El regate de Neymar desmitifica al Celtic
El Barça gana y convence y el delantero brasileño, reconciliado con el gol, se desmelena con un triplete ● Piqué abre la goleada ante un rival sobrepasado y marcan Pedro y Tello
El regate de Neymar acabó con la leyenda defensiva del Celtic en el Camp Nou. Los zagueros escoceses se plegaron como fichas de dominó cada vez que el 11 del Barça se arrimó al área de Forster. No hay suerte futbolística más efectiva para vencer a las zagas numantinas que el dribling, recurso habitual de los delanteros brasileños, por supuesto también de Neymar. Ambrose soñará mientras viva con los quiebros del delantero azulgrana, estupendo desde que Piqué descerrajó la tapia levantada por Lennon, el mismo que denunció a Neymar en Glasgow por exagerar la patada que provocó la expulsión de Brown. Apenas tiraron un centro los azulgrana, como aguardaban los escoceses, y en cambio contaron media docena de goles, la mitad firmados por Neymar.
Barcelona, 6 - Celtic, 1
Barcelona: Pinto; Montoya, Mascherano, Piqué, Adriano; Sergi Roberto, Busquets (Song, m. 73), Xavi; Alexis (Tello, m. 63), Neymar (Dongou, m. 80) y Pedro. No utilizados: Oier; Puyol, Iniesta y Jordi Alba.
Celtic: Forster; Lustig, Ambrose, Van Dijk, Matthews (Stokes, m. 82); Brown, Biton (Commons, m. 69), Ledley, Boerrigher; Samaras y Pukki (Mulgrew, m. 46). No utilizados: Zaluska; Baldé, Atajic y Fisher.
Goles: 1-0. M. 7. Piqué. 2-0. M. 40. Pedro. 3-0. M. 44. Neymar. 4-0. M. 48. Neymar. 5-0. M. 58. Neymar. 6-0. M. 72. Tello. 6-1. M. 88. Samaras.
Árbitro: S. Karasev. Amonestó a Brown, Sergi Roberto y Matthews.
54.342 espectadores en el Camp Nou.
El Celtic siempre había sido un equipo difícil y desagradable en la etapa de bonanza del Barcelona. Igual que el Rubin Kazán. Los rivales más sencillos jugaban como los peores enemigos en el Camp Nou. Las cosas han cambiado desde que el Barça ha perdido singularidad y ganado convencionalidad, momento por tanto para la normalidad. Los chicos de Martino despacharon sin pestañear a la muchachada de Lennon. El partido fue un regalo en plena transición futbolística del Barça, tiempo para discutir sobre alineaciones, sueldos, lesiones, denuncias y el futuro Camp Nou. La carga ambiental perdió cualquier trascendencia ante la completa actuación del Barça y sobre todo del excelso Neymar, aclamado por la hinchada del Camp Nou.
No es fácil explicar el misterio del Celtic. Apenas gana partidos, difícilmente marca goles, es el último del torneo en el número de pases y, sin embargo, mantiene su credencial de mal enemigo, se supone que por negar a los rivales. Acostumbrados a jugar sin balón, los escoceses se baten en la defensa de su portería y se conforman con forzar córners, admirables como son en el juego directo y de estrategia. Ayer, sin embargo, se vencieron muy pronto, a la salida precisamente de un saque de esquina remachado por Piqué, ahora mismo goleador, portavoz, líder y rey del mambo. Piqué es el amo, Alexis ejerce de agitador y el papel de artista corresponde naturalmente a Neymar, felizmente reencontrado con el gol, por fin figura en ausencia de Messi.
La recuperación y la presión se expresaron en la agresividad de Alexis y Pedro
Los azulgrana gobernaron la contienda a partir de la recuperación y la presión, expresadas en la agresividad de Alexis y Pedro, para después exhibirse con el desequilibrio de Neymar. El hilo de juego sigue siendo Busquets. A partir del medio centro, el Barça controló muy bien el partido y edificó un triunfo incontestable, solo mancillado al final por el gol del honor de Samaras, que si no repitió fue por la intervención de Piqué, que igual defendía que atacaba, presente en las dos áreas, convencido de su buena estrella. La omnipresencia del central y de Neymar disimularon la aseada actuación de los volantes, Xavi y Sergi Roberto, imperceptibles por el ruido de los goles y al tiempo decisivos por la sutileza con la que interpretaron el encuentro.
Mezcló bien el Barça, su juego tuvo continuidad de principio a fin, y resolvió cuantas preguntas le planteaba la noche: ganó y convenció el equipo y goleó Neymar. El brasileño tardó en aparecer en la cancha, difuminado y desenfocado cada vez que se descolgaba para recibir la pelota, ofuscado por su interés en reivindicarse como goleador, confuso porque no se sabía si jugaba de falso 9 o de 11. Incluso pareció fuera de forma mientras mandaba Piqué. A la que adelantó su posición, se presentó ante Ambrose y Van Dijk y barrió el frente de ataque, Neymar se dio un atracón de fútbol. Asistió a Pedro en el 2-0; marcó el tercero a puerta vacía, habilitado por Montoya; metió el cuarto con la zurda en una acción iniciada por Xavi y anotó el quinto, obra cumbre de la noche por el surtido de gestos técnicos; el sexto del equipo llegó de rebote por intervención de Tello.
Sorprendido, debilitado por la suplencia de Commons, el alma y goleador del equipo con 12 tantos, el Celtic no encontró antídoto contra Neymar, excelente en el regate, el cambio de ritmo, las bicicletas, los caños, los taconazos, y también en la definición. El 11 no solo se supo ganar los espacios con su regate sino que funcionó como goleador. El dinamismo de Neymar confundió a los escoceses, que se habían preparado para tapar los centros, negar los pases interiores y combatir el juego de posición, dispuestos a jugar un partido de 90 minutos en 30 metros, el fútbol natural del Barça. Mudan los azulgrana, ayer más naturales, normales si se quiere, y en cambio más resolutivos.
Los goles ayudan a combatir la nostalgia y la melancolía en tiempos de espera y transición, neutralizan la cháchara y también la discusión fuera del campo, y vienen que ni pintados para preparar citas más difíciles como el sábado ante el Villarreral. Ayer, de momento, el Barça encontró a Neymar en lugar de que Neymar encontrara al Barça.
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