La espalda atenaza a Nadal

La medicina dice que el problema nace en los rescoldos que quedan de un edema óseo con sobrecarga en la columna. La pista, juez implacable, habla de un fantasma que ha abierto una brecha por la que entran las dudas en la mente de Rafael Nadal, vencedor por 2-6, 6-4 y 7-5 de Radek Stepanek en su debut en el Masters 1000 de Indian Wells pese a que la espalda le hizo llegar al límite contra un tenista de 35 años. El checo tuvo tres bolas de break para dar un paso de gigante en la tercera manga (2-6, 6-4, 2-3 y 0-40). El español cometió ocho dobles faltas, su récord negativo en partidos a tres sets, y solo ganó el 39% de los puntos lanzados con el segundo servicio, donde sufre porque intenta arquear la espalda para lanzar la pelota con efecto. El número uno mundial, que defiende el título y ya cedió la final del Abierto de Australia encadenado por las lumbares, no se anduvo con paños calientes. Admitió que tiene un problema.

“No logré nada gracias a mi servicio en el partido”, dijo en rueda de prensa. “Todavía no tengo la confianza al ciento por ciento en ese golpe. Va mejor que en Río [su último torneo, que ganó], pero todavía temo un poco por si me hago daño de nuevo al sacar. Después de Río, no saqué en los entrenamientos durante 10 días. Habrá que encontrar una solución, porque sin servicio… Ha sido duro. Podría haber pasado cualquier cosa pero al final jugué bien”.

No tengo la confianza al ciento por ciento con el servicio. Temo por si me hago daño”

En Brasil, Nadal, de 27 años, volvió a someterse a pruebas médicas, buscando imágenes de la espalda que le dieran las seguridades que no le transmitían sus sensaciones. Incluso sobre arcilla, fue un tenista atacable sobre su segundo saque, uno de los terrenos que normalmente le han distinguido en la lucha contra los mejores. La transición de Río a Indian Wells, previo paso por Cozumel (México), no aclaró la situación. El número uno intentó beber de la confianza que debía proporcionarle su segundo título del curso. Se entregó sin aparentes reparos a los entrenamientos sobre cemento, al buceo y al dolce far niente de las jornadas disfrutadas sobre un bote en el mar. La victoria brasileña, sin embargo, no despejó los fantasmas de la espalda.

“Para Rafa siempre es importante ganar un torneo, aunque no sea de los grandes”, explicó sobre el triunfo brasileño Francis Roig, el técnico que acompaña al campeón de 13 grandes en Indian Wells. “Hay que recordar que casi no se había entrenado por el tema de la espalda y que las condiciones de mucha humedad no son especialmente favorables para él”, explicó por email el entrenador. “En Indian Wells, Rafa se siente muy cómodo por las pistas, el clima, el lugar, que es muy tranquilo… y la pelota vuela bastante sin que la pista sea muy rápida. Creo que es lo que mejor le va. Realmente se está entrenando muy duro”.

Nadal es el mejor especialista del planeta en auparse desde el sótano al ático de su juego en el escaso margen que deja un torneo. En su carrera abundan los ejemplos de citas en las que empezó con dudas y acabó con brillos. Ahora, con el peligroso Dolgopolov en el horizonte (tercera ronda, probablemente la madrugada del lunes al martes), el español se enfrenta a un escenario desconocido en su carrera: defender un título sobre cemento con dudas en la cabeza y el cuerpo, perseguido por un fantasma que nació en Melbourne, creció hasta hacerle renunciar al torneo de Buenos Aires, le acompañó en forma de vendaje durante su triunfo en Río y sigue con él en California, haciéndole vacilar. Nadal juega en Indian Wells, pero vive pensando en qué será de él hoy y mañana si no le da tregua la espalda.