“No quiero renovación ni nada”

Florentino Pérez siempre pensó que de todos los jugadores de la plantilla del Madrid el más bravo en el campo sería el más tímido a la hora de presionar para negociar una renovación de su contrato. El presidente consideró que todos los reclamos que le pudiera hacer Sergio Ramos se desvanecerían ante la evidencia de la incapacidad del jugador para buscarse otro club. Si hay un madridista fascinado con la idea de heredar el lugar de mitos como Pirri o Camacho, líderes carismáticos de otros tiempos, ese es el defensa sevillano. Conocedor de la vena sentimental del muchacho, fue el propio Pérez quien, con la ayuda de los medios de comunicación, abrió una crisis pública para frenar sus pretensiones contractuales. La maniobra fue un éxito completo. Ramos se pasó el partido intentando meter un gol para dedicárselo al mandatario y al final acabó entregándole una camiseta en señal de respeto y reconciliación. Este detalle, curiosamente, pretendió ser un acto privado pero alguien desde el club lo filtró a la prensa para que se lo preguntaran al jugador cuando salía del vestuario. “Sí”, admitió Ramos, “son gestos que salen. Lo hice por la buena relación que tenemos con el presidente. He tenido ese gesto con él con una dedicatoria especial”.

Florentino Pérez debió marcharse a dormir feliz después de la noche vivida en el Bernabéu. Primero, Magnus Carlsen, campeón mundial de ajedrez y devoto madridista, honró a la afición con el saque de honor del partido. Después, Gareth Bale, la mayor apuesta deportiva de Pérez esta temporada, dio un pase de gol y metió un hat trick. Finalmente, su segundo capitán entregó las armas antes de que se insinuara que pretendía rebelarse. Ramos dio la perfecta imagen de hombre sometido a la disciplina del club con el que tiene firmado un contrato hasta junio de 2017.

Nunca ha habido un insulto o un desprecio. Firmaría ya para retirarme aquí” Sergio Ramos

“Yo me siento un privilegiado de estar en el mejor club del mundo”, dijo el central, recién duchado y perfectamente peinado, envuelto en un grueso jersey de lana. “La historia lo demuestra. Me siento orgulloso y pienso solo en fútbol, y en poder alcanzar mi mejor nivel para poder retirarme aquí el día de mañana, si Dios quiere”.

Le preguntaron qué pensaba de las declaraciones de Pérez diciendo, hace un mes, que él ganaba lo mismo que Casillas y el único que superaba sus ingresos era Cristiano. “Son cosas que no entro ni a valorar”, replicó el futbolista. “No sé si esto lo ha dicho el presidente o no porque prácticamente vivo en una especie de burbuja. Solo pienso en fútbol. Solo me preocupa mi equipo y mejorar día a día. Lo que se diga no debe perjudicarme. Ni críticas, ni halagos. Yo estoy muy tranquilo. He discrepado con el presidente alguna vez igual que cuando discuto con mi padre o con mi hermano”.

El fichaje de Bale, que cobra entre 11 y 13 millones de euros netos al año, generó una ola de inquietud en el seno de la plantilla porque rompió algunos supuestos del régimen salarial. A la semana, Cristiano, que ganaba 10 millones, pasó a ganar 20. Ramos, que gana entre cinco y seis, se sintió discriminado.

“Las cosas que le he dicho al presidente se quedan para él y para mí”, comentó Ramos. “Son temas personales. Desde el primer año yo he tenido reuniones con él a solas y nunca ha pasado nada. Ese cariño y ese respeto es mutuo y para nada ha habido un insulto o un desprecio. Yo no quiero ni renovación ni nada. Yo firmaría ya para poder retirarme aquí. ¡Encantado! Ojalá pueda retirarme aquí. Este es un club que junto con el Sevilla me ha dado mucho y los llevo en el corazón”.

El jugador también explicó que se lleva muy bien con su entrenador, a pesar de que le criticara en público por el error que le costó la expulsión contra el Galatasaray. “Mi relación con Ancelotti siempre ha sido buena”, dijo. “Aquí en el Madrid siempre se sacan las cosas de contexto. Este club tiene eso. Pero estamos encantados con él”.