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México se da una alegría a costa de Nueva Zelanda

La selección del Piojo Herrera vence 5-1 al débil combinado oceánico y sella medio pasaporte al Mundial de Brasil

Juan Diego Quesada
Miguel Herrera, seleccionador de México
Miguel Herrera, seleccionador de MéxicoSAÚL RUIZ

El volcánico Miguel Piojo Herrera cantó bingo a la primera. México doblegó con facilidad a la débil Nueva Zelanda (5-1) y selló medio pasaporte para el Mundial de Brasil. El entrenador del América, encargado de reconducir a un equipo que parecía extraviado en la Concacaf, guió a los suyos en su debut hacia una victoria abultada, con el delantero Oribe Peralta como referente, y devolvió la fe a una selección acostumbrada últimamente a los disgustos.

El plantel de Herrera se desplegó en un Azteca a rebosar con la pasión de un meritorio. Al fin y al cabo su entrenador lo es. La federación no le ha asegurado todavía que vaya a dirigir al Tri en el campeonato del mundo. Con ese carácter interino y dada las urgencias de un país presente habitualmente en las competiciones internacionales, los muchachos del Piojo, que había prescindido de los mexicanos que juegan en Europa, presionaron en toda el campo desde el primer minuto. Ahí, con Peña y Medina en la manija y con los laterales abriendo el campo, comenzó el acoso a Moss, el portero neozelandés, al que estaba por caerle una tunda.

Lentos y pesados, los neozelandeses se agolparon alrededor de su área. Los muchachos de Ricky Herbert, quejosos antes del partido de la altura y del frío que les había recibido en la Ciudad de México, no habían viajado desde tan lejos para ofrecer un recital de violín. Lo suyo fue el pelotazo y el trazo grueso. Intentaron montar alguna contra pero Woods, su jugador más adelantado, no tenía piernas para tanto. Se fueron 2-0 al descanso. Los oceánicos crearon algo de peligro a balón parado y en algún que otro córner, aunque nada que asustase de verdad al sufrido seguidor mexicano.

En el entretiempo la federación homenajeó a los sub 17, subcampeones del mundo en su categoría, a ritmo de The Killers. Quizá por eso los del Piojo salieron como un tiro. Miguel Layún, punzante durante todo el encuentro, rompió por la izquierda, pisó la línea de cal y centró a Peralta. El delantero del Santos Laguna solo tuvo que hacer un gesto sin balón para rematar a placer y dejar sentado al gigantón Vilechic, un central de 37 años que trabaja de lunes a viernes en una tienda de ropa deportiva. Peralta, que hacia las veces de Chicharito Hernández, hizo a continuación el cuarto, el segundo en su cuenta, y Rafael Márquez, el exjugador del Barcelona, sumó el quinto a la salida de un córner. El Káyser de Michoacán no tiene el brío de antes pero el oficio de defensa lo conoce al dedillo.

Nueva Zelanda acortó distancias a cinco minutos del final, demasiado tarde para pensar en la remontada. Era un espejismo. A esas alturas habían echado manos de Marcos Rojas, un chileno nacionalizado apodado por la prensa australiana el Kiwi Messi. No hubo noticias suyas, tampoco del resto de sus compañeros.Los primeros minutos de Herrera como seleccionador convencieron hasta los más escépticos pero queda la duda de si se lo pusieron demasiado fácil los neozelandeses, un caramelo para cualquier rival.

En la previa, un reportero neozelandés le había preguntado con guasa a Herrera si temía por su cargo en caso de empatar o ganar por la mínima. La imprevisible federación mexicana ha destituido a cuatro entrenadores camino del Mundial. “Si el 2 de diciembre deciden que sea yo el técnico de la selección (día que se reúnen los presidentes de los equipos) me vas a ver aquí hasta 2018”, replicó. Salvo catástrofe en Wellington donde ha de jugarse el partido de vuelta de la repesca dentro de siete días, hay Piojo para rato.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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