Un punto de insatisfacción
El Celta firma un empate tras un inicio nesfasto en el que pudo ser goleado
Iban 22 minutos de partido y en los ocho anteriores Osasuna había generado cinco ocasiones clamorosas de gol. Marcó una de ellas, otra se fue al palo y el resto al limbo en un festival que desnudó el desastre defensivo que acecha al Celta y le impide crecer.
Hay un Celta con la pelota y otro sin ella y éste es vulnerable por tierra, mar y aire. Se sabe, se teme y se explota, pero hacía mucho tiempo que esa carencia no quedaba en evidencia de manera tan continuada y palmaria durante un breve lapso de tiempo. Osasuna llegó al gol por donde nadie debe permitirlo, entre los centrales, por bajo y tras una simple pared entre Riera y Armenteros y cinco futbolistas celestes de meros observadores.
CELTA, 1-OSASUNA, 1
Celta: Yoel; Jonny, David Costas, Fontás, Aurtenetxe; Borja Oubiña; Augusto (Bermejo, m. 82), Rafinha, Krohn-Dehli (Álex López, m. 70), Orellana (Nolito, m. 63); y Santi Mina. No utilizados: Sergio; Cabral, Toni y Madinda
Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Loties, Flaño, Damià; Puñal, Lolo; Cejudo, Armenteros (Onwu, m. 77), Torres; y Oriol Riera. No utilizados: Riesgo; Echaide, Satrústegui, Oier, Loé y José García.
Goles: 0-1. M. 16. Armenteros; 1-1. M. 33 Lolo, en propia puerta.
Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Flaño y Damià.
Unos 18.750 espectadores en las gradas de Balaídos.
Entre los reproches de los más exigentes y el corajudo apoyo de los más orgullosos, el Celta se levantó tras el zarandeo, percibió que seguía con vida y se agarró al hilo del partido. Creció con la pelota, con la paciencia que no siempre muestra. Con calma, encadenó tres pases y se sintió mejor porque frenó la sangría que tenía en la retaguardia. Fue a más básicamente por dos motivos: había tocado fondo y tenía por donde emerger. Santi Mina, que suplía al sancionado Charles en la punta, le dio salida y siempre mostró recursos no siempre aprovechados. Pero sobre todo se activaron para entrar en juego los talentos que jugaban tras él. Llegó el empate antes del descanso. El Celta lo encontró tras un centro de Rafinha que tocaron Augusto y Lolo de forma tan leve como venenosa para la meta de Osasuna.
Luego, el partido fue otro. Sin mucho ritmo, pero más cerrado. Sin tantas llegadas al área. O lo que es igual: sin errores. La iniciativa la tomó el Celta, al que trató de avivar Luis Enrique con las incorporaciones de Nolito y Álex López, dos habituales de la titularidad. Pero no lo consiguió. Osasuna le dio validez a un empate que le deja en puestos de descenso durante el parón y mantiene fuera de ellos al Celta, pero cuyo valor en la suma final está por ver.
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