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El Madrid defiende su pegada

Los madridistas amagan con golear pero acaban con aprietos ante un revitalizado Espanyol

Ramon Besa
Los jugadores del Madrid celebran el gol de Benzema
Los jugadores del Madrid celebran el gol de BenzemaVicens Gimenez (© Vicens Gimenez)

El Madrid juega en Cornellà-El Prat como en el Bernabéu, también ayer en la Copa, como hace diez días en la Liga. A excepción de la suplencia de Xabi Alonso, no hubo más concesión en la alineación de Ancelotti, ni siquiera con Isco y Jesé, el equipo se afiló en la cancha como si la eliminatoria se jugara a un solo partido y los aficionados blancos acudieron en masa al estadio del Espanyol. El partido se presentaba de nuevo como un ejercicio de resistencia para la plantilla de Aguirre. El de anoche no duró ni media hora en el marcador: Benzema cabeceó un balón peinado por Bale en la posición de delantero centro después de un centro de Arbeloa, habilitado por Modric. Al igual que pasó en la Liga, no hubo más novedad: un día le vale la testa de Pepe y al siguiente le alcanza con la de Benzema. Y, como pasó también entonces, el Madrid no supo rematar el partido y acabó entregado a la bravura del Espanyol.

Espanyol, 0 - Real Madrid, 1

Espanyol: Casilla; Raúl Rodríguez, Sidnei, Moreno, Capdevila; Víctor Sánchez, Abraham; Torje (Córdoba, m. 76), Lanzarote (Álex, m. 46), Pizzi (Stuani, m. 89); y Sergio García. No utilizados: Germán; Víctor Álvarez, Javi López y Colotto.

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Modric, Illarramendi, Di María (Xabi Alonso, m. 72); Bale (Jesé, m. 91), Benzema (Isco, m. 77) y Cristiano. No utilizados: Diego López; Nacho, Carvajal y Morata.

Gol: 0-1. M. 25. Benzema, de cabeza.

Árbitro: Clos Gómez. Mostró la tarjeta amarilla a Sergio Ramos, Víctor Sánchez y Abraham.

Estadio de Cornellà-El Prat: 30.837 espectadores.

Jugó a resolver el equipo de Ancelotti, organizado alrededor de Illarra, de nuevo movido por Modric, un futbolista de una flexibilidad y plasticidad asombrosa, cada vez más decisivo en la mecánica del juego del Madrid. El toque del croata y la capacidad de intimidación de los tres delanteros madridistas es tan notoria que los contrarios se vencen de manera irremediable, antes o después, unas veces por el acierto de Cristiano y en otras por la puntería de Bale o Benzema, anoche especialmente intervencionista, muy pintón.

A partir de una misma formación, el Madrid se ha estabilizado como equipo y funciona en cualquier competición, incluso en las de ida y vuelta, en ataque y también cuando conviene en defensa. Muy poco tuvo que decir de salida el Espanyol, salvo lamentar la pifia de Pizzi, solo frente a Casillas, después de una asistencia preciosa de Sergio García, el jugador franquicia del Espanyol. Marró un tiro fácil Pizzi y respondió el Madrid con el tanto del excelente Benzema. Resignados, los blanquiazules se tornaron en un equipo manso, incapaces de tener la pelota y también de contener al Madrid, mucho más interesado en el encuentro, seguro con sus dos centrales, bien colocado en la cancha, dispuesto a satisfacer las cuestiones colectivas y las personales como el récord de imbatibilidad de Casillas, ahora situado en 608 minutos. La superioridad del Madrid anunciaba una goleada y, sin embargo, Casilla aguantó al Espanyol.

El conjunto de Ancelotti se ha estabilizado como equipo y funciona en las dos áreas

El descanso fue un alivio para los blanquiazules, entregados a las rotaciones, disminuidos en la pizarra y en la cancha, sabedores de que su torneo es la Liga: no hay más plan que el del día a día. Aguirre supo reactivar ayer al equipo con la entrada de un centrocampista con una buena lectura del juego como Álex Fernández. Mejoró en la presión y la conducción el Espanyol. A punto estuvo Torje de sacarle un penalti a Di María, sacrificado como interior izquierdo, y Sergio García remató muy ajustado al poste derecho de Casillas. Viven los blanquiazules de las paradas de su portero y del talento de su delantero centro, suficiente en muchas jornadas para poner en aprietos al adversario, también al Madrid.

No tapaba bien Marcelo, desgastado y perdido, y el partido dejó de ser un monólogo madridista para convertirse en un ir y venir, un terreno abonado también para Cristiano Ronaldo, Bale y Benzema. Muy fino, el delantero francés solo se venció en el tiro ante el omnipotente Casilla. Ya no hubo más noticias del Madrid. No llegó el gol de Cristiano ni el de Bale, más rematador que jugador, desenganchado de la contienda.

Los blancos llevan seis partidos sin encajar un gol, lo que no sucedía desde la 94-95

Aunque no perdió el control del partido, el Madrid cedió poco a poco el sitio en la cancha, se desfondó Modric y a Ancelotti no le quedó más remedio que recurrir a Xabi Alonso e Isco, inocuo como falso delantero centro, sin dejar huella en la cancha. El Espanyol se animó con los cambios, sobre todo con la entrada de Córdoba, excelente en la descarga y aguante del cuero, un delantero que estira al equipo, atropella al contrario, genera ocasiones. Habilitado estupendamente por Sergio García, Córdoba estuvo listo en el desmarque a espaldas de los centrales y se plantó frente al portero después de un buen control del cuero. Casillas le ganó en el mano a mano al colombiano, incansable, poderoso como un búfalo, rematador hasta la última jugada. Arrambló Córdoba y el Madrid fue exigido de manera reiterada, a veces desde el barullo y la confusión —se reclamó un penalti por manos de Illarra— y en otras con el remate de Álex y Abraham.

No cedió el Madrid, que ya lleva seis partidos sin tomar un gol —no lo conseguía desde la 94-95—, muy serio y también afortunado y convencional, sin pudor a la hora de ganar tiempo para asegurar un marcador que le pone la eliminatoria en franquicia con vistas a Chamartín, el objetivo marcado desde la alineación de Ancelotti. Aguirre por contra se corrigió con los cambios y el Espanyol acabó por batirse con dignidad y hombría, aspirante a un resultado todavía mejor que a una derrota mínima, resultado que algún sector blanquiazul firmaba antes de jugar el partido.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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