“Es triste, me han dicho a la cara ‘Tú te dopas’, pero me voy limpia”
María Vasco, la única atleta española medallista olímpica, habla sobre su carrera y sobre el presente y futuro del atletismo
Y ahora, con 37 años, ha empezado a correr. Su fiel compañero de fatigas, London, un precioso perro de caza, un braco de Weimar que le regalaron antes de su quinta y última cita olímpica, y con el que suele salir a entrenarse, debe de haberse sorprendido como tantísimos vecinos de Viladecans (Barcelona), acostumbrados toda la vida a verla marchar. María Vasco, la única atleta española que ha subido a un podio olímpico, bronce en los 20 kilómetros marcha de los Juegos de Sidney 2000 y en el Mundial de 2007 en Osaka, ha decidido retirarse. La catalana reconoce un punto de masoquismo. Después de 27 años de practicar una disciplina tan exigente y específica como la marcha, está decidida a iniciarse en el maratón, probablemente con el de Nueva York dentro de un año. Y piensa comprarse una bicicleta para practicar el duatlón. Y si no se decanta por el triatlón, como su pareja, Javier Lorente, es porque nunca le ha gustado la natación. Asegura que le duelen los abductores debido a que ha aminorado sus entrenamientos y, en lugar de 160 kilómetros semanales, recorre la mitad. “Ahora hay que buscarse un trabajo porque no soy como un futbolista y no puedo vivir de lo que he ganado”, dice sonriente. Distinguida por su depurada técnica, se enorgullece de que solo la han descalificado una vez, “y de manera injusta”. No guarda un buen recuerdo de su posado desnuda para una revista. “Tras los Juegos de Sidney, me quedé sin patrocinadores. Quise reivindicar el deporte femenino, no se nos hacía caso. No me gustaron las fotos ni la entrevista”.
Pregunta. ¿Cómo lleva los primeros días de jubilada del atletismo?
El que da positivo debe ser suspendido de por vida. Dos años no es nada
Respuesta. Cuesta asimilarlo. Hasta ahora pensaba que no era suficientemente reconocida. A veces se olvidan un poco de los deportistas, y más en el caso de la marcha. Solo se habla cuando llegan los grandes eventos. Hasta cuesta que se valore una medalla olímpica; a veces, a mí misma me cuesta. En ocasiones, mi pareja y mis amigas me comentan: ‘Tendrías que valorar un poco más lo que has conseguido’. Me considero una persona humilde, no voy por la vida diciendo que he hecho historia, que soy la única atleta española que ha logrado una medalla olímpica.
P. ¿Ve un relevo para los atletas de su generación?
R. Estamos ante un grupo de atletas que tienen que madurar. Hay que darles tiempo, llegarán. Tal vez se ha perdido un eslabón, hay mucha diferencia entre los que nos vamos y los que vienen detrás. Pero es que para estar en la élite hay que trabajar al 100% y, con lo poco que recibimos, es difícil. Yo desde los 20 años he estado siempre a tope. La marcha requiere por narices dos entrenamientos cada día, mañana y tarde, no hay otra.
P. En Sidney, tras ganar la medalla, dijo: “Si tengo un hijo, le diré que no se dedique a esto”. ¿Lo mantiene?
R. Entreno a una niña de nueve años y se me cae la baba. Me da la sensación de que soy yo de pequeñita. Lo lleva innato. Aquella frase fue en el momento. No voy a decirle que no haga marcha, aunque si puedo ponerle una raqueta en la mano se la voy a poner. Pero lo primordial siempre es que haga deporte, porque te da unos valores que no te los dan ni en la calle ni en otros muchos sitios.
P. ¿Ha llegado a sus límites?
El palmarés
Juegos Olímpicos de Sidney (2000): Bronce en 20 kilómetros marcha
Copa de Europa de marcha de Cheboksary (2003): Bronce en 20 kilómetros marcha
Copa del mundo de marcha de Naumburg (2004): Bronce en 20 kilómetros marcha
Mundial de Helsinki (2005): Cuarta en 20 kilómetros marcha
Mundial de Osaka (2007): Bronce en 20 kilómetros marcha
Copa del Mundo de Chihuahua de marcha (2010): Oro en 20 kilómetros marcha
R. A quien más miedo he tenido ha sido a mí misma. Me he distinguido por una enorme capacidad de sufrimiento. Y, sí, he llegado al límite porque he competido no al 100%, sino al 200%. Alguna vez he pensado: ‘A ver si me voy a quedar en el asfalto’. Lo pasé fatal en los Juegos Mediterráneos en Almería. Nos deshidratamos y llegué haciendo eses a la meta. Intenté ser fuerte. Acabé segunda. Después de subir al podio me desmayé. Estaba realmente mal, no para palmarla pero… Me tuvieron que poner suero y me costó días recuperarme. Fue una locura. Siempre me han dicho que compito hasta el extremo. De mí nunca se puede decir que no le he dado todo, y a veces, hasta me he pasado.
