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“Fui una tenista muy fría”

Chris Evert, campeona de 18 grandes, analiza cómo ha cambiado el tenis y recuerda su rivalidad con Navratilova

J. J. M.
Chris Evert saluda a Martina Navratilova tras ganar Roland Garros en 1985.
Chris Evert saluda a Martina Navratilova tras ganar Roland Garros en 1985.CORDON

Chris Evert (1954, EEUU), campeona de 18 grandes, habla con la velocidad de una metralleta. Es un día caluroso en Melbourne, y parece que acabara de salir de la pista, porque se oculta bajo una gorra de béisbol y tiene a mano las gafas de sol deportivas. La exnúmero uno mundial, que estrena su labor como embajadora de la Copa de Maestras de la WTA en Singapur, sumó 18 grandes y alcanzó 34 finales de la categoría (más que ningún tenista en la historia) oculta bajo una máscara que impedía que traslucieran sus emociones. Hoy sonríe abiertamente, hace de la entrevista una conversación, y gesticula para avisar de lo que viene: el futuro, dice, está en Asia.

Pregunta. El tenis vive de grandes rivalidades. Usted jugó 80 partidos contra Martina Navratilova (37-43) y formó una de las mayores rivalidades de todos los tiempos. ¿En qué eran distintas?

Respuesta. Éramos diferentes: ella sacaba y subía y era agresiva; yo jugaba desde la línea de fondo y contraatacaba. Ella era muy emotiva, yo era muy fría y estaba siempre en calma. Ella era muy física, con un cuerpo, una fuerza… físicamente era mejor atleta que yo, mientras que siento que mentalmente yo era mejor que ella, más fuerte. Ella venía de un país comunista, yo de EEUU. No podíamos ser más diferentes. Es divertido.

P. ¿Cómo es ahora su relación?

R. Ahora tenemos más cosas en común. Entonces, ella atrajo a su propio grupo de seguidores al tenis, y yo atraje al mío. Eso sentó las bases de una rivalidad muy interesante. Éramos muy diferentes en todo. Esa es la base de una gran rivalidad.

P. ¿Por qué Serena Williams no ha encontrado a nadie con la que establecer un pulso así? Está a un grande de alcanzarle a usted.

R. Serena es una atleta con un talento físico fenomenal. Tiene una potencia que ninguna otra jugadora tiene. Además, se mueve bien. Su primer saque es lo que la separa del resto. Las otras chicas… ¡Mire a Azarenka y a Sharapova! Tienen problemas para mantener su propio saque. Sufren durante todo el juego. Serena tiene el lujo de no sufrir nunca con su servicio.

P. ¿Qué diferencia la mente de una campeona como Navratilova, usted o Serena de la de un tenista normal?

R. La necesidad de conseguir la victoria. El hambre. Un hambre que no todo el mundo tiene. Y la concentración: la habilidad de permanecer en el presente, en ese momento concreto, en cada punto. Mantener esa concentración durante tres o cuatro horas es muy difícil.

P. ¿Hay que ser egoísta para llegar a ser un campeón?

R. Tienes que estar absorto en ti mismo. La gente tiene que encargarse de todo para que juegues a tu mejor nivel. No me gusta la palabra egoísta porque se puede interpretar que luego, fuera de la pista, eres egoísta… y no es eso, sino concentrarse en uno mismo durante los torneos.

P. ¿No echa usted de menos variedad en el juego?

R. Estamos empezando a ver más variedad. Cuando Serena comenzó a dominar, todo empezó a girar alrededor de la potencia desde la línea de fondo. Ahora creo que las jugadoras se han dado cuenta de que para ganarla tienen que inventarse otro plan de juego, y que están empezando a mezclar un poco más. Veo a Azarenka o a Li Na subiendo más a la red; a otras chicas que empiezan a usar más las dejadas; y a Radwanska, que usa globos. Se ve más tacto y ángulos cortos, un juego más completo.

P. Una palabra para definir a Billie Jean King.

R. Líder.

P. ¿Y a Jennifer Capriati, el prodigio adolescente que asombró al mundo en los 90?

R. Incomprendida.

P. Roger Federer.

R. Artista.

P. Rafael Nadal.

R. Guerrero.

P. El español y usted forman quizás la pareja de mejores jugadores de la historia sobre arcilla. ¿Qué tienen en común?

R. Haber crecido en tierra, paciencia, consistencia, no fallar y saber resbalar muy bien.

P. Muchos campeones sienten vértigo al colgar la raqueta. ¿Usted?

R. Para mí fue fácil: tenía niños (tres). Para los hombres es más difícil. Las mujeres nos podemos casar, tener hijos... Para mí es importante mantenerme ocupada. No hice nada los 10 últimos años, porque me dediqué a mis hijos. Ahora están en la Universidad. Creo que Asia va a ser el punto caliente del tenis femenino en los próximos años, gracias en gran parte a Li Na. Y tengo mi propia Academia: por ejemplo, Cibulkova (finalista en Australia), se entrenó allí seis semanas antes de venir aquí. Es importante mantenerse ocupado. ¿Qué otra cosa voy a hacer? ¡No quiero ser como una patata en el sofá!

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Sobre la firma

J. J. M.
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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