la goleada del Barcelona en el Camp Nou (6-0), los de Jémez solo han encajado cinco tantos en seis encuentros, en los que ha dejando la portería a cero en dos de ellos.
El último gol de Larrivey supuso la 26ª victoria de su entrenador en los 68 partidos que ha dirigido al equipo, lo que supera a Juande Ramos (25 en 76 encuentros).
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