Una Liga ante el abismo
Las desigualdades entre Barça y Real Madrid y el pelotón se acentúan aún más por las penurias económicas y restan competitividad a un torneo con dos gigantes y muchos pulgarcitos
La Liga española no ha sido precisamente la más democrática en sus 82 ediciones. Solo nueve clubes han logrado ganar el campeonato liguero, por 18 en Francia, 16 en Italia, 28 en Alemania y 23 en Inglaterra. Un dato demoledor como para considerar que el denunciado bipartidismo Real Madrid/Barça sea un fenómeno de esta época. Entre las dos superpotencias suman 54 títulos de Liga. Además, el duopolio no fue una realidad hasta los 90, cuando el equipo azulgrana se asentó en el trono. En los 25 años anteriores a esa década apenas consiguió dos triunfos. Por lo general, prevalecía el monocultivo del Real Madrid. Poco después de que el Barça de Johan Cruyff evitara el solitario blanco, la “ley Bosman” hizo saltar por los aires el mercadeo del fútbol, se liberalizaron los traspasos y se volatilizaron los cupos de futbolistas extranjeros.
El aperturismo total coincidió con un matrimonio a ciegas entre el fútbol y las primerizas televisiones autonómicas y privadas. Llegó el maná con todo un hipermercado a la vista y se disparó el despilfarro mientras las autoridades miraban para otro lado, temerosas de ganarse la inquina de ese depósito sentimental que es el fútbol. En paralelo, las locomotoras del tinglado, Barça y Real Madrid, blindaron al alza sus contratos audiovisuales y dejaron muy a cola a los demás equipos, hasta quedar estos como meros teloneros del campeonato. Es ese inmenso boquete entre los dos y el resto lo que ha devaluado a la Liga respecto a los otros grandes campeonatos europeos.
En España la competencia es menor, ya casi nadie, ni quiera como local, apura a Barça o Madrid. Una estadística lo subraya: con la excepción del todopoderoso Bayern de la 2012-2013 (89,2%), en las últimas cuatro temporadas ningún campeón de la Premier, la Bundesliga, el Calcio o la Ligue 1 pasó del 80% de los puntos, lo que sí han hecho desde el curso 2009-2010 tanto Barça como Madrid. El equipo de Tito Vilanova conquistó la última edición con el 87,7%, porcentaje similar al del Madrid de Mourinho de la temporada anterior. El Manchester United llegó al 78,1%; el Juventus, al 76,3%; y el PSG, al 72,8%. Son Ligas donde la hucha se reparte de forma más solidaria. No en España, donde todo apunta a que esta campaña las diferencias serán todavía más siderales. Ante esta falta de pujanza ya han aparecido voces que piden a los modestos que alineen juveniles frente a Barça y Madrid para guardar fuerzas para sus asaltos más propios. A su vez, con sus segundos equipos, madridistas y azulgrana podrían mantener el rodillo.
La realidad se ha recrudecido y hoy los dos gigantes juegan una partida imposible para los demás: culés y merengues se reparten el 34% del botín televisivo; lo que queda de pastel, a dividir entre otros 18 clubes. Tal es la brecha que los dos buques quintuplican ya en presupuesto al tercer clasificado de la última Liga y actual campeón de Copa, el Atlético. Mientras Barça y Madrid compiten por los mejores del mundo y a cualquier precio, al pelotón solo le queda tirar de imaginación para sobrevivir. Con 4.100 millones de deuda -unos 600 con una Hacienda que ya no se puede permitir contemplaciones-, el rastrillo del verano ha sido más elocuente que nunca. Entre los 18 maltrechos supervivientes el gasto invertido en fichajes ronda lo que el Madrid está dispuesto a pagar por Gareth Bale, un chico en proyección que no pasa de haber disputado diez partidos de la Liga de Campeones. A tenor del enredo de cifras divulgado por el Barça, Neymar, novato en Europa, costó lo que llevan envidado unos 15 clubes de Primera.
