Estrellas y empresarios
Federer y Nadal invierten en agencias de representación de jugadores
“Hola, soy Roger Federer”. Igual que si las presentaciones fueran necesarias, el campeón de 17 grandes estrecha una mano en un pasillo antes de enfrentase hoy a Kavcic por un puesto en la tercera ronda. A los 32 años, el suizo es un maestro de las relaciones públicas, uno más de los talentos que pondrá al servicio de Team8, la agencia de representación que acaba de abrir junto a Tony Godsick, su agente de siempre. Solo otro tenista tiene el carisma y la proyección global para emprender esa aventura: Rafael Nadal, que formó su compañía con Carlos Costa. Una cosa separa ambos proyectos. Mientras el del mallorquín, que la pasada madrugada jugó con Kokkinakis, cuenta con dos adolescentes, el del suizo ha fichado a Del Potro y Dimitrov. La apuesta de Federer, según las grandes agencias, abre la posibilidad del conflicto de intereses.
“En estos momentos, Roger es un cliente, no un socio en activo. Hay conflictos de intereses en todo lo que haces, se trata de cómo se resuelven y de cómo esté uno dispuesto a hacerlos públicos”, explica Godsick. “Yo querría que él nunca dejara de jugar al tenis, pero eso pasará en algún momento. Cuando ocurra, participará de una forma más activa en el negocio y creo que tendrá incluso más éxito que en la pista: es maravilloso con la gente, se siente cómodo moviéndose por el mundo y entre diferentes culturas”, continúa. “Este es un negocio global. Hay conflictos en todas partes en la vida, y no creo que este sea uno. No es un problema. Mi antigua firma [IMG] es dueña de torneos y derechos televisivos, representa a jugadores y comentaristas…”, sigue. “Somos una agencia-boutique, selecta, que no es para todo el mundo. Buscamos iconos, también en otros deportes. Federer es una leyenda. Del Potro es el único que ganó a todos los grandes en 2013, y alguien tendrá que ganar grandes trofeos en el futuro. En Dimitrov vemos mucho potencial”.
El proyecto del tenista suizo cuenta con Del Potro y Dimitrov y el del español se centra por ahora en promesas
Esta es la versión de la competencia, de las grandes agencias que pueden llevarse hasta un 15% de los acuerdos que ayudan a firmar: que los torneos y patrocinadores que quieran contar con uno de esos tres tenistas saben que el éxito o fracaso de la negociación podría afectar a sus tratos con los otros dos; y que podría ser poco estético que el suizo, el argentino y el búlgaro jueguen entre ellos. “Los jugadores son contratistas independientes y libres de estructurar sus negocios como quieran”, dijo un portavoz de la ATP.
En la empresa de Nadal están el chileno Garin, número 386 y campeón junior de Roland Garros, y Munar, campeón con España de la Davis junior. Dos aspirantes con los que difícilmente se cruzará. “Para Rafa esto es un proyecto de futuro, lo que no significa que no esté involucrado en las decisiones e informado de todo”, explica Costa. “Creemos que el deportista tiene que tener un trato más directo y personal, y que eso no está peleado con llegar a acuerdos con grandes empresas del sector”.
Mientras Federer canturreaba y veía cómo Novak Djokovic le propinaba un 6-0, 6-4 y 6-4 a Mayer, Dimitrov, con el que comparte agencia, se paró a hablar con una señora. Esta le explicó que conocía desde hacía mucho a los socios del suizo. “Lo sé”, dijo el búlgaro muy serio. Le habían mentado al jefe.
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