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México no para de llorar

La Tricolor cae contra Estados Unidos (2-0) y, en su peor crisis en 30 años, está a punto de quedarse fuera del Mundial

Arce disputa un balón a Jermaine Jones.
Arce disputa un balón a Jermaine Jones.Jamie Sabau (AFP)

Un gol de Eddie Johnson al minuto 48 y otro tanto de Landon Donovan al 77 sellaron la suerte de una anémica selección de México (2-0), que en Columbus (Ohio) consiguió agudizar frente a Estados Unidos -para más INRI- su peor crisis en 30 años. Un penalti fallado al minuto 90 evitó que la catástrofe fuera aún mayor. El equipo mexicano está a un paso de no clasificarse para el Mundial de Brasil 2014. Un México apocado ha roto las ilusiones de cientos de miles, quizá millones, de ciudadanos.

Una desastrosa campaña ha dejado a México con solo ocho puntos y, tras el empate entre Honduras y Panamá, hundido en un quinto lugar del hexagonal de clasificación que, a falta de dos partidos, no da acceso ni a la repesca contra Nueva Zelanda (ahora mismo la jugaría Panamá). Aún se aspira a un sitio en la repesca contra el mejor equipo de Oceanía, pero la mera posibilidad es humilante para un equipo que se autoprocl amaba el gigante de Concacaf. Y fue una noche funesta en más de un sentido. La afición de Ohio, en un hecho inédito, en su mayoría apoyó a la escuadra estadounidense.

El equipo dirigido por Luis Fernando Tena en sustitución de José Manuel Chepo De La Torre, destituido la semana pasada tras la derrota con Honduras, la segunda en la historia del equipo mexicano en el Estadio Azteca de la capital mexicana.

Los jóvenes de verde apenas pudieron atinar a alguna jugada. Giovani Dos Santos, jugador del Villarreal, consiguió avanzar una o dos jugadas sin resultado alguno. Javier Chicharito Hernández fue otro gran ausente. El resultado del equipo mexicano puede resumirse en un sinfín de malas jugadas y poco entusiasmo, acorde con el resto de su eliminatoria.

Y el ánimo de la afición iba acorde. En Guadalajara, la segunda ciudad más grande del país, por la tarde no parecía que jugara la selección mexicana, y menos que jugaba un partido decisivo. Las ciudades tenían el tráfico habitual, eran más los bares que no pasaron el partido y en las calles había una ausencia total de verde. Ni siquiera porque en este mes se celebran la Independencia de México. La actitud ante la debacle absoluta: la indiferencia. Alea iacta est.

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