El Atlético mima a Diego Costa

Con una cojera provocada por el traumatismo que sufrió en el tobillo derecho ante el Espanyol, Diego Costa subía las escalerillas del avión que trasladó al Atlético hasta Viena, donde esta noche le espera el Austria en el Ernst Happel, el estadio en el que España conquistó la Eurocopa de 2008. La voluntad de Costa es la de jugar y así se lo ha hecho saber a Simeone, que duda sobre alinearle o no. El goleador no saltó a corretear junto a sus compañeros por la hierba del estadio vienés y el cuerpo técnico no quiere arriesgar con un futbolista ahora mismo imprescindible. Terminar la Liga en una de las plazas que dan opción a disputar la Liga de Campeones es tan o más importante para el club que la competición europea. “Valoraremos por la mañana si Diego está en condiciones. Está en dificultades para jugar porque tiene una inflamación. Solo jugarán los que estén a tope”, dijo Simeone, que también medita dar descanso a Godín.

“Solo jugarán los que estén a tope”, dijo Simeone, que también medita dar descanso a Godín

El rival, de alguna manera, refleja la crisis en la que se ha sumido el fútbol austriaco en los últimos años. El extremo zurdo checo Jun, y el goleador Hosiner, un ratón de área que la temporada pasada fue decisivo en la conquista de la Bundesliga austriaca con 30 goles, son sus futbolistas más relevantes. No acierta Anton Polster, exgoleador del Austria de Viena, Sevilla y Rayo Vallecano, a explicar por qué la otrora prestigiosa y fina escuela del Danubio se ha secado. De aquel primer fútbol moderno que se practicaba en Austria y posteriormente en Hungría solo quedan las leyendas de Sindelar y el Wunderteam, aquella selección dirigida por Hugo Meisl, nacida bajo las influencias de su amigo escocés Jimmy Hogan. Por entonces, en los años treinta, Viena no solo era el corazón geográfico de Europa, también del fútbol continental. Nada que ver con la actualidad. La última gran generación fue la de Polster, que enlazó con el final de la de los Koncilia, Pezzey, Prohaska, Schanner y Krankl, figuras del fútbol europeo a finales de los años setenta y principios de los ochenta. “Se trabaja en las categorías inferiores, pero faltan figuras. Antes, teníamos a un gran especialista por línea, un portero, un central, un organizador y un goleador, ahora no”, abunda Polster, que radiografía la actualidad del Austria de Viena, muy lejos de aquella grandeza de los treinta en la que conquistó dos Copas Mitropa, torneo precursor de la Copa de Europa. “Bjeliça tiene a dos de sus mejores jugadores lesionados, los centrocampistas Gorgons y Grünwald, y el equipo ha perdido competitividad en la Liga para centrarse en la Champions”.