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De Nueva York a Nueva York

Nadal busca su 13º grande frente a Djokovic y en la Gran Manzana, donde empezó a revertir en 2011 su racha de siete partidos perdidos con el serbio “Es el competidor definitivo”, dice Nole

Juan José Mateo
Nadal devuelve una bola ante Gasquet.
Nadal devuelve una bola ante Gasquet.Clive Brunskill (afp)

Pero da igual Carlos, yo estoy aquí luchando”. Las palabras suenan en la pista Arthur Ashe un domingo de 2011. Rafael Nadal está perdiendo frente a Novak Djokovic la final del Abierto de EE UU. La derrota (6-2, 6-4, 6-7 y 6-1), acompañada por la conversación del mallorquín con el juez de silla, forma parte de la racha de siete partidos decisivos seguidos cedidos ante el serbio. Y, sin embargo, ese día negro el español gana un set en el tie-break y descubre algo: cómo revertir la situación, cómo contrarrestar a un tenista tremendo y cómo construir el cambio de tendencia que le ha llevado a ganar cinco de los siete cruces que el dúo ha competido desde entonces. De Nueva York 2011 a Nueva York 2013, Nadal vuelve a medirse con Djokovic hoy (23.00, Eurosport) para luchar por un título que se decidirá por milímetros.

“En aquel tercer set de 2011”, recordó el mallorquín, que no podrá recuperar el número uno en la Gran Manzana pese a su victoria por 6-4, 7-6 y 6-2 ante Gasquet en semifinales; “competí bien, cosa que no había hecho en partidos anteriores”. “No había jugado mal en Indian Wells, ni en Miami, pero a partir de ahí sí lo hice mal en Madrid, en Roma, muy mal en Wimbledon… y aquí en el tercer set competí bien”, subrayó. “Fui capaz de creer, de pelear en cada momento, y de superarme. Es lo más importante. En aquel tercer set me superé a mí mismo, tuve la sensación de haber hecho un avance”, añadió. “En Australia [final de 2012, perdida] volví a superarme a mí mismo y a partir de ahí cambió la racha. Casi siempre hay caminos para ganar. No es que no los supiera. No había conseguido aplicarlos de forma adecuada porque no estaba compitiendo bien. Mucho mérito es del rival, que no me dejaba hacerlo. De esta final de 2011 salí satisfecho, y a partir de ahí supe que estaba en condiciones de poder ganar. En las anteriores, no”.

La ventaja mental que él tenía está superada. Antes había un tema psicológico” Toni Nadal

Fue en el décimo aniversario de los atentados del 11-S. Djokovic se presentó a la pista con una gorra de los bomberos de Nueva York. Nadal, con dudas: empezó con break a favor los dos primeros sets, y en ambos casos cedió. Luego, empezó a definir el plan estratégico que le ha permitido revertir la situación frente a Djokovic. Todo nace en dejar de abusar de los tiros sobre el revés del número uno, pasa por el alto ritmo y sigue por jugar a lo largo, evitando en lo posible las diagonales para impedir que Nole abra sus venenosos ángulos. En 2013, curso en el que Nadal no conoce la derrota en pista dura (21-0), el plan ha incluido un nuevo elemento: con violentos cambios de velocidad y altura contra el drive del serbio, el mallorquín consiguió romper el mejor golpe de su contrario en las semifinales del Masters 1000 de Montreal, donde celebró su primera victoria sobre cemento ante Nole desde 2010.

“En Montreal, Rafael estaba jugando muy bien, la pelota le iba muy rápida”, explicó Toni Nadal, su tío y entrenador. “Si eres agresivo está claro que tiras más veces el paralelo para definir el punto [encontrando en consecuencia la derecha de su rival]. Si no la tocas bien, si te tienes que ir un metro para atrás, pues la tienes que tirar otra vez ahí [cruzada, contra el revés]. Es un tema de posiciones. Si estás rápido y con el juego claro, haces eso. Si no, tienes que pelearla”, añadió. “La ventaja mental que él tenía está más superada. Antes había un tema psicológico”, recordó el entrenador. “Empezamos a revertir la situación en el tercer set de la final aquí, y luego en Australia. En diciembre, cuando empezamos a preparar la temporada de 2012, teníamos claro que teníamos que ir a jugar mucho más agresivo, a golpear con decisión e irnos alguna vez a terminar el punto en la red, porque si no nos costaba mucho. No es fácil jugar contra él. Es un tipo muy completo. Defiende muy bien, ataca bien…”

En su 18ª final de un torneo del Grand Slam, Nadal, de 27 años, busca su 13º grande. A la lucha por el trofeo llega mandando 21-15 en los cara a cara, con la cabeza rebosante de confianza y las piernas cargadas de partidos (16 desde agosto). Al otro lado, Nole, gris durante el torneo, temible siempre y con el cuentakilómetros reventado por una semifinal que apuró 4h 09m (2-6, 7-6, 3-6, 6-3 y 6-4 ante Wawrinka). “Pero mentalmente esta victoria me va a ayudar y físicamente estoy bien”, avisó el campeón de seis grandes, que tiene un día de descanso y podrá competir liberado de la presión de que esté en juego el número uno. “Jugar contra Nadal es el mayor reto al que te puedes enfrentar. Es el competidor definitivo… pero estoy listo”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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