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“A Federer le falta deseo”

A los 32 años, el suizo cae ante Robredo, firma su primer curso desde 2002 sin una final grande y queda retratado al resto “Ganar ya no es tan importante para él”, opina Wilander

Juan José Mateo
Robredo celebra su triunfo ante Federer que le clasificaba para cuartos.
Robredo celebra su triunfo ante Federer que le clasificaba para cuartos.clive brunskill (afp)

“Deseo este puto punto’. Esa es la actitud. Lo que le pasa a Federer es una cuestión de hambre y deseo (...) Ahora tiene una vida. Se pregunta ‘¿Es el tenis más importante que mis niños, que mi mujer, que mi casa?’ ‘Este punto, ¡necesito este punto’ Cuando tienes 23 años y estás solo, es mucho más fácil. (...) O el tenis lo significa todo para ti o no significa nada”.

Mats Wilander, exnúmero uno del mundo y campeón de siete grandes, habla de Roger Federer, eliminado en octavos del Abierto de EE UU por Tommy Robredo, al que el suizo había tumbado en los 10 cruces precedentes. A los 32 años, Federer ya sabe que 2013 es el primer curso desde 2002 en el que no llega a una final del Grand Slam. Que su sitio en el top-10 y la Copa de Maestros está amenazado. Que ante Robredo, como en sus derrotas precedentes, volvió a quedar retratado su horripilante momento al resto: 2 de 16 bolas de break, la estadística que, según Wilander, demuestra su falta de deseo. “Me autodestruí, me gané a mí mismo”, dijo el suizo.

“Me autodestruí. Me gané a mí mismo”, dijo el suizo tras perder 14 bolas de ‘break’

“Mi plan: voy a salir ahí fuera y demostrarle a este tío que yo no soy Roger Federer, que yo sí puedo restar y hacerle volear en posiciones difíciles”. La frase es de Jurgen Melzer y resume el sentir del vestuario. En la caseta no ha pasado desapercibido que la dolorida espalda del suizo y la reciente pesadez de sus pies se traducen en estadísticas escalofriantes al resto. Las 14 opciones de rotura desperdiciadas ante el español no son una excepción. En algunas de sus últimas derrotas, esa fue la tónica: 0 de 5 en Gstaad 2013 (Brands); 2 de 7 en Madrid 2013 (Nishikori); 2 de 9 en Dubai 2013 (Berdych); 2 de 6 en Australia 2013 (Murray)... y, sobre todo, un desastroso 1 de 8 en segunda ronda de Wimbledon 2013 (Stakhovsky). Melzer, encantado este verano de jugar con el ucraniano en lugar de con el suizo, lo vio claro. “Al contrario que Roger, yo voy a restar ese saque”, dijo, y, por supuesto, ganó el cruce de tercera ronda. Federer, un genio, es hoy solo el número 42 del mundo en puntos de break convertidos (39%).

“Aunque veremos más victorias suyas, ganar partidos de tenis no es tan importante para él como lo era antes. Cuando no ganas los grandes puntos quiere decir que ya no los deseas como antes”, resumió Wilander. “Las cosas no funcionan. Es simplemente hacer los movimientos, intentarlo, pero ya no lo deseas tanto, las tácticas ya no están conectadas con las emociones, y viceversa”.

“Del Roger que era el número uno al de ahora no hay la misma confianza”, valoró Robredo. “Hay que estar ciego para no ver que él las bolas de break las jugaba mal y que yo hacía lo que tocaba. Es porque no está con la confianza suficiente”, argumentó. “Luego, hay que tener una bola de break tú y hacerla [él convirtió un estimable 4 de 7, un 57%]”, cerró el español, brillante en los pasantes y probablemente sorprendido porque Federer viviera colgado de la red, a veces desde el resto.

El catalán se sumó a Nadal y Ferrer en cuartos, récord español en Nueva York

La victoria del catalán fue como un terremoto. Tres españoles compiten este jueves en cuartos: él, que se enfrenta a Rafael Nadal (6-7, 6-4, 6-3 y 6-1 al alemán Kohlschreiber tras desaprovechar 16 bolas de break) y David Ferrer, que lo hará con Richard Gasquet tras ganar 7-6, 3-6, 7-5 y 7-6 al serbio Tipsarevic en octavos.

La Armada, que ya tiene asegurado un semifinalista y podría también certificar un finalista si Ferrer hace bueno el 8-1 del cara a cara con Gasquet, se impuso en un día de altas temperaturas y humedad agobiante, que llenó de sudor las camisetas y empapó de agonía los cerebros. La tarde para fuertes coronó a los españoles. Como dijo Nadal, que manda 6-0 frente a Robredo: “La sensación corporal era mala, la general desagradable. Tocaba sufrir, estar fuerte de cabeza, aguantar, resistir e intentar salir victorioso”. El sello de la escuela española.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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