“Mireia se demuestra cada día que ha superado el miedo al dolor”
Fred Vergnoux, entrenador de Mireia Belmonte, ha propiciado el salto de la nadadora catalana
No existen fórmulas universales que orienten la preparación de nadadores para el éxito en la elite. Cada caso supone una búsqueda exhaustiva. Los entrenadores acaban tan absorbidos por el laberinto empírico que pocos tienen una vida familiar corriente. Fred Vergnoux (Francia, 1974), no es un caso aislado. El hombre es el autor del Mirellazo. El fenómeno que ha propiciado que Mireia Belmonte diera el último salto hasta ganar dos medallas olímpicas, tres medallas mundiales, y convertirse en la mejor nadadora de la historia de España.
Pregunta. A finales de 2012, en plena crisis con el Sabadell, Mireia se trasladó a Niza para ponerse en manos del técnico Fabrice Pellerin. ¿Qué encontró allí?
Respuesta. No hemos hablado de lo que vio en Niza. Creo que Mireia tiene un equilibrio en Barcelona, que necesita saber que la familia está al lado, que el entrenador va por ahí, que ella vive en el CAR… Tiene esta comodidad de vida. Pudo ser un cambio demasiado radical. Hay que hablar en inglés. No es tan fácil, y volvió a lo que tenía. Yo pienso que ha sido bueno para ella ir a ver lo que pasa afuera. Le permitió saber que al final lo que tenía no es tan malo y además funciona. ¿Por qué iba a cambiarlo?
P. Mireia tenía una imagen frívola. ¿Hasta qué punto esto era falso y su implicación en la natación es total?
Le dije: ‘¿Quieres ser oro olímpico en 2016?’ Pues vamos a entrenar 13 veces a la semana”
R. Si Mireia no estuviera implicada en mi programa no estaría conmigo. Estoy 100% seguro porque lo que hacemos no se aguanta si no te gusta. Así de simple. Hay muchas nadadoras haciendo este volumen y esta intensidad de entrenamientos pero pocas son tan versátiles compitiendo. Lo que hago yo, que en España parece una locura, fuera es la normalidad. Los chicos de Niza, con Yannick y Muffat, entrenaban 13 veces a la semana. Dos veces cada día y una vez el domingo por la mañana. Ellos se lo pidieron al entrenador en el año olímpico. Pellerin tuvo que buscar la llave de la piscina para ir los domingos a las seis de la mañana. Yo hago más o menos 11 sesiones de media al año. Los dos campeones olímpicos 13. Así que le digo a Mireia: “¿Tú quieres ser campeona olímpica en 2016? Vale pues vamos a entrenar 13 veces a la semana”. Ahora hacemos solo 11 sesiones en el agua, un mínimo de seis sesiones de seco, y otras tres de carrera o remo.
P. ¿Qué incidencia ha tenido en Mireia el entrenamiento en altura?
R. En el último año olímpico, en Sierra Nevada hicimos quince semanas. Aumenta la capacidad de entrenamiento, la capacidad de oxigenación, el nivel de hematocrito… Y Mireia funciona con estas pruebas de fondo. No va a nadar 25 segundos, va a nadar un mínimo de 2,5 minutos. Por eso el entrenamiento de altura es súper importante.
P. Usted es famoso entre los nadadores españoles por su gusto por establecer su base en Sierra Nevada.
R. Mi trabajo con el grupo del Sabadell es como un estudio permanente. ¿Hasta dónde podemos ir? Me parece que podemos conseguir mucho más de lo hecho hasta ahora. Para mí es una gran motivación. El año pasado hicimos una concentración en octubre y comprobamos de manera científica que tras hacer cuatro semanas, la última, con algunos parámetros te aporta el mismo volumen, la misma cantidad que las tres primeras. Invirtiendo una semana más ganas lo que has ganado en tres. Hemos mirado todo: el peso corporal, la calidad del sueño, el tiempo de sueño, qué pasa con todos los líquidos corporales... Tenemos una evaluación completa de los entrenamientos. Lo archivamos todo: las pulsaciones, los sprints, la recuperación, la comida, los niveles en sangre cada cuatro días, un trabajo con el lactato...
P. ¿Cómo varían los análisis de ácido láctico en altura?
R. Puedes elevar el nivel después de un tiempo. La altura al principio no te permite trabajar la intensidad, así que los lactatos al principio están bajos. Y con la adaptación a la altura puedes ir poco a poco a más intensidad. Yo sé que estoy haciendo una cosa que mucha gente no comparte: el trabajo de intensidad en altura. Muchos vienen a Sierra Nevada para hacer la base. Yo hago lo mismo que en Sabadell.
