El día que Jesé sobrevoló a Isco
A la sombra del canterano, el malagueño pasa de fichaje revelación a actor secundario
El fútbol es un juego de misterios y de símbolos. Los futbolistas —y los aficionados— son supersticiosos. Confieren a ciertos detalles un valor mágico que excede, con mucho, su valor deportivo. Algo de eso ocurrió en El Sadar el 15 de enero, cuando el Madrid se impuso por 0-2 a Osasuna en los octavos de la Copa. Mediaba la segunda mitad cuando Jesé recibió un pase de Xabi y encaró a su marcador tirándose el balón largo, para correr por la banda derecha. La pelota llegó a las inmediaciones de Isco, que fue a buscarla instintivamente, quizá sin advertir la velocidad a la que se aproximaba Jesé. El canterano iba lanzado, impulsándose con zancadas cortas, clavando los talones, volando. Iba tan rápido que si Isco no se frena en seco lo arrolla. Pasó como un avión hacia la línea de fondo, centró, y Di María empalmó para meter el segundo gol (0-2).
En el banquillo y en el campo, los suplentes y los titulares madridistas no se quedaron admirados del gol tanto como de la jugada previa. Lo percibieron como un empujón de Jesé a Isco. Un gesto que invitó a la hilaridad. Durante días bromearon recordando el momento significativo en el que Jesé le hizo sentir a Isco que el verdadero crack era él.
Isco Alarcón vive sus peores momentos desde que juega en Primera. Después de comenzar la Liga como titular y meter cuatro goles en las primeras cinco jornadas, el malagueño, de 21 años, se ha instalado en la reserva. Su entrada en el minuto 83 del derbi de Copa, cuando el Madrid iba ganando por 3-0, fue juzgada por sus compañeros como la clase de señal que los entrenadores envían a los jugadores a los que quieren bajar los humos. Isco, por su parte, jugó a su aire. Sus colegas observaron que, quizá presa de un sentimiento de agravio, no prestó la más mínima atención a las órdenes de Ancelotti.
“Isco encuentra más dificultad en el 4-3-3”, dice Carlo Ancelotti para justificar su suplencia
Dicen los empleados de Valdebebas que a Ancelotti nunca le entusiasmó Isco pero que, sin embargo, muchas veces le dio la titularidad por deferencia hacia Florentino Pérez, porque el presidente impulsó su fichaje el verano pasado. El entrenador del Madrid siente que ayudó al jugador incluso anteponiéndole a los intereses del equipo. Hubo un tiempo, al comienzo de la temporada, en el que los veteranos contemplaron la rápida prosperidad del malagueño como un síntoma de lo que llaman “politiqueo”. La sensación de que Isco gozaba de la protección de los poderes fácticos del club arraigó cuando trascendió un rumor que retumba: Florentino Pérez le había prometido que jugaría siempre. Eso comentó el propio Isco a sus amigos de selección durante la Eurocopa Sub 21 de Israel, época en la que negoció su fichaje por el Madrid.
El Getafe, en caída libre
La última victoria del Getafe en la Liga se pierde en el calendario. El 29 de noviembre del año pasado, el conjunto de Luis García derrotó al Levante en la 15ª jornada con un gol de Pedro León y, desde entonces, comenzó una caída libre que le ha llevado a acumular la peor secuencia de resultados en sus 10 años de historia en Primera.
El conjunto azulón lleva seis derrotas y dos empates en sus últimos ocho partidos (con un pésimo balance de cuatro goles a favor y 15 en contra) y tan solo ha sumado cinco puntos de los últimos 36 posibles. Una racha negativa que comenzó justo tras firmar el mejor tramo en la máxima categoría con 18 puntos de 24 posibles entre la jornada 4 y la 11. Una temporada ciclotímica que tiene al conjunto azulón cerca del precipicio.
Sin embargo, el cuestionado Luis García (cumple 100 partidos al frente del Getafe) lleva tres temporadas y media entrenando en Primera, ha disputado 10 partidos como local en Liga ante Barça, Madrid y Atlético y solo ha perdido tres —con un balance de 15 puntos ganados sobre 30 posibles—. El Coliséum nunca fue territorio propicio para el Madrid. Allí ha jugado en nueve ocasiones con cuatro victorias, cuatro derrotas y un empate.
Isco llegó al Madrid por 30 millones de euros, convencido de que se convertiría en un hombre importante en el equipo. El transcurso de la competición le desengañó. Ahora se siente marginado. Sus compañeros aseguran que debajo de su aparente modestia esconde la arrogancia propia de los futbolistas que se consideran figuras rutilantes. A menudo le oyen quejarse del entrenador y en los entrenamientos exhibe una indolencia que, entre profesionales, se interpreta como un desafío a la autoridad.
Ancelotti echa sal en la herida poniéndole de falso nueve, posición en la que no se desempeñaba desde que era juvenil. Preguntado por la paulatina desaparición de Isco de las alineaciones, el técnico señala lo evidente: el Madrid encontró el equilibrio con otros jugadores.
“Creo que es sobre todo un motivo táctico”, observa Ancelotti, “porque Isco tiene más dificultades para entrar en este sistema de 4-3-3. El partido que jugó contra el Atlético en la posición de Benzema lo hizo muy bien. Él puede jugar así; incluso puede hacerlo como centrocampista en el 4-3-3. Pero está claro que la posición ideal para él es la de trescuartista o medio ofensivo, y en el 4-3-3 encuentra más dificultad. Es un problema puntual porque el futuro de Isco es claro y su pasado también ha sido bueno porque marcó muchos goles al principio de la temporada cuando el equipo no estaba bien. Entonces nos ayudó a coger puntos. Es serio, profesional, y no tiene problemas. Claro que no está contento pero contra el Atlético demostró que está preparado. Se entrena muy bien”.
Ancelotti, que públicamente es generoso, le ve bien como falso nueve pero no faltan compañeros que creen que en esa posición Isco queda en evidencia. Hoy en Getafe (17.00 horas) a la punta volverá Benzema y, en ausencia de Cristiano, la banda izquierda será de Jesé. No costó 30 millones de euros. No costó más que su manutención y su sueldo de canterano. En El Sadar, sin embargo, dio un empujón de autoridad.
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