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“¿Y no podemos convencerle?”

Tras un espectacular inicio de curso Víctor Valdés pasa de estar mal visto por la directiva, al negarse a renovar, a generar inquietud porque no se le adivina sustituto

Víctor Valdés durante el partido ante el Ajax.
Víctor Valdés durante el partido ante el Ajax.Alejandro García (EFE)

Le preguntaban a Zubizarreta, el director deportivo, qué iba a pasar con Víctor Valdés si cumplía su ultimo año de contrato bajo los palos del Barcelona, indignados como estaban los directivos con la actitud del que, en el fondo, no era más que un empleado rebelde que se había atrevido en enero a decir que no pensaba seguir en el club más allá del 30 de junio del 2014, cuando acabará su contrato. “Hay que venderle”, le decían. Y Zubi, tranquilo, siempre dio la misma respuesta: “Jugará la mejor temporada de su vida”. En eso anda el catalán, que el miércoles, contra el Ajax, dejó paradas para la historia, confirmando un inicio de temporada excepcional. “Es un privilegio que la camiseta del Barcelona la defienda Valdés”, aseguró Zubi, al que el tiempo le ha dado la razón.

Víctor está que se sale”, le reconocen en el equipo, conscientes de que su carrera siempre fue una proyección a mejor. “¿Qué haremos sin él?”, se angustia la afición, que se acostumbró a verle y tal vez no le valoró lo suficiente. “¿No podemos convencerle de que se quede?”, se preguntan por los pasillos del Camp Nou los mismos directivos que solo hace unos meses pedían su cabeza y hacían números, Rosell el primero; los mismos que entendían como un agravio imperdonable a la empresa, el Barcelona, la postura del empleado, los mismos que no atinan ahora a vislumbrarle recambio.

Era una suerte y le vieron como un problema. Y ahora que el Barcelona se busca a sí mismo, Valdés ya no juega solo con los pies, ni aparece al filo de la navaja en el uno contra uno, sino que abre el abanico de sus registros y también para bajo el larguero, aunque no tanto como parece: el año de su debut, paraba el balón cada 22 minutos de juego y en lo que va de curso, de media, ataja uno cada 47, pues al equipo le disparan menos. Resulta que con Guardiola, el curso 2008-09, llegó a aparecer tan poco que paraba un disparo cada 51 minutos de juego. Será por eso que ahora parece que intervenga más.

“Es un privilegio que la camiseta del Barcelona la defienda Valdés”, dice Zubizarreta

“Valdés es muy grande y muy bueno, pero eso no es nuevo”, recordaba el miércoles Iniesta. “No vamos a descubrirle ahora”, lamentaba el manchego. La doble, así le llaman sus compañeros por sus iniciales, es un referente en el vestuario, donde su palabra es ley, por honesto —“Nunca piensa en él antes que en el grupo”, señala Xavi— y en el campo —“Siempre que le necesitas está, nos ha salvado muchos partidos”, advierte Messi—. No sabe aún donde vivirá el próximo mes de septiembre, porque no escucha ofertas y no parece importarle mucho a la espera del nacimiento de su tercer hijo, la primera niña. Vive entregado a disfrutar cada día como si fuera el último y a ser mejor portero en cada entrenamiento porque nunca tuvo mano izquierda para vender su imagen, para nada que no fuera reaccionar a mano cambiada a un remate.

Siempre fue un portero de recursos que trató de aprender cada día y ahora, bajo la instrucción de Ochotorena en la selección, anda empeñado en aumentar la capacidad de reacción a base de mejorar el juego de pies. En esas anda camino de Vallecas, dispuesto a disfrutar hoy de una tarde especial de fútbol de barrio, de fútbol tan de verdad como el suyo, que empezó a la puerta del garaje de casa de su abuela.

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