P. ¿Por qué no se hace intensidad en altura?
Con otros no puedo hacer lo mismo que con ella; hay quien ha vuelto a casa llorando”
R. Porque primero hay que aguantar. Te cuesta más recuperar. Y porque hay muchos estudios que dicen que no es tan bueno. Hay que ir con cuidado. Yo soy consciente de lo que hago, pero lo hago con gente como Mireia. No puedo hacer esto con todo el mundo. Ella es especial. Lo he hecho con otros nadadores y no lo han tolerado. Hay gente que ha vuelto a casa llorando, sin poder dormir cada noche, sangrando por la nariz, y perdiendo peso. Hay gente que aumenta el líquido corporal y gente que lo baja. La masa muscular es muy importante y en altura se pierde. Mireia perdió un kilo respecto a Londres. Pero en el gimnasio tiene un poquito más de fuerza, así que funciona. Con los chicos que nadan los sprints hay que estar vigilantes porque si pierdes masa muscular pierdes fuerza.
P. Mireia dijo que ahora no entrenó tanto los estilos. ¿Daba por imposible que ganara el bronce en 200 y la plata en 400 estilos con 2m09,39s y 4m31,21s?
R. No. Pero Mireia primero tiene que mejorar bastante su 200 estilos porque hay que nadar en 2,8 minutos para garantizar la medalla y ella llegó a los Mundiales con 2,10 como mejor marca. Es una prueba en la que tú tienes que estar muy fuerte, y todavía a ella le falta esta velocidad natural para hacer el primer 100, la mariposa y la espalda, en un minuto [hizo 1m01,94s en la final]. Y le falta fuerza para el 50 crol. El 200 estilos es como un sprint largo y ella no es una sprinter, de momento. En el 400 estilos tenía más opciones. Si para Río hacemos una inversión en el 400 estilos va a salir bien, pero solo el 400 estilos. Ponemos en riesgo el crol, la mariposa y el 800. Hay que hacerlo al revés. Hay que desarrollar la mariposa y el crol y de eso se pueden beneficiar los estilos. Un día podríamos centrarnos en los 400 estilos ¿Por qué no? Pero podríamos perder la inversión que hemos hecho en mariposa y en crol. Es complicado.
P. ¿Piensa eliminar las pruebas de estilos?
R. No lo he hablado con Mireia, pero mi percepción es que el futuro es hacer los 200 mariposa y las pruebas de crol. Un año o dos antes de los Juegos tendremos que decidirlo porque es imposible ganarlo todo en el mundo en que estamos; y porque el margen de progresión de Mireia es más alto en crol y en mariposa que en estilos. Mireia tiene un margen increíble de mejora en el 200 mariposa: el subacuático, el nado, la táctica…
P. ¿Recuerda que durante años Mireia tuvo miedo a hundirse? Usted decía que el miedo al dolor durante el esfuerzo extremo de la competición es una ilusión. Que el cuerpo puede dar mucho más de lo que el cerebro cree.
R. Sí. Eso Mireia lo ha superado. Porque cada día ella se demuestra a sí misma que puede aguantar. Si haces 20x400 metros crol entrenando a tope... ¿por qué te va a molestar un 400? ¿Uno? Hacemos un trabajo de propulsión con palas y un trabajo de nadar. Progresivo, con tres niveles. Uno casi a tope. Esto poco a poco es una confianza que te ayuda. Mireia está en un proceso y hace una progresión muy grande. Ella antes tenía dificultad de aguantar los entrenos: “Oh, que duro! ¡Oh, me molesta! ¡Oh, no puedo respirar…!”. Todas estas sensaciones. Pero ha hecho un trabajo regular de preparación mental. La preparación olímpica es dolorosa y un deportista de alto nivel tiene que aceptar el dolor. En la natación el volumen te quita los aspectos más agresivos de otros deportes, donde la resistencia al dolor es más grande. La otra vez vi un atleta haciendo no sé cuantas vueltas de la muerte, a la pista de 400, en Sierra Nevada, vomitando al final. Yo nunca en mi vida he visto a un nadador vomitando después de hacer unas series de intensidad. En España, nunca. No va a pasar. No es una crítica pero es la cultura. Un chico de Inglaterra va a aceptar más dolor que un español. Esto es así. Yo les digo: “Chicos no estamos buscando el dolor por el placer del dolor”. No somos masoquistas. Es parte del rendimiento. Nadar el 200 mariposa en un minuto y 50 segundos es terrible. Pero si tú te centras en el dolor se acaba todo. Tienes que pensar: “Ahora viene el dolor pero no pasa nada porque puedo aguantar esto”. Me voy a centrar en otra cosa: “Cómo estoy respirando, cómo estoy haciendo mi propulsión, mi timmig, brazos-pies, estoy anticipando la llegada para tocar bien... Hay muchas cosas y esto es el trabajo de preparación mental. Un 100 crol es difícil. En los últimos 25 te pica todo el cuerpo. Un 200 braza es terrible. En el último viraje subacuático sientes que te ahogas. Piensas que vas a morir. Pero si te centras en eso, olvídate. El más rápido que lo acepte es el más rápido en hacer otras cosas. Eso se practica en el entreno.
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