P. Algunos o muchos, en esa situación han recurrido al dopaje.
R. Es triste. Miras alrededor y… Yo, como mucha gente, me he llevado chascos con muchos deportistas por este asunto. Han sido tantos mazazos que algunos han llegado a decirme a la cara: ‘Tú te dopas’. Pero no. Me voy limpia. He sabido estar en un primer lugar, en un quinto y en un décimo. Es muy complicado estar siempre en las medallas, pero he tenido constancia. Siempre he estado en contra del dopaje. Te fastidia saber que has competido contra gente que iba dopada. Mi conciencia está tranquila. A veces el deportista quiere tener un nivel que no puede aguantar y acude a quien no tiene que acudir.
P. ¿La han tentado con algún producto prohibido?
A quien más he temido ha sido a mí misma. He llegado al límite
R. No. He recurrido a la homeopatía, todo muy natural, me he cuidado mucho y he mantenido una buena alimentación. Hay que saber cuál es el límite humano. Jamás he pagado un médico.
P. Pero todos salen salpicados.
R. Al final nos meten en el mismo saco. Yo creo que el que da positivo tiene que ser suspendido de por vida. Dos años no es nada. Aun escarmentándoles, continúan. Es una pena, están ensuciando a todo el deporte español.
P. Otra cuestión es cómo se ganan la vida. El bronce olímpico apenas le dio para pagar un Opel Corsa...
R. Aquellos Juegos me marcaron mucho. Quedas tercera y el premio son 18.000 euros. Comparas con Barcelona 92, y ves que Dani Plaza cuando se jubile cobrará 600.000 euros. Mis padres me habían pagado el coche y se lo pagué a ellos. Fue una birria. Yo pillé la Olimpiada pobre.
Lo primero que ha de cambiar en el atletismo es Odriozola. Hay que renovarse, y él lo sabe
P. Tampoco cuentan con clubes que les remuneren bien.
R. Ha costado mucho. El atletismo cada vez sale menos en televisión. Entiendo que el patrocinador no te coja. Es el pez que se muerde la cola. Los clubes no te pueden aportar grandes cantidades. Firmé tres años por el Blanc-i Blau y al segundo ya no me pagaron y como todo es verbal...
P. Fundó su propio club.
R. Estaba cansada de otros clubes que no me aportaban nada. Ahora está parado. En Viladecans no hay pista de atletismo ni la va a haber. Los niños se entrenan en una recta del campo de béisbol y los miércoles van a la pista del Sant Boi, al pueblo de al lado. Es una pena. Si no se hizo una pista en su tiempo, con el montón de atletas de élite que han salido de aquí… Por terrenos no será.
P. ¿Usted entrena?
R. Solo a una niña, Erika Duro. Es particular. También entreno a personas pero no con vistas a competir. No me apetece entrenar a alguien con metas muy altas. Eso lo dejo para los entrenadores profesionales.
P. ¿Necesita un cambio el atletismo?
R. Por supuesto. Lo primero que tiene que cambiarse es el presidente, el señor Odriozola. Son muchos años. De la misma forma que los atletas nos vamos renovando, hay que renovarse. Ha cambiado el equipo técnico y el seleccionador de marcha, pero no el presidente. Con este hombre nunca he tenido nada. Nunca me han regalado nada. He hecho las marcas que se me exigían, jamás me han regalado una beca y he sido una atleta limpia. Se nota que tiene sus preferencias por ciertos atletas. El año pasado, cuando yo ya tenía el puesto ganado, hizo que tuviera que jugarme la plaza para los Juegos con Julia Takacs. Creo que hace falta una renovación y él lo sabe. Desde que me he retirado no he recibido ni una llamada.
Se ha perdido un eslabón. Hay mucha diferencia con los atletas que vienen detrás
P. ¿Su mejor carrera?
R. Me siento orgullosa de la de los Juegos de Pekín. Seis días antes sufrí una contractura. Me dijeron que no me podía entrenar. Y yo estaba para ganar medalla. Pero me dije que iba a ir, como siempre, a por todas. A los 18 kilómetros no me sentía la musculatura. Llegué quinta, pero hice el récord de España.
P. ¿Su mayor decepción?
R. En los Europeos de Barcelona [retirada por lesión]. Era en mi casa y sentí que defraudaba a muchísima gente. Me fastidiaron los nervios, mi punto débil.
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