Una lección de fe
El Sevilla, bien guiado por Rakitic, sorprende a la Real con un gol de Gameiro a la contra cuando el equipo vasco se sentía dominador
Corría el minuto 91. La carrera en defensa que se pegó Rakitic para cortar una internada de Xabi Prieto es de las que consolidan a un líder. El capitán del Sevilla guió a su equipo para lograr un triunfo muy sufrido ante una Real que se durmió en los laureles tras su gran victoria frente al Barcelona. Se vio sorprendida por la fe de un Sevilla que jamás se rindió y que supo aguantar los mejores minutos de su rival, sobre todo en el segundo tiempo. Cuando los vascos dominaban, Emery metió a dos delanteros, un crío de 17 años, Carlos Fernández, y Gameiro.
La apuesta le salió redonda porque el delantero francés sorprendió en un contragolpe para anotar el gol del triunfo y el canterano ofreció pinceladas de mucha clase. Luego tocó sufrir y defender, como hizo Rakitic para conducir a sus compañeros hacia la victoria. La Real, algo acomodada, echó de menos a Vela, muy castigado por los defensores del Sevilla. Griezmann lo intentó en dos ocasiones, pero Beto le tapó los caminos del gol. Muy poco para ganar en Nervión, un estadio que conserva su mística.
SEVILLA, 1-REAL SOCIEDAD, 0
Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Fernando Navarro, Alberto Moreno; Carriço (Gameiro, m. 72), Trochowski (Cristóforo, m. 45); Diogo, Rakitic, Reyes (Carlos Fernández, m. 69); y Bacca. No utilizados: Varas; Cicinho, Jairo y Marin.
Real Sociedad: Bravo; Zaldua, Ansotegi (Aguirretxe, m. 80), Íñigo Martínez, José Ángel; Bergara, Zurutuza (Rubén Pardo, m. 46); Griezmann, Elustondo, Canales (Xabi Prieto, m. 69); y Vela. No utilizados: Zubikarai; Mikel González, De la Bella y Castro.
Gol: 1-0. M. 77. Gameiro, a pase de Diogo.
Árbitro: Hernández Hernández. Amonestó a Zaldua, Fazio, José Ángel, Íñigo Martínez, Griezmann y Alberto Moreno.
Ramón Sánchez Pizjuán. Unos 28.000 espectadores.
Más que con seriedad, el Sevilla se tomó el duelo ante la Real como si se tratase de una auténtica final. Los de Emery están obsequiando a los suyos con un curso muy irregular. Si bien la cuarta plaza es una quimera, el empuje del Valencia y el Levante les hizo afrontar el choque ante la Real con una necesidad casi extrema en defensa de la ya europea séptima plaza. Espoleados por ese afán, el Sevilla cuajó unos primeros minutos plenos de fuerza, con acciones que retratan a los equipos que dirige Emery. Es decir, anticipación, intensidad y juego directo en busca de Bacca.Tres premisas básicas a las que la Real respondió con toque y conducciones, aunque con escaso peligro sobre la meta de Beto.
Entre el juego feroz del Sevilla y el más pausado de la Real se impuso, por el momento, el vértigo de los andaluces. Bravo, que ya se había lucido en un magnífico lanzamiento de Rakitic, tuvo suerte en una jugada que retrató los buenos y corajudos 30 minutos de Sevilla. Anticipación de Fernando Navarro, pase en largo de Rakitic e intensidad en la pelea de Bacca. El colombiano se hizo con un balón imposible para dejárselo en ventaja a Reyes. El lanzamiento del fino extremo fue a la escuadra.
Si esa jugada, la de más peligro de los andaluces, retrató al Sevilla, la Real respondió con otra que también lo define. Vela, harto de no rascar bola, se metió en el centro del campo para asistir a Griezmann, rapidísimo en el desmarque, se topó con Beto, tan veloz como el francés a la hora de taparle. Curioso el caso de Vela, un presunto delantero que huyó del área para ofrecer entonces una majestuosa visión de juego. Ese pase a Griezmann fue la mayor aportación del mexicano, bien marcado por Fazio. Vela se movió con más peligro retrasando su posición, ahí donde el renqueante Trochowski raramente llegaba o Coke acudía desbocado, como en el minuto 32, cuando le hizo un estúpido penalti a Zurutuza.
Emery se la jugó con la entrada de Carlos Fernández y Gameiro
Cansado tras su arreón inicial, pues mantener ese ritmo en la presión está al alcance de muy pocos equipos, el Sevilla se calmó. La Real pasó a dominar más el balón, aunque siempre le faltó profundidad. Se creyó el dominador del partido y se equivocó. Con Carriço lesionado, Emery pobló de delanteros su equipo con el joven Carlos Fernández y Gameiro. Dominaba la Real e incluso gozó de una buena ocasión Griezmann, salvada por Beto.
Al equipo de Arrasate lo zarandeó un contragolpe del Sevilla, tan inesperado como letal. Diogo vio la entrada de Gameiro, que penetró como un cuchillo en la defensa de la Real, muy blanda. Un gol que premió el atrevimiento de Emery y la modorra del conjunto realista, que se sentía dominador del partido y fue fulminado por un rayo, Gameiro, y los regates de un niño con mucho futuro, Carlos Fernández.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.