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Federer es el rey del laboratorio

El suizo gana al francés Richard Gasquet y mejora en pista cubierta por el bote bajo y la ausencia de sol y viento

Juan José Mateo
Federer devuelve un golpe ante Gasquet.
Federer devuelve un golpe ante Gasquet. ben stansall (afp)

“Chum Jetzt!”, ruge Roger Federer para acompañar a su victoria sobre Richard Gasquet (6-4 y 6-3). “¡Vamos ahora!”, brama en suizoalemán el genio para mantener vivas sus opciones de pasar a semifinales y firmar su tercera victoria del curso contra un top-10 (31% de triunfos en 2013). Esa magra cifra, impropia de un tenista que a lo largo de su carrera se ha impuesto en el 65% de esos duelos, solo ha crecido cuando ha llegado la gira de pista dura bajo techo, el territorio preferido de Federer, la cuna de sus primeros sueños. Dos de esos tres triunfos han sido bajo techo, como bajo techo llegaron tres de sus cinco primeros títulos y seis Copas de Maestros, el récord. ¿Por qué vuela en indoor?

“Porque en condiciones excelentes, él es la excelencia, porque en condiciones exquisitas, él es la exquisitez. No hay viento, la temperatura es perfecta...”, dice Àlex Corretja, campeón hace 15 años de la Copa. “La bola le llega a la cintura, con lo que no le hacen tanto daño, sobre todo en el revés; puede usar el cortado contra tenistas de revés a dos manos y su saque aquí es más efectivo”.

“Federer está a un grandísimo nivel porque ha llegado más dosificado a final de año”, valora David Ferrer sobre la mejoría del suizo, que suma ocho victorias en los 11 últimos duelos y deja muestras de estar más fresco de piernas que durante el resto del curso. “Su calendario ha sido de muchos menos torneos, le ha costado coger ese ritmo, por eso igual no ha estado más arriba”, añade el número tres, que ha disputado ¡23 partidos más! que el número siete en 2013. “Caramba, seguro que el año que viene tiene opciones de ganar un grande”.

La bola le llega a la cintura, con lo que no le hacen tanto daño, sobre todo en el revés; puede usar el cortado contra tenistas de revés a dos manos y su saque aquí es más efectivo Àlex Corretja

Antes, la Copa de Maestros de Londres, el techo y el cemento.

“Crecí en indoor. Tengo el hábito de jugar en estas pistas. Desde los 12 años jugaba sobre tapiz con Peter Carter [su primer técnico]”, explica Federer. “Siempre me gustó. Mi juego está naturalmente bien fundamentado para competir aquí”, prosigue el suizo, que intenta revertir en la última cita una temporada con un solo trofeo (Halle) y un bajo nivel de juego. “Los movimientos, la coordinación, no están donde yo querría. Me peleo conmigo mismo para conseguir el movimiento correcto, seleccionar los tiros...”.

“Lo que le favorece es el concepto de juego”, explica Toni Nadal, tío y técnico del número uno. “Por ejemplo, la pista de tierra se adapta al concepto que tiene Rafael del tenis, a cómo él entiende el tenis”, argumenta. “Lo más difícil de modificar es eso, la cabeza. Tú siempre tiendes a hacer lo que la cabeza te manda y él, como Djokovic, se ha entrenado toda la vida, desde pequeño, en pista indoor. Los conceptos los tiene muchos más automatizados. Encima, su técnica se adapta mejor a este tipo de superficies. Rafael no saca tan bien, le cuesta más hacer un golpe fácil, ellos lo hacen con un apoyo más suelto…”.

Por primera vez desde 2002, Federer cerrará un curso sin ser uno de los cuatro mejores ni disputar una final grande. La Copa de Maestros es su última oportunidad de ponerle su sello a la temporada. Ahora le espera un partido clave con Delpo, al que derrotó en el último cruce (París-Bercy), pero que le ha tumbado en tres de sus últimos cuatro partidos bajo techo. Camino de los 33 años, el suizo está seguro de tener futuro en el tenis. Primero, sin embargo, Federer intenta volver a ser Federer en su reino: ya muy lejos de ser el favorito, se juega su última bala de 2013 bajo techo.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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