El Granada luce sus virtudes

Con la victoria horas antes del Valladolid ante el Barça que encarece el descenso, al Granada le iba la vida en el partido. Necesitaba la victoria el conjunto de Alcaraz ante el Villarreal y lo hizo sacando a relucir sus virtudes, el estilo contragolpeador que le proporciona más puntos como visitante que ejerciendo de local, sin la obligación moral de tener que llevar el peso del partido ante los suyos. Poderoso en el físico e intenso en el despliegue, el Granada concedió el esférico al Villarreal al que le faltó pasión y temple para traducir con pragmatismo un falso dominio, ocasional y discontinuo, tan aparente como insustancial. Cayó en la trampa el equipo de Marcelino que necesita volver a encontrarse si no quiere perder la posición europea que aún ocupa. Coge aire de nuevo el Granada esperando hallar la regularidad que le aleje definitivamente del descenso que mantiene a cuatro puntos.

Una arrancada de Uche hasta la cocina de Roberto, fue el primer aviso de un Villarreal sin Giovani y con Bruno ejerciendo de central por las bajas de Musacchio y Dorado. Fue casi el único. Lucas Alcaraz también tuvo que prescindir de Piti lesionado. A pesar de las significativas ausencias, ambos equipos contaban con potencial suficiente como para preocupar al rival.

De inicio, hizo valer el Villarreal su mejor criterio con el esférico. Un dominio inocuo y efímero. Al conjunto de Alcaraz le quedaban las contras. Y en una de sus primeras salidas del conjunto local, Riki provocó un penalti de Bruno cuando el delantero le quedaba pocas opciones de sacar nada productivo de la acción. Por el centro y con tranquilidad, Fran Rico adelantaba al Granada en el marcador. En la jugada posterior, la polémica alcanzó al área de Roberto. La internada de Óliver Torres fue aparentemente abortada por Riki en falta. El colegiado sacó la infracción fuera del área cuando la acción tuvo lugar dentro. Ambas jugadas resultaron dudosas y trascendieron en el desarrollo del partido. El Granada acentuó su verticalidad y, pasada la media hora de juego, aumentó su rédito con un largo pase al espacio que El-Arabi aprovechó a la carrera dejando atrás a la pareja de centrales amarillos.

Tras el descanso, recurrió Marcelino a Cani que volvía a los terrenos de juego tres meses después por una lesión de rodilla que se alargó más de lo previsto. Y el guión siguió siendo el mismo. La entrada de Perbet y de Pantic, adelantando la posición de Bruno tampoco fue la solución. El Villarreal tuvo el balón y no supo qué hacer con él. Cuando lo dispuso el Granada tuvo las cosas más claras y le alcanzó para lograr tres puntos que le mantienen prudencialmente alejado del descenso.