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Una cuestión de ánimo

Los JJ OO apenas traerían cambios urbanísticos, pero impulsarían la recuperación económica

El estadio de La Peineta.
El estadio de La Peineta. samuel sánchez

Madrid lleva casi 20 años soñando con unos Juegos Olímpicos que la conviertan en una gran capital europea. Desde 1997, cuando arrancó a cara descubierta esa carrera, después de que Sevilla fuera descartada en la pugna por organizar la cita de 2004, Madrid ha tenido tiempo para ser derrotada en dos ocasiones e intentarlo una tercera, llegando a la votación final de mañana como favorita, pero también ha tenido tiempo para convertirse por su cuenta en esa gran capital europea que soñaba ser. Madrid ya no necesita los Juegos Olímpicos para hacerse mayor, aunque los siga deseando. Y si los obtiene, no supondrán cambios de envergadura en la ciudad.

Barcelona 92 precisó de una inversión de 5.568 millones de euros (en el momento de la elección, en 1986, el Producto Interior Bruto español sumaba una cuarta parte del actual), pero tan sólo el 9% de ese dinero (501 millones) se dedicó a construir instalaciones deportivas. El grueso se invirtió en mejoras urbanísticas y de transportes (terminales aeroportuarios, torres de comunicación, dos cinturones de ronda...).

A lo largo de la última década, con Alberto Ruiz-Gallardón (PP) como alcalde (2003-2011), Madrid ha invertido 9.800 millones en infraestructuras (aún debe el 80% de ese dinero a los bancos). El soterramiento de la M-30 bajo el parque de Madrid Río costó 4.513 millones; se gastaron 1.156 millones en proyectos de rehabilitación urbanística repartidos por toda la ciudad, y otros 516 millones en carreteras, túneles, aparcamientos, etcétera. A eso se suman las inversiones en medio ambiente (536 millones en parques, gestión de residuos, etcétera), centros culturales, educativos, sociales y de deporte base. Esas obras son de las que presume la candidatura cuando repite a machamartillo que el 80% de la inversión necesaria para los Juegos ya se ha realizado.

El grueso de la inversión pendiente iría destinado a las sedes deportivas

La alcaldesa, Ana Botella (PP), considera que esas inversiones “eran coincidentes con hacer una ciudad que pudiera ser sede olímpica”. No se llevaron a cabo con ese objetivo, pero ahora pueden inclinar la balanza a favor de Madrid, que, en una época en la que la austeridad es un valor incluso para el Comité Olímpico Internacional (COI), ha presentado la candidatura más barata.

Según sus cuentas, requiere de 1.518 millones de dinero público para preparar la ciudad (los Juegos costarán otros 2.419 millones, pero esos ingresos están asegurados por derechos televisivos, patrocinadores y venta de entradas). Tokio, por el contrario, precisa de 3.320 millones, la mayoría para sedes deportivas (aunque cuenta con la ventaja de que tiene 3.410 millones reservados en metálico para gastar en el momento en el que fuera elegida). Estambul necesitaría 12.730 millones (la mitad, para carreteras y ferrocarril). La ciudad turca reproduce el sueño primitivo de Madrid: necesita los Juegos para remozarse por completo y colocarse en el mapa. La capital española, ya no.

De los 1.518 millones pendientes de invertir en Madrid, 411 millones corresponderían a sedes deportivas, a los que se suman 850 para urbanizar el anillo olímpico y levantar la villa olímpica; para esto último, la candidatura espera contar con ayuda de promotores privados, que luego comercializarían las viviendas. Así, a nuevas infraestructuras de transportes se dedicarían 367 millones. No serían mejoras de gran calado sino intervenciones quirúrgicas alrededor del anillo olímpico: conexiones por carretera (198 millones), tres estaciones de tren (44 millones) y dos de metro (125 millones).

Los fondos están garantizados a partes iguales por las tres Administraciones: cada una debería aportar 75 millones al año hasta los Juegos, una cantidad que el Ayuntamiento defiende como asumible pese a las penurias económicas que atraviesa precisamente para pagar la fuerte inversión en infraestructuras durante el mandato de Gallardón.

Es precisamente la crisis el principal activo de la candidatura

Como le sucede a Tokio, el grueso de la inversión pendiente iría destinado a las sedes deportivas porque, urbanísticamente, la ciudad ya está madura. Eso reduce el dinero necesario, pero también hace más difícil justificar el gasto ante la ciudadanía. Aun así, sólo uno de cada 10 españoles está en contra de los Juegos, según la última encuesta de la candidatura, de hace un año; la mayoría de los detractores creen que no es una prioridad en tiempos de crisis.

Y, sin embargo, es precisamente la crisis el principal activo de la candidatura: es barata cuando nadie tiene o quiere gastar demasiado, pero, sobre todo, es publicitada como el impulso anímico que precisa la ciudad y el país para superar la recesión. Madrid no necesita los Juegos para madurar porque ya es una gran capital europea. Los necesita para creerse al fin que realmente lo es. Y para que todo el mundo lo vea.

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