Otro gran rival para Fernández
El ruso Plushenko, una de las estrellas eternas del patinaje mundial, brilla más aún a los 31 años
No hace falta entender de un deporte para que algo impresione. Tampoco tiene que gustar el ballet para que viendo al Bolshoi se sienta que es algo grande. Las competiciones de los Juegos empezaron antes de la apertura oficial con todas las tensiones fuera, pero con maravillas dentro. Volvió el patinador ruso Yevgeny Plushenko y se confirmó su delfín, el japonés Yuzuru Hanyu. Malas noticias para Javier Fernández porque el podio individual estará muy caro si al final Plushenko es otro enemigo. Y mientras los cuádruples y triples sobre el hielo se repetían en el Palacio Iceberg, sucedía algo parecido en otro debut del snowboard, el slopestyle. Los 1440 y 1080, giros ya en grados, cosas de las modernas tablas únicas. En los baches del esquí acrobático (como sobre dunas, y ya las dos tablas clásicas) la estadounidense Hannah Kearney empezó a encaminar su segundo oro tras Vancouver 2010.
El programa invernal aún tiene margen sobrado para añadidos, a diferencia del abarrotado veraniego, que apenas se mueve entre variantes o sustituciones. Por ello, como sucede con el fútbol, por primera vez hasta tres pruebas se adelantaron. Pero no fue un relleno, aunque se tratara de calificaciones. Gracias a eso se agrandó el escenario y se aparcaron muchas cosas.
Patinaje artístico
La agenda de mañana
- Españoles hoy en competición: Laura Orgué en skiahtlon, esquí de fondo, a 11.00 (siempre Teledeporte), y Víctor Lobo en biathlón de 10 km sprint, a las 15.30.
- Finales en snowboard slopestyle masculino (desde las 9.40), 5.000m de patinaje de velocidad (12.30) y moguls femenino (modalidad de esquí acrobático, 15.00).
- Comienza el hóckey femenino con EEUU-Finlandia (9.00) y Canadá-Suiza (14.00), el luge (15.25) y el patinaje artístico por equipos (16.45).
- Programación en Teledeporte de 7.50 a 0.00.
El patinaje por equipos es una de las 12 nuevas modalidades. Hasta ahora solo había pruebas individuales, masculinas y femeninas, la de parejas, y la de danza (variante en la que los patinadores apenas se separan y no hay saltos). La Federación Internacional de Patinaje se ha apuntado al crecimiento y ha juntado las cuatro para otra prueba conjunta. El primer día hombres y parejas y el segundo mujeres y danza en el programa corto. Se gana por suma de puntos en cada prueba. De 10 a uno los 10 países participantes y solo los cinco mejores disputan ya la final en el programa libre.
Plushenko, una de las grandes estrellas del patinaje de todos los tiempos, volvió a admirar a sus 31 años y mil lesiones. Fue oro en Turín 2006 y plata en Salt Lake City 2002 y Vancouver 2010, donde literalmente los jueces le robaron el segundo título. Abrió la sesión, todo un símbolo, y solo fue superado tras la mágica serie de cuádruples y triples por la última luminaria, el espigado Hanyu, de 19 años. El también entrenado por el exmedallista canadiense, Brian Orser, como Fernández, es un junco asombroso. Patrick Chan, el canadiense y teórico gran dominador, falló dos saltos y ya no lo es tanto.
Snowboard
Las tablas han pasado de tres modalidades a cinco. Querían ser como el esquí clásico, igual que el esquí acrobático, y la invasión de los X Games era inevitable. La espectacularidad es un hecho, y los modales, también. No se suele ver a los esquiadores alpinos después de un descenso escupir chicle. O meterse con un colega como ha sucedido con Shaun White, doble oro olímpico. La gran estrella de la que fue modalidad inicial del snowboard, el halfpipe (las acrobacias en una pista en forma de media cuba), se lesionó en una caída recientemente y se volvió a caer en Sochi entrenándose. Iba a participar también en el nuevo slopestyle, que combina en una bajada tres pasos deslizando por unas estructuras metálicas y tres saltos al final. Pero decidió que no estaba en condiciones. No es un santo, pero se confirmó el guirigay. El canadiense Max Parrot, unos de sus grandes rivales, le acusó en Twitter de hacer siempre lo mismo cuando ve que no puede ganar. Estilo discutible que quizá sólo tuvo un tal Alberto Tomba, tan excepcional en todo. Aunque entonces no había Twitter.
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