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La cruda realidad

Bustos, de 21 años, tropieza dos veces y España se queda sin finalistas en 1.500m por primera vez en la historia de la cita

A. I.
Bustos, ayer en Moscú.<MC>[AUTFOTO]
Bustos, ayer en Moscú.[AUTFOTO] Alberto Estevez (EFE)

Cuando un atleta español elige el 1.500 no solo escoge seguir las zancadas victoriosas de José Luis González, Fermín Cacho, Reyes Estévez o Natalia Rodríguez, por nombrar solo a los que lograron medallas en los Mundiales. También se aventura por un terreno peligroso, el que supone saber que en esta prueba cualquier cosa que no sea luchar por el triunfo sabe a poco porque desde 1993, desde hace 20 años, España ha contado al menos con un finalista. Con Natalia Rodríguez eliminada en semifinales el día anterior, toda esa presión recayó ayer en el joven David Bustos. Y no la superó.

En su cabeza el mallorquín podrá repetirse que los dos encontronazos que sufrió en el último tramo con dos rivales le restaron fuerzas en el momento decisivo cuando todos aceleran. Podrá decirse también que esta era su primera carrera mundialista, que tiene solo 21 años a punto de 22, que tiene muchas competiciones por delante. O, como dijo, resignado más que rabioso, nada más terminar: “Ha habido un par de bajas importantes que son los que tienen que estar ahí. A mí aún me falta experiencia”.

Ha habido un par de bajas importantes que son los que tienen que estar ahí. A mí aún me falta experiencia David Bustos

Se refería a Manuel Olmedo, cuarto hace dos años en Daegu, y Juan Carlos Higuero, lesionados ambos. Pero Bustos también sabe que su objetivo era la final y que para alcanzarlo había renunciado a correr más en verano, que llegaba fresco como una lechuga y que tiene calidad de sobra para llegar al menos a la semifinal.

El fracaso de Bustos retrata la crisis que sufre el mediofondo español. Como lo hizo Kevin López en el 800, eliminado en las semifinales del domingo, y la misma Natalia. Pero si el 800 es una decepción personal, porque Kevin, a los 23 años, está en plenitud y llegaba con marca de sobra para al menos pelear, el 1.500 es una incógnita. La prueba reina del medio fondo ha dado a España seis medallas —la plata de González en 1987; dos más de Cacho, en 1993 y 1997; los dos bronces de Estévez en 1997 y 1999 y el bronce de Natalia hace dos años—, sin contar el oro que perdió Natalia Rodríguez al ser descalificada en Berlín 2009, y 11 finalistas más desde 1993. Desde la celebración de los primeros Mundiales en Helsinki 83, los atletas españoles no se habían saltado una sola final hasta Moscú.

El responsable del área en la federación española, Jorge González Amo, que sabe de lo que habla porque fue olímpico en 1968 y ya corrió el 1.500 en 3m 40s hace 45 años (con esa marca habría sido semifinalista ayer), aseguró que la crisis es coyuntural: “David debería haber ido a Moscú de tapado, como el tercer hombre y sin responsabilidades y le ha tocado cargar con todo. Pero todos los países pasan sus travesías del desierto. Le pasó al Reino Unido, a Francia…”. Ahora le toca a España.

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Sobre la firma

A. I.
Redactora jefa de Fin de Semana desde 2017. Antes estuvo al frente de la sección de Deportes y fue redactora de Sociedad y de Negocios. Está especializada en gimnasia y ha cubierto para EL PAÍS dos Juegos Olímpicos y varios europeos y mundiales de atletismo. Es licenciada en Ciencias Políticas y tiene el Máster de periodismo de EL PAÍS.

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