Tinkov frustra el sueño de Samuel
Se tuerce a última hora el fichaje apalabrado del asturiano por el equipo de Contador
Hubo un momento en el Tour de 2011 en el que, vista su compenetración, su colaboración y su conjunción táctica en ataques sorpresa en descensos vertiginosos (y solamente obviando su comportamiento pardillo que permitió a Pierre Rolland levantarles la victoria en el Alpe d’Huez), en el que más de uno pensó que los verdaderos hermanos que daban color a la carrera no eran los luxemburgueses Fränk y Andy Schleck, hermanos de sangre que acabaron segundo y tercero en el podio tras Cadel Evans, sino Alberto Contador y Samuel Sánchez, hermanos de vida, que no solo compartían entrenador sino también visión de la jugada: acabaron quinto, Contador, y sexto, en aquel Tour.
Por eso, por su buena relación, no ha habido estas últimas semanas muchos que no dudaran que el futuro del ciclista asturiano, una vez cerrara definitivamente los dos años de contrato que aún le ligaban al desaparecido Euskaltel, pasaría obligatoriamente por el Tinkoff-Saxo, el equipo de Contador. Y así le parecía incluso al propio Samuel, que había llegado a un acuerdo verbal que solo se haría oficial una vez resuelto el contrato con Euskaltel. Sin embargo, desde ese momento, y mientras el ciclista asturiano pasaba unas semanas de estancia en Dubái, dos hechos se produjeron que, combinados, le hicieron declarar al asturiano hace unos días una frase pesimista: “La historia se ha complicado...”.
Lo que ocurrió entre medias fue, por un lado, la compra del equipo de Contador a Bjarne Riis por el millonario ruso Oleg Tinkov, dueño único ahora del conjunto y de la toma de decisiones, y por otro, el positivo por clembuterol de su corredor australiano Michael Rogers.
Por un lado, ante Tinkov, cuyo negocio consiste en vender tarjetas de crédito y que hará que su equipo, antes llamado Saxo-Tinkoff, invierta el orden de sus patrocinadores, Contador no cuenta con el ascendente de que gozaba con Riis. El empresario ruso, voluble y volcánico, no escondió durante el pasado Tour lo poco que le gustaba la forma en que lo peleaba el ciclista español. Por otra parte, Tinkov ha emprendido la tarea de rusificar la plantilla que solo cuenta con tres rusos entre los 28 ciclistas que la componen.
Y aunque el positivo de Rogers puede quedarse en un mal sueño si el australiano consigue demostrar que la comida china que ingirió durante el Tour de Pekín es la causa, Tinkov, muy molesto, no ha dudado en apartarlo inmediatamente del equipo hasta que no se resuelva el caso. Esta molestia le sirve de argumento al empresario para profundizar en su intención de no confiar tanto en corredores veteranos (Samuel Sánchez, campeón olímpico en Pekín, cumplirá 36 años en febrero) sino en un rejuvenecimiento de su plantilla.
“Ahora solo me queda ser paciente y esperar”, dice Samuel, quien no desespera de encontrar un buen equipo que le quiera, aunque prácticamente todos los conjuntos del WorldTour tienen cerradas sus plantillas. Quizás su futuro pase definitivamente por Dubái, un país que se está despertando al ciclismo y cuenta con grandes posibilidades económicas. Después de un año como ciclista en un equipo que allí se está formando con ambiciones, la segunda temporada pasaría a desempeñar tareas técnicas y directivas, iniciando en el desierto su segunda carrera en el ciclismo. “Espero que el regalo que no me ha llegado por Navidades me llegue en Reyes”, dice. “La última cosa que quiero hacer es retirarme así, dejar de correr porque no he tenido otra elección”.
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