Maljkovic empuja a España al abismo
Eslovenia derrota (78-69) a un equipo muy dependiente de Marc Gasol y Calderón y reducido al final a cenizas
Maljkovic y su esforzada e intrépida selección eslovena desmantelaron al equipo español, que cayó por primera vez desde que lo dirige Juan Antonio Orenga. El entrenador serbio se salió con la suya. Eslovenia gripó el juego español, primero con la receta marca de la casa, una defensa al límite de la dureza que llegó a agotar a un Marc Gasol colosal y sacó del partido a Rudy Fernández y Llull, muy pronto mermados por las faltas personales. Pero a última hora, el equipo esloveno remató con un estilo desmelenado que redujo a cenizas la defensa española, combinada además con un ataque que se fue extinguiendo a medida que Marc Gasol y Calderón se quedaron más solos que la una.
España mandó durante 25 minutos pero a partir de ese momento, desde el 34-42, perdió pie, se desplomó y encajó en los últimos 15 minutos un parcial concluyente, revelador: 44-27. Eslovenia administró con acierto sus recursos. Las pérdidas de balón esclarecen la partitura del juego: los eslovenos mimaron sus posesiones, solo se les escaparon seis balones. España sufrió tanto en las transiciones como en la circulación y se le fueron hasta 14 balones. Un lastre que, combinado con su defensa cada vez más vulnerable, dibujó un panorama totalmente opuesto al previsible. El contrataque de Eslovenia fue superior, su banquillo aportó más y obtuvo también más puntos en el interior de la pintura. Su victoria fue inapelable.
ESLOVENIA, 78; ESPAÑA, 69
Parciales: 9-14 16-19 27-18 26-18
Eslovenia: Slokar (2), Balazic (3), Blazic, G. Dragic (18) y Z. Dragic (12) —cinco inicial—, Lakovic (7), Joksimovic, Muric (6), Nachbar (14), Lorbek (5), Vidmar (5) y Begic (6).
España: Rudy (5), Rodríguez (7), Claver (3), Llull (2) y Gasol (17) —cinco inicial—, Aguilar (5), Rey (3), Calderón (14), Ricky (6), San Emeterio (3) y Mumbrú (4).
Árbitros: Fernando Rocha (POR), Milivoje Jovcic (SRB) y Jurgis Laurinavicius (LIT). Sin eliminados.
4.170 espectadores en el Arena Celje. España jugará el tercer partido el sábado ante República Checa (14.30, Cuatro).
Marc Gasol se constituyó en el bastión sobre el que gravitó todo cuanto sucedía en la cancha, hasta el exceso, hasta que no pudo más, de tanto cuanto se le echaron encima y tanto cuanto Orenga lo mantuvo en la cancha. Un dato que contrastó con los minutos que estuvo Calderón en el banquillo, dado su acierto y el escaso caudal ofensivo que aportaron Rudy y Llull.
Maljkovic estableció un equipo de relevos para frenar a Marc. Le asignó a tres, cuatro y hasta cinco pívots, cada uno con sus características; Begic, más interior e intimidador con su envergadura; Slokar, más propenso a jugar al gato y al ratón con su tendencia a percutir desde fuera de la cueva o Vidmar, más rocoso y fajador. Todos contra Marc. El pívot español impartió una clase magistral. Anotó, capturó rebotes, bloqueó y distribuyó el balón. Admirable, pero tampoco es Supermán. Dos faltas muy rápidas lastraron a Rudy Fernández y tres, también muy pronto, a Llull. Entre eso y que a España le costó arrancar tanto con Sergio Rodríguez y Llull en el quinteto titular como lo hizo en su estreno con Ricky y Calderón, el juego adquirió la rugosidad y espesura que le interesaba a Maljkovic.
Dominó España mucho tiempo pero sus ventajas fueron exiguas, de cinco, siete puntos. La dinámica del juego propició que el equipo esloveno se viera con opciones, presto a hacer la goma en el marcador. Según iban y venían los triples de Nachbar, Lakovic o Lorbek, las acometidas de Goran Dragic y las migajas que aportaba el resto de la tropa, Eslovenia se bastaba para estrechar la brecha.
Por momentos fue un inspiradísimo Calderón, tan certero en la dirección como en el tiro, quien cogió el toro por los cuernos cuando más alegremente embestía. Eslovenia consiguió enredar al equipo español. Le costaba meter la directa. Cuanto más corría hacia delante, más corrían los eslovenos hacia atrás. Se frustraban los contraataques. Los pases y bloqueos desequilibrantes costaban lo suyo ante el marcial y esforzado muro esloveno.
Marc tuvo que pedir el cambio cuando se acercaba el final del tercer cuarto, justo cuando se añadió a la fiesta eslovena el joven alero Muric con dos triples. Eslovenia empezó a ver el final del túnel cuando se puso por delante hacia el final del tercer cuarto. Entonces los hermanos Dragic y Nachbar agujerearon la defensa española. Durante los momentos de máxima presión, Orenga no consiguió dar un espaldarazo al equipo. Los relevos no lograron revitalizar el juego y España dobló la rodilla ante el equipo anfitrión en medio del delirio de la grada. La derrota, por supuesto en absoluto trascendente en un campeonato tan largo, sí deja al descubierto varias debilidades del bicampeón europeo.
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