Mireia nada entre las grandes
La catalana pierde por 19 centésimas el oro en 200 mariposa, repite su plata olímpica en la prueba y participa en el relevo de 200 libre que acaba quinto y con récord de España
Por culpa de 19 centésimas de segundo Mireia Belmonte se revolvió angustiada en el agua buscando respuestas. Miró las dos luces en su poyete, una señal, se volvió hacia la grada en donde la muchedumbre vociferaba, otra señal, repasó los números brillantes del panel, esos signos que la juzgaban, esos 2m 04,76s, dos minutos, cuatro segundos, setenta y ocho centésimas, su marca junto a esos 2m 04,59s, dos minutos, cuatro segundos, cincuenta y nueve centésimas, la marca de la otra. La china. Esa china. La china que está a su izquierda sumergida hasta el cuello en estado de perplejidad, sin quitarse las gafas, incapaz de reaccionar ante la ola de felicidad que la invade. Se llama Liu Zige y todo indica que acaba de arrebatarle el oro por culpa de 19 centésimas de segundo. ¿Cuántas cosas caben en 19 centésimas? Una uña, media uña, un cuarto de uña, un rasguño. Liu Zige puso la diferencia microscópica en los últimos 10 metros y Mireia se tuvo que conformar con ser segunda en la final de los 200 mariposa.
Es difícil ser el único en algo cuando hay 1.400 millones de chinos organizándose para prevalecer en ese terreno. Como dice Fred Vergnoux, el entrenador de Mireia, la primera potencia de Asia posee una cadena de producción inigualable: “China es China. Allí la gente quiere nadar por su país. El país te ayuda. Si no quieres entrenar te vas con tus padres y ponen a otro. El Estado ayuda a las familias también. El plan es súper radical. Así que yo le digo a Mireia: ‘¡Eh! ¡Olvídate de los chinos! En Barcelona vamos a tener nuevas nadadoras chinas, seguro. Y en Rio igualmente. Así que, ¿para qué preocuparse?”.
Eran las 18.50 horas de ayer cuando acabó la final de 200 mariposa. A Mireia no le dio tiempo a decepcionarse porque faltaba una hora para que dieran la salida del 4x200 libre y corrió a reunirse con sus compañeras. Había repetido plata, como en Londres, pero había mejorado su mejor marca en casi medio segundo.
LA AGENDA DE MIREIA
- HOY:
Series de 800 metros libre.
- MAÑANA:
Final de 800 metros libre.
- DOMINGO 4:
Series de 400 metros estilos.
Final de 400 metros estilos.
“El plan salió como lo preveíamos”, dijo Vergnoux. “Todos los parciales fueron buenos. Pero es una pequeña decepción”. En busca de una mayor optimización de la energía, el técnico francés se había propuesto mantener el tiempo del paso por 100 y acelerar en el segundo 100 respecto a los Juegos. En Londres, la española había hecho 59,75 segundos en el primer 100 y un minuto y cinco segundos en el segundo. Ayer, hizo el primer 100 en 1m 0,63s y volteó segunda, en la estela de Liu. Se reservó una gota más de energía y acabó más fuerte. Hizo el tercer largo en 31,86s, recortó medio segundo a su oponente y se emparejó con ella en el último viraje. La prueba fue un claro evidente duelo de dos. Ambas tocaron la penúltima pared exactamente en el mismo instante: 1m 32,49s. Quedaban 50 metros. Los 50 metros más difíciles.
Los 200 mariposa tienen ese medio minuto final que los nadadores tanto temen. Después de un minuto y medio de máximo esfuerzo, el ácido láctico comienza a paralizar los músculos, pero es necesario ignorar el dolor y la sensación de asfixia para preservar la técnica y nadar 50 metros más. Cada palmo se convirtió en un ejercicio de resistencia en el duelo de Mireia y Liu. La española quería el oro. La china, que había batido el récord mundial de la especialidad con 19 años, en 2009, ayudada por los bañadores impermeables que luego fueron declarados ilegales, quería reivindicarse. Llegaron juntas a los últimos diez metros y casi juntas tocaron la pared. Ganó Liu.
“El plan salió”, dijo su entrenador, “pero es una pequeña decepción”
“¡Mireeeeia! Mireeeeia…!”. El público del Palau, encendido como nunca en estos campeonatos, aclamó a la chica de Badalona a todo pulmón mientras abandonaba la piscina para continuar con la agenda. La esperaba el broche de la jornada: los relevos femeninos de 4x200. La primera gran final de relevos que disputaba España desde los Juegos de Atenas, en 2004.
Melani Costa lanzó al equipo español en una posta inolvidable. Debió medirse a Katie Ledecky, una de las grandes figuras de estos campeonatos, y a Camille Muffat, la campeona olímpica de 200 libre. Melani batió el récord de España de 200 (1m56,45s) y atrapó la tercera posición por detrás de Estados Unