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Llull y Rudy tumban a la bestia

El Madrid derrota al Maccabi tras contener la embestida de Schortsanitis gracias a la hiperactividad del escolta y el arrebato final del base, que sentenció con dos triples consecutivos

Faustino Sáez
Sergio Llull entra a canasta ante Rice
Sergio Llull entra a canasta ante RiceP. P. MARCOU (AFP)

La mastodóntica presencia de Sofoklis Schortsanitis sacudió hasta el extremo el parquet del Palacio de los Deportes y exigió como nunca al subcampeón de Europa, que ganó un duelo de campeonato. Los 150 kilos de la mole griega del Maccabi pusieron en un brete al Madrid de Laso que necesitó sacar toda su furia para defender su fortín y reafirmar su candidatura a la Euroliga ante un rival de peso y enjundia que llegaba invicto tras cuatro jornadas del Top 16. Llull fue el encargado de tumbar a la bestia con uno de sus febriles arrebatos de pasión y puntería que llevó al éxtasis a los 11.814 espectadores que asistieron a la pelea de gladiadores.

El marcador reflejaba un 66-66 a falta de 3m 20s después de una contienda de la máxima exigencia física. Cada ataque había sido una batalla, cada rebote una refriega, cada bloqueo una escaramuza; hasta que el intrépido Llull se elevó sobre el amasijo de choques, músculo, sudor y encontronazos para resolver el duelo. El menorquín anotó los ocho últimos puntos de su equipo en el partido con dos triples consecutivos y dos tiros libres que atajaron definitivamente la rebelión del conjunto de Blatt. Un robo de balón a Hickman completó la faena (20 puntos, cuatro asistencias y cinco faltas recibidas) y devolvió al Madrid al liderato de su grupo, que ahora comparte con el CSKA y el propio Maccabi.

Hasta llegar al borde del precipicio, el encuentro fue una epopeya, un partido sísmico; con Schortsanitis ejerciendo el papel de malvado y todo el Madrid intentando contener su embestida. En la hoja de servicios del coloso apenas aparecerán 15 puntos, cinco rebotes y seis faltas recibidas, pero en su haber quedarán decenas de bloqueos, una intimidación inabarcable y una brega en la pintura que hizo temblar la pizarra de Laso.

Real Madrid, 74 - Maccabi, 68

Real Madrid: Llull (20), Rudy Fernández (16), Darden (6), Mirotic (9) y Bourousis (2) —quinteto inicial—; Draper (2), Sergio Rodríguez (8), Felipe Reyes (8), Dani Díez (0), Slaughter (3) y Mejri (-).

Maccabi Tel Aviv: Hickman (11), Ohayon (3), Smith (4), Pnini (15) y Tyus (6) —quinteto inicial—; Rice (4), Ingles (7), Blu (3), Landesberg y Schortsanitis (15).

Árbitros: Sasa Pukl (Esl.), Srdan Dozai (Cro.) y Roberto Chiari (Ita.). Eliminado Pnini en el Maccabi.

11.814 espectadores en el Palacio de los Deportes.

Lideró la resistencia Rudy Fernández, más polifacético e hiperactivo que nunca (16 puntos, ocho rebotes y tres asistencias), inmenso en las ayudas para sujetar a Sofo. El escolta fue el primero en ensayar la escapada con dos carreras al contragolpe que desmontaron la efervescencia inicial del Maccabi agitada por la batuta de Hickman (16-8, m. 6) y acudió antes que nadie al reto que le planteó Ingles desde el perímetro.

Pero además de piernas, la contienda requería músculo y colmillo. El Madrid comenzó esquivando el cuerpo a cuerpo con dinamismo y destreza, despoblando la pintura y abarrotando el perímetro. Sin embargo, a cada arreón de los blancos respondía Blatt reclutando a Schortsanitis que destartalaba la defensa local en su arremolinado intento de frenarle. No fue el día de Bourousis y ni siquiera compareció Mejri, así que fueron Felipe y Slaughter los que se remangaron bajo los aros. Ellos y, sobre todo, Rudy (nadie rebañó más rebotes que él).

Rudy Fernández lideró la resistencia y estuvo más polifacético e hiperactivo que nunca capturando ocho rebotes

Se disparó la tensión del partido con el pique entre el mallorquín e Ingles, con una técnica a Laso por protestar a los colegiados (36-31, m. 18) y con una riña en el banquillo visitante entre Sofo y Vujcic, uno de los técnicos del Maccabi. Pero a la vuelta de la caseta el conjunto israelí transformó las tiranteces en intensidad defensiva. Rápidos y rocosos, los de Blatt se amurallaron atrás y encontraron a Pnini adelante (tres de tres en triples, en ese tramo; cinco de siete al final). Una canasta de Hickman puso disparó las alarmas del Palacio (48-55, m. 26). Sin la habitual inspiración de Sergio Rodríguez, ni la cuota de aportación de Mirotic, ni el fusil de Carroll (de nuevo ausente por problemas en una rodilla), el Madrid apretó los dientes y las tuercas y se aferró a su defensa (con varias zonas). El primer y único triple de Rudy en el partido completó la remontada y volvió a dar la iniciativa a los suyos (60-59, m. 34).

Se alargó la intriga hasta el final; justo hasta que surgió la figura de Llull para completar la titánica pelea de su equipo, que llevado en volandas por una afición desatada, sacó un orgullo de campeón en una apasionante batalla.

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.

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