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eurobasket | españa
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El futuro ya está aquí

Las ausencias de Pau Gasol, Navarro y Reyes, ha provocado un necesario relevo generacional en los mandos de este colectivo

Marc Gasol, durante un entrenamiento.
Marc Gasol, durante un entrenamiento.Chema Moya (EFE)

El futuro ya está aquí. Más de una vez durante estos últimos años nos hemos cuestionado qué sería de la selección cuando cumpliesen su ciclo alguno de sus jugadores más emblemáticos. Las ausencias de Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes, insignes componentes de la generación del 80, sobre la que se construyó uno de los más grandes equipos de la historia de este deporte por currículum, impacto e influencia, ha provocado, al menos para este curso, un necesario relevo generacional en los mandos de este colectivo.

Lo que a partir de hoy vamos a ver en Eslovenia es la España del futuro, la que a partir del Mundial del año que viene (al celebrarse en nuestro país se espera que acudan todos aquellos que ahora se han tomado un respiro) tenga la difícil tarea de mantener una hoja de servicios que en la última década ha sido espectacular. Este quizás es el mayor reto al que se enfrentan, la sombra del éxito constante, el mal hábito al que nos han acostumbrado con su indiscutible dominio al que solo se han escapado, y por poco, dos selecciones norteamericanas repletas de megaestrellas. En la medida que se comprenda la nueva situación tanto desde dentro como desde fuera dependerá que la selección pueda afrontar el desafío con la mejor disposición y tranquilidad posible.

La selección ha elevado su velocidad de crucero. Prima la caballería ligera y se echa de menos maquinaria pesada

El cambio es de gran calado, pues afecta a la estructura sobre la que se han cimentado los más sonoros éxitos, por lo que habrá que tener paciencia y perspectiva. La estabilidad que daban el juego y liderazgo la tripleta ausente ha de ser reemplazada y a ellos se aplican Orenga y sus jugadores. Por lo visto en los partidos de preparación, que no son mucho más que un manual de intenciones, la selección ha elevado su velocidad crucero, cosa lógica si nos atenemos a la composición del equipo, donde prima la caballería ligera y se echa de menos algo de maquinaria pesada.

España quiere jugar a toda pastilla, escenario donde Calderón, Sergio Rodríguez, Ricky, Llull o Rudy (entre los cinco coparán la mayoría de los minutos de los tres jugadores exteriores) hábitat donde muestran lo mejor de su repertorio, que es mucho. Para cuando no puedan sacar provecho de este vértigo, el vértice sobre el que gravitará el equipo no admite dudas y se llama Marc Gasol. En plena madurez y reforzado su liderazgo al haber decidido finalmente estar presente cuando su renuncia podía ser entendida por todos, Marc es el soporte básico del edificio, por lo que cualquier posibilidad de éxito pasa por un gran torneo suyo. Aguerridos y molestos en defensa, transiciones meteóricas, ataques dinámicos apoyados en la rapidez y versatilidad de muchos de sus jugadores parece que serán las señas de identidad buscadas.

La gira de preparación, inmaculada en cuanto a resultados, ha elevado el optimismo y otorgado cierta tranquilidad en estos primeros pasos de una etapa donde se estrena el entrenador y las ausencias obligas a una evolución en las jerarquías. Partidos como los dos frente a Francia confirman que si bien no afrontamos el europeo con la tremenda seguridad de otras ocasiones, donde estando a un 65-70% de rendimiento no había quien nos tosiese, el objetivo del tercer oro consecutivo tiene fundamento y resulta realista. Hay jugadores, equipo y experiencia suficiente como para ello. Pero más allá de los metales, la selección encara un reto tan atractivo como comprometido. Ganarse la confianza de todos en ese futuro sin Pau, Juan Carlos o Felipe que cada vez está mas cerca. Un futuro cuyo ensayo general comienza hoy mismo.

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