Estrangulados por las deudas y con el radar de Hacienda al rojo vivo, el fútbol español ha encontrado un alivio en el reconocimiento universal que hoy merece la selección. Con el caladero argentino a la baja, España ha ocupado su puesto y, junto a Brasil, se ha convertido en el principal semillero mundial. Hay una selección española de garantías en el extranjero. Una posible: Reina; Azpilicueta, Albiol, Javi Martínez, Monreal; Thiago; Silva, Cazorla, Mata; Negredo y Fernando Torres. Y caben infinidad de variantes con De Gea, Javi García, Navas, Soldado, Llorente, Aspas, Borja Valero, Michu… Catorce equipos de la Premier se reparten esta temporada a 32 futbolistas españoles. También se localizan en ilustres como el Bayern (Thiago, Javi Martínez), el Juventus (Llorente), la Fiorentina (Joaquín, Borja Valero) y el Nápoles (Albiol, Callejón). Las exportaciones de estos meses alcanzan ya los 400 millones (sin Bale mediante, las de la Premier rozan los 90). La Liga, sobre todo, ha vendido gol, mucho gol: entre Falcao (Mónaco), Negredo (Manchester City), Soldado (Tottenham), Higuaín (Nápoles) y Aspas (Liverpool) marcaron 93 la pasada campaña. Sus relevos: Villa, Hélder Postiga, Kevin Gameiro, Bacca… Nadie se ha librado de los ajustes. La cantera tampoco es ya un recurso del todo fiable. La exportación de juveniles es constante. Como ejemplo, Luis Alberto, jugador del Sevilla de 20 años que ha estado cedido en el Barça B y al que el Liverpool ha echado el ancla. Los grandes prefieren que sus alumnos se fogueen en el extranjero, aunque su regreso cueste dinero, experiencias por las que ya pasaron Cesc, Piqué, Carvajal y que ahora afrontan chicos como Deulofeu (Everton).
En lo puramente deportivo, en principio, el gran aspirante a destronar al campeón destila menos dudas que este. Ventilada la caseta, con Ancelotti y Zidane, futbolistas con chándal que no necesitan el banquillo para mirarse el ombligo, el vestuario del Real Madrid desprende armonía, se ha pacificado y el triángulo jerárquico Casillas-Ramos-Cristiano no solo ha decidido no rebobinar sino que el pasado solo le sirve de acicate. A la espera de Bale, cuya compra no resulta imprescindible y podría alterar el ecosistema, el club ha fortalecido con criterio una plantilla ya de por sí rutilante como ninguna. Y lo ha hecho por dos vías muy interesantes, poco habituales en la etapa de Florentino Pérez: la españolización con jóvenes ya con cierto rodaje (Isco, Illarramendi y Carvajal) y con futbolistas del filial (Morata y Jesé).
Al contrario que el Barça, el Real Madrid sí ha tenido una pretemporada con rivales serios y en estadios a la altura. Los azulgrana han preferido una gira exótica por países donde han tenido más sesiones fotográficas y actos sociales que entrenamientos, un serio contratiempo para el Tata Martino, llegado de urgencia tras la fatalidad de Tito Vilanova. El técnico argentino tendrá que adaptarse a la carrera y sopesar mucho cómo enhebra la sociedad Messi-Neymar. Si La Pulga se forjó al amparo de Ronaldinho, habrá que ver ahora si hace de padrino con el brasileño. También habrá que ver si la pareja Messi-Neymar resulta suficiente para maquillar una plantilla que hace tiempo que demanda refuerzos en la zona defensiva, que ha dejado ir de forma sorprendente a Thiago, sucesor natural de Xavi, al que ya parece difícil sostener día a día durante toda una temporada, y que tiene a un portero titular con fecha de caducidad, lo mismo que su suplente. Cabos sueltos, sí, pero con Messi por el medio…
Con el cartel Messi-Cristiano como reclamo global, la Liga, pese a las sacudidas económicas, tendrá otros atractivos, como examinar las respuestas de cada cual ante las rebajas. A rebufo de Barça y Real Madrid cabe pensar que circule el Atlético, que sin Falcao –suplido por un Villa sin la exuberancia física del colombiano- y el “Diego” reclamado por Simeone no ha tenido mejoras. El entrenador argentino ha reconocido más de una vez que, pese a su solidez gremial, al equipo le ha faltado chispa, ingenio, ese jugador que prematuramente apunta Oliver. Ahí puede estar la gracia del Atlético.
Jagoba Arrasate, de 35 años, será otra de las pistas a seguir esta temporada. Lo suyo es un cuento de hadas. Hace cinco años entrenaba al Berriatuko, en la Regional Preferente, y hace solo tres transitaba con el Elgoibar por Tercera División. Tras el estreno de la Real Sociedad con el Getafe, su segundo partido en la élite será en Lyon, en la Liga de Campeones, donde no hace nada él veía jugar al Madrid desde esos campos con olor a barro. Casi nada.
A pocos kilómetros de Anoeta regresa Ernesto Valverde, al Athletic del nuevo San Mamés, a un Athletic también de mudanza deportiva ya sin Bielsa, Javi Martínez y Llorente, pilares de su exitoso curso 2011-2012. Salvo su paso por Villarreal, Valverde lleva una carrera meritoria, conoce la casa, sabe bucear en Lezama y se ha reforzado con Beñat, Rico y Kike Sola.
En este momento de máximo ahorro será interesante comprobar la capacidad de Monchi, reputado director deportivo, para reinventarse otro Sevilla, ya sin Navas, Negredo y Medel. Tras los dos trasatlánticos nadie ha tirado de chequera como la entidad de Nervión (unos 30 millones). Más profunda aún será renovación total que tendrá que hacer Bernd Schuster en Málaga, al que el jeque ha bajado de la ola tras el maravilloso sueño de Dortmund al que tanto contribuyeron gente como Pellegrini, Toulalan, Demichelis, Isco, Joaquín... También pretende renacer con otro molde el Levante de Joaquín Caparrós, con un vestuario reventado tras suposiciones de amaños.
La fulgurante caída en picado de los malaguistas ha devuelto a Europa al Betis, donde se mantiene Pepe Mel, el técnico con más cuerda en el mismo banquillo en toda la Primera División. En el otro participante en Liga Europa, el Valencia, las aguas llevan muchos años revueltas. Con una deuda reconocida de 275 millones de euros, la entidad vive en permanente convulsión. En un club tan exigido por los aficionados, la nueva papeleta le corresponde a Miroslav Djukic tras su buen trabajo en Valladolid
Justamente en Zorrilla han fichado a otro entrenador muy meritorio, Juan Ignacio Martínez, ex del Levante. La mejor noticia para los pucelanos ha sido poder retener, al menos hasta ahora, a Rukavina y Ebert, sus jugadores más cotizados. Ambos son sus mejores fichajes, más en estos tiempos de telarañas. Lo que no ha podido lograr el Rayo con gente como Baptistao, Piti y Javi Fuego, claves para Paco Jémez, uno de los entrenadores más valorados en la profesión; ni tampoco el Getafe de Luis García con Barrada. Sus sustitutos son puras incógnitas.
Si Rayo y Valladolid no pasaron angustias en la Liga anterior, sí que las padecieron Granada, Osasuna, Espanyol y Celta. Los tres primeros han dado continuidad a sus técnicos –Alcaraz, Mendilibar y Aguirre-, mientras que en Vigo tendrá otra oportunidad Luis Enrique tras su fiasco en Roma. A excepción del cuadro andaluz, que agita el mercado cada año, el resto han perdido a referentes como Kike Sola, Verdú y Aspas. Toca, como a la mayoría, tirar con lo que hay.
De forma más modesta que Arrasate, sin el escaparate de la Liga de Campeones, otro que se asoma a la elite es Francisco Javier Rodríguez Vílchez, también de 35 años, y que llega al primer equipo del Almería en un salto desde el filial, sin más hoja de servicios. También está de vuelta el Villarreal, un club ejemplar en muchos aspectos que se precipitó al pozo de forma inopinada. Ha regresado de inmediato y la familia Roig no ha reparado en gastos para evitar otro disgusto. El club castellonense es el cuarto en inversión, tras los de siempre y el Sevilla, con 17,5 millones. Han llegado los exmallorquinistas Pina y Giovani, el central brasileño Paulista, el exatlético Asenjo y el francés Perbet. Si al Villarreal solo le ha costado un año resucitar en Primera, al Elche le ha llevado 25 retornar a una Liga que ya no es lo que era y en la que cada vez se ha abierto más y más una brecha muy inquietante. Una Liga de gigantes y pulgarcitos en la que Barça y Madrid ya solo se miran entre sí por el retrovisor. El resto ha derrapado y bastante tiene con sobrevivir en las cunetas. Y por el camino, un calendario disparatado, con una hoja de ruta imposible para la clientela. Como muestra, la primera jornada: comienza el sábado a las 19.00 y concluye el lunes a la medianoche. Así están las cosas en esta Liga que se asoma al abismo.
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