Modric para todo
El croata ha reprimido con éxito su instinto de media punta para amoldarse al medio centro
Luka Modric lleva un año haciendo buenos partidos con el Madrid. El tiempo suficiente para ganarse la consideración de sus compañeros, de su entrenador, y, finalmente, del público, que el miércoles le aclamó agradecido por su actuación frente al Atlético. Una labor minuciosa que descubrió al pequeño croata ofreciéndose a todos para darle salida al juego por el eje central del campo con una variedad de recursos que incluyó la conducción, el regate, y el pase, en corto y en largo, abriendo a bandas o filtrando al interior, cambiando de frente o volviendo a empezar.
Decían los jugadores del Madrid al acabar el encuentro que Simeone dispuso a su equipo para repetir el procedimiento que siguió el Athletic en Bilbao. El plan consistió en superpoblar el medio campo para ahogar a Alonso, Modric y Di María. Se trataba de crear superioridades con el auxilio constante de Raúl García, Diego, Turan, Koke y Gabi, y así desbordar la primera línea de presión madridista. Comentaban en el vestuario del Bernabéu que si la teoría de Simeone no coincidió con la práctica fue un poco por azar, porque Insúa desvió a gol un tiro de Pepe que iba fuera, y porque los volantes del Madrid hicieron una tarea formidable. Una tarea en la que destacó Modric por su movilidad incansable y por la determinación con que obró. Jugó tan seguro de sí mismo como suelen hacerlo los balcánicos.
El jugador ofrece una gran variedad de recursos: regate, pase largo y corto...
“Yo me siento muy bien”, dijo tras el partido. “Pero lo importante es que el equipo juega cada día mejor. Estamos mejorando mucho y necesitamos continuar así. El Atlético es un gran equipo pero hoy no los hemos dejado jugar. Si jugamos en el Calderón como en el Bernabéu estaremos en la final”.
A Modric lo apodan Pony por su estatura reducida y por esa melena como crin de palomino. Habla con voz grave y se expresa en un español correcto, con el aplomo de quien se siente capaz de liderar un equipo. A sus 28 años cuenta unas cuantas capitanías de Croacia en su historial y asume responsabilidades con naturalidad. Su entrenador, Carlo Ancelotti, lo vislumbró desde la pretemporada en Estados Unidos: ahí había madera de interior. Más madera que la que podía ofrecerle Isco.
Tiene una capacidad fantástica para progresar con el balón” Ancelotti, técnico del Madrid
“Creo que la habilidad de Modric consiste en esa capacidad fantástica para progresar con el balón”, manifestó el entrenador italiano cuando antes del derbi le preguntaron por qué el volante estaba siendo tan determinante. “La posición que está teniendo en este momento le da la posibilidad de moverse con el balón rápido, porque tanto el medio derecho como el izquierdo pueden jugar adelante. Además, se ha acostumbrado a jugar en el Madrid. Porque para todos los jugadores el primer año en un nuevo club, en una nueva cultura, en un nuevo fútbol, no es tan fácil de asimilar”.
Ancelotti sostiene que Modric no es un volante central nato. El técnico juzga que su naturaleza es de media punta y solo haciendo un esfuerzo por adaptarse consigue cumplir con las funciones propias del centrocampista. Hay partidos en los que se deja llevar por su instinto y se descuelga, olvidándose de las marcas y del deber de protección de su defensa. En otros partidos, como en la ida de la semifinal de Copa contra el Atlético, se disciplina. Reprime su impulso aventurero para dedicarse a pensar en términos estratégicos. Baja a ayudar a Alonso, hostiga a los contrarios, y representa con oficio el papel de administrador general.
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