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Una ‘pole’ como consuelo

A tres carreras de dejar la F-1, Webber, que arrancará primero, acumula su peor racha al lado de Vettel Alonso saldrá undécimo

Oriol Puigdemont
Webber, en el circuito Yas Marina de Abu Dhabi.
Webber, en el circuito Yas Marina de Abu Dhabi.VALDRIN XHEMAJ (EFE)

Sebstian Vettel le había prometido a Hanna, su novia, que si lograba el cuarto título de campeón en India lo celebrarían juntos. Los pronósticos se cumplieron y el alemán rubricó en Delhi una temporada casi perfecta con otra victoria, la sexta consecutiva para él y la décima en total. Después de atender a los periodistas y de ayudar a desmontar el taller, Vettel se fue a la fiesta que Red Bull le había organizado, aunque no se quedó hasta el final porque tuvo que subirse al avión privado que le llevó a Zúrich, donde almorzó con su chica. Cuando el piloto de Heppenheim abandonó la fiesta, Mark Webber, su compañero en la escudería energética, ya llevaba un rato en Dubai, después de un vuelo de tres horas y media.

Nadie podrá culpar a Webber por no haber asistido al sarao en honor del campeón. Solo le falta pisar una piel de plátano y romperse una pierna, que al margen de eso este año le ha pasado de todo. En India, sin ir más lejos, se vio obligado a retirarse cuando desde el muro le advirtieron de un problema irreparable en el alternador de su RB9, y van cuatro abandonos en este 2013 (China, Singapur, Corea e India), su peor campaña desde que Red Bull pelea por ganar. A estas alturas ocupa la quinta plaza de la tabla, a 174 puntos de Baby Schumi, la mayor distancia que nunca ha habido entre ellos. Su cabreo era más que evidente en Delhi nada más bajarse del coche, mientras regresaba a paso ligero a la carpa de Red Bull y con Barbara Proske, su responsable de prensa, persiguiéndole para impedir que explotara delante de los micrófonos. Al final, unas declaraciones al uso trufadas con los tópicos de siempre: “No he podido hacer mucho más, una lástima porque este fin de semana todo iba muy bien”.

Hoy (14:00 horas, Antena3 y TV3), el corredor de Queanbeyan afronta su antepenúltima carrera en la F-1 y lo hará desde la pole, la segunda en este 2013, tras superar a Vettel en una cronometrada en la que Fernando Alonso finalizó el undécimo. Un consuelo para Webber, que una vez que se baje de su bólido en Brasil (24 de noviembre) no volverá a subirse a un fórmula 1 al menos para competir, y que concentrará todos sus esfuerzos en el Mundial de resistencia Porsche. Lo que debería ser una despedida para recordar toda la vida terminará siendo un año para olvidar. Un curso en el que se le han amontonado las desgracias y en el que también ha vuelto a sufrir la inclemente debilidad que Red Bull siente por su vecino, como quedó meridianamente claro en Malasia, el famoso gran premio del Multi 21.

Solo he podido pelear por el Mundial una vez” Mark Webber

Si el australiano ha llegado a permanecer siete años en Red Bull ha sido por el aval directo de Dietrich Mateschitz, el propietario del imperio energético, que siempre le ha tenido mucho cariño. En Suzuka, hace tres semanas y con la prueba en su momento álgido, el equipo consideró que en función de los parámetros que manejaba era mejor modificar su estrategia y pasar de hacer dos paradas a tres. Antes de llevarlo a cabo, sin embargo, un miembro del garaje llamó personalmente al magnate austríaco para convencerle de que aquella decisión no se tomaba en perjuicio de nadie.

“Estoy orgulloso de lo que he hecho en la F-1, pero solo he podido pelear por el Mundial una sola vez (2010)”, resume Webber. “Seb es excepcional y no tengo ningún problema en admitir que de alguna forma me siento como Gerhard Berger al lado de Ayrton Senna. Berger fue muy bueno pero no lo suficiente como para ganar”, zanja el miembro más veterano de la parrilla (37 años), un piloto con planta de actor y maneras de gentleman driver.

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