La culminación de una obra
Tras ocho años de intentos fallidos, y a los 31, Parker ofrece una excelsa exhibición de liderazgo y logra por fin ganar al equipo que más ha frenado a la mejor generación francesa
Tony Parker logró culminar la obra que llevaba persiguiendo desde 2005. Desde que aquel año Francia arrebatara la medalla de bronce a España en el Europeo de Serbia, solo había sido capaz de derrotarla en un intrascendente partido de la primera fase del Mundial de 2010. Los últimos cara o cruz siempre se saldaron a favor de España: en los cuartos del Eurobasket de 2009 (86-66), en la final de la cita continental de 2011 (96-69) y en los cuartos de los Juegos Olímpicos de Londres (66-59). Así hasta sumar 11 victorias españolas en los últimos 12 enfrentamientos. Anoche en Eslovenia cambió la historia.
Parker ejerció de acreditado solista con 32 puntos y desbarató la obra coral española construida en torno a la batuta de Sergio Rodríguez. En la resolución del estratosférico pulso entre los dos bases estuvo el billete a la final del Europeo. Con empate a 65 ambos se jugaron el tiro de gracia destinado a matar el partido, pero las musas de la canasta decidieron negarles el premio para regalar al resto del mundo cinco minutos más de un partido memorable. Un duelo de músculos fornidos y colmillos afilados que se resolvió en la prórroga desde la sutileza del genio francés. Ganó Parker. Ganó Francia, que peleará por el oro ante Lituania. “Esta solo será la victoria más importante de la historia del baloncesto francés si el domingo ganamos el oro. Si no, no habrá servido de nada”, anunció tras la victoria, con voracidad de campeón.
Tenía una cuenta pendiente. “Tendría muchas más medallas si no fuera por España”, había reconocido en la víspera del encuentro con deportiva resignación. En su constancia encontró, por fin, la victoria que más se le resistía.
Ocho puntos —con 4 de 5 en el tiro— y un robo de balón fueron la puesta en escena del base de los San Antonio Spurs y la producción al completo de su equipo en los siete primeros minutos. La presentación resumió a la perfección el nudo argumental y anticipó con precisión el desenlace del partido. Más que nunca, Francia fue Parker.
El plan de Collet pasaba por rotar a su batería de pívots para hostigar a Marc Gasol; el de Orenga por alternar a sus bajitos para echar el guante a Parker. Los dos referentes disputaron, junto a Rudy y Diaw, los 10 primeros minutos, pero según avanzaba el España-Parker la pizarra francesa se convirtió en un galimatías y la española en una lanzadera.
Mientras Llull intentaba apretar los grilletes sobre Parker y Batum cometía su segunda falta personal acrecentando la soledad del líder francés, irrumpió en el partido Sergio Rodríguez. Bajo su brújula España se hizo con el tiempo y el ritmo del partido y los de Orenga iniciaron un parcial que desembocó en el 34-20 con el que se llegó al descanso, la máxima renta para España. Francia, la mejor artillería del torneo con 78 puntos de media, se había quedado seca ante la defensa de los amarillos. “La primera parte fue frustrante. No fuimos un equipo”, reconoció Parker tras el partido. “No puedo reproducir las palabras que les dije a mis compañeros, pero estoy orgulloso de su reacción”, contó.
A la vuelta de los vestuarios todo cambió. Francia crispó el ambiente en la pintura, tomó medidas al traje de Marc Gasol a base de estopa y enredó el ataque español con una zona 2-3 que por momentos pareció un laberinto. Trató de desencriptarla El Chacho, pero para entonces Parker había logrado rebajar la renta española a menos de 10 puntos. Ni los episódicos alley oops de Sergio y Rudy, hasta tres, lograron aliviar la congoja de España que veía como una vez más se le escapaba la renta acumulada.
Insistió Parker. El mejor anotador del torneo con 18,3 puntos de media elevó su producción por encima de los 20 puntos –llegaría hasta los 32- y reclutó para su causa a Gelabale desde el perímetro y a Diaw bajo los aros. Con su punto número 25, el base francés puso el empate a 61 en el marcador a falta de 3m 15s y con el punto 28 dio a Francia su primera ventaja en el partido (63-64, a 1m 50s del final). Fue la prórroga la que dictó sentencia.
Francia ganó el parcial 10-7 con siete puntos de Parker –por los 5 de Sergio Rodríguez- y se llevó el billete rumbo a la final. Una prórroga de cinco minutos en los que Tony Parker culminó la obra que empezó como un jovenzuelo de 23 años y que cumple ahora con 31: ganar por fin a España.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.