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El Atlético maneja los tiempos

Los rojiblancos golpean en el momento justo al Betis tras la absurda expulsión de Braian

Rafael Pineda
Gabi celebra el primer gol del Atlético.
Gabi celebra el primer gol del Atlético.Marcelo del Pozo (REUTERS)

Se dejó ir una hora. Golpeó justo después de que el Betis se disparara por enésima vez en un pie. El equipo andaluz se había quedado en inferioridad por una acción infantil de Braian y el Atlético aprovechó a la perfección su momento. La fruta acabó cayendo por su propio peso, con un disparo espectacular de Gabi que superó a Adán y le mostró al Villamarín la verdad del fútbol. El caos que es su equipo, la máquina de ganar en la que se ha convertido el Atlético, que derrotó al Betis sin despeinarse, agradeciendo los regalos de un rival digno, pero sin capacidad para competir, arrinconado en los avernos de la clasificación y deprimido por la eliminación europea ante el Sevilla.

BETIS, 0 - ATLÉTICO, 2

Betis: Adán; Amaya (Nono, m. 26), Paulao, Jordi, Chica; Juanfran, N'Diaye, Lolo Reyes (Matilla, m. 74), Juan Carlos (Cedric, m. 69); Jorge Molina y Braian. No utilizados: Sara; Varela, Vadillo y Rubén Castro.

Atlético: Courtois; Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis; Koke (Sosa, m. 83), Gabi, Mario Suárez, Arda Turan (Villa, m. 65); Raúl García (Diego, m. 59) y Diego Costa. No utilizados: Aranzubía; Insúa, Alderweireld y Cebolla Rodríguez.

Goles: 0-1. M. 58. Gabi de fuerte derechazo desde fuera del área. 0-2. M. 63. Diego Costa, de cerca, a pase de Koke.

Árbitro: Estrada Fernández. Expulsó a Braian (m. 55) por doble amarilla. Amonestó a Filipe Luis, Jorge Molina y Diego.

31.313 espectadores en el Benito Villamarín.

Fue cómodo para el Atlético, que, no obstante, pudo sentenciar el partido mucho antes. Incluso corrió sus riesgos, con un disparo de Juan Carlos al palo nada más comenzar la segunda parte que pudo complicarle el encuentro. Nada de eso ocurrió. El Betis le señaló el camino de salida a cualquier atolladero. En concreto su delantero Braian, que fue titular porque Calderón dejó en el banquillo a su mejor hombre, Rubén Castro. El uruguayo vio la segunda amarilla por mano y fue expulsado. Así de fácil le fue por Sevilla al Atlético, una parada de lo más apetecible para la voracidad del cuadro de Simeone.

Con plomo en las piernas y destrozado anímicamente tras la masacre europea, el Betis esperaba un diluvio. Se encontró apenas con una llovizna, un dominio efectivo y poco firme del Atlético, seguro atrás, pero con ese aire rácano que le suele acompañar en la mayoría de los encuentros. Realmente, el equipo madrileño juega así, ordenado, ocupando muy bien los espacios en espera de un latigazo de Diego Costa. Un control de los encuentros, que, sin embargo, le vino bien al Betis, acostumbrado a que los rivales se le tiren al cuello olfateando su debilidad.

El gol de Gabi mostró la verdad: el caos bético y la máquina rojiblanca

No obstante, el cuadro andaluz ha mejorado algo en las últimas semanas, mostrando un cierto nivel competitivo, impensable hace tan solo dos meses, cuando fue un cadáver en la visita del Madrid o un manojo de nervios ante el Athletic. El plan del Betis era simple. Esperar y esperar, dejar pasar los minutos en busca de una oportunidad y soñar con tres puntos para alcanzar ese paraíso que sería la permanencia. Ante el colista, del que le separa un mundo, el Atlético solo fue aspirante al título en defensa y organización, mucho menos fuerte cuando jugadores de la talla de Koke o Arda apenas se dejaron ver. Ante un muñeco roto, el Atlético optó por dejar pasar los minutos en espera de la oportunidad, en forma de error andaluz o de genialidad de Diego Costa. Seguramente el Atlético no tiene la calidad y capacidad del Barcelona o Madrid para desmontar defensas bien organizadas. Con todas sus limitaciones y a pesar de la lesión de Amaya o la falta de frescura de muchos de sus componentes, el Betis se plantó bien delante de Adán, con N’Diaye barriendo para su equipo todo balón suelto.

Diego Costa dispara a la portería de Adán.
Diego Costa dispara a la portería de Adán.Jorge Guerrero (AFP)

A falta de ese pizca de imaginación con la que desmontar la barricada andaluza, el Atlético sí anotó un gol legal. A los 23 minutos, Diego Costa remató de fábula dentro del área para hacer un tanto que fue invalidado por un inexistente fuera de juego. El error arbitral no se puede controlar desde el laboratorio de Simeone. Tampoco que Costa, haga lo que haga, sea culpable o inocente, lleve a las gradas al paroxismo. Su duelo con Paulao sonó a venganza de la temporada pasada. El bético creyó que Costa le había empujado contra la valla de publicidad y enloqueció. A la jugada siguiente mereció la expulsión por un plantillazo monumental en el muslo del nuevo internacional. Curiosamente, la gresca le vino bien al Betis, capaz de llegar al descanso sin recibir un gol, viviendo del error del juez de línea y de su orden defensivo, sorprendido por plantar cara a un todo un aspirante al título.

Con la victoria, los de Simeone mandaron un mensaje de resistencia al RealMadrid y al Barcelona

El partido tuvo una acción clave, la única de peligro en verdiblanco. Juan Carlos envió el balón al palo para asustar al Atlético, quien decidió que ya estaba bien de jugar andando. Enfadados, los de Simeone dieron un paso adelante. Llegó la expulsión de Braian y el disparo de Gabi. Seco, de dentro hacia fuera. Un golazo fuera del alcance de Adán, de lo poquito digno que tiene el Betis. El derechazo de Gabi acabó con el encuentro y silenció al Villamarín, que decidió tomarla con el árbitro. De paso, mandó un nuevo mensaje a los grandes. Oculto en su trabajo y en su pegada, el Atlético resiste y quiere seguir peleando por la Liga. Tras el gol de Costa, además, el Atlético tuvo ya piedad con este Betis que tiene pinta de Segunda y que completó una de las semanas más duras de su historia tras la debacle ante el Sevilla.

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