El malentendido de Alonso
El asturiano, reñido por Montezemolo tras la última carrera, se defiende argumentando que la información no llegó correctamente
A diferencia de los demás equipos, Ferrari dispone de dos pabellones que sus operarios instalan en todos los grandes premios que se celebran en Europa. Uno de ellos, remodelado de cara a este campeonato y bautizado como eMedia@unit cumple las funciones de sala de prensa itinerante, donde los periodistas acreditados asisten a las comparecencias de los pilotos y los técnicos de la escudería de Maranello a lo largo del fin de semana. El otro está reservado a los miembros del equipo, a los patrocinadores y a los invitados. Ambos tienen dos pisos, pero el segundo posee los cristales tintados para preservar las escenas que se producen dentro. En Spa, nada más terminar el primer encuentro con los periodistas tras las vacaciones de verano, Fernando Alonso se sentó en la butaca más próxima al ventanal que da al paddock y se puso a comentar la jugada con Fabrizio Borra, su fisioterapeuta, con la perspectiva del que observa sin ser visto, o al menos eso cree.
Unos minutos antes de la charla con Fabri, el asturiano echó mano al zurrón de los tópicos y trató de quitarle importancia al tirón de orejas que le dio Luca Cordero de Montezemolo, el presidente de la marca de il cavallino rampante, después del último gran premio, en Hungría. Aquel domingo, al poco de cruzar la meta en la quinta posición, el español, que al día siguiente cumplía 32 años, bromeó cuando se le preguntó por el regalo que desearía recibir, y contestó que el coche de sus rivales, en referencia al Red Bull que conduce Sebastian Vettel. “Fernando es un gran piloto y entiendo su frustración. Pero no me gustan ciertas actitudes, ciertas palabras y arrebatos. Todos los integrantes de Ferrari tienen que tener muy presente que la prioridad es el equipo”, declaró Montezemolo en un comunicado oficial, que ha servido para mantener el ciberespacio caldeado.
Alonso bromeó cuando se le preguntó por el regalo que desearía recibir, y contestó que el coche de sus rivales
Ya en Bélgica, donde este domingo se celebra, probablemente, la carrera más trascendente hasta la fecha, Alonso tomó la palabra y se defendió con un discurso estructurado alrededor de uno de los argumentos más viejos que existen, al considerar el asunto un malentendido provocado, obviamente, por el mensajero. “Lo que ocurrió fue, seguramente, que le llegó mala información de lo que yo había dicho en Hungría”, se arrancó el ovetense, que no se quedó en ese punto y fue más allá de los límites creíbles. “En un fin de semana afronto cuatro ruedas de prensa en tres idiomas distintos. Dos de ellos no son mi lengua materna, y además yo hablo un castellano del norte”.
Rebajado el suflé, habrá que ver a qué velocidad circula el F138 por los toboganes que caracolean entre los bosques de las Ardenas. Ferrari y Alonso se quedan sin margen, y lo que ocurra aquí y en Monza, dentro de dos semanas, fijará definitivamente las opciones del asturiano, tercero en la tabla de puntos a 39 de Vettel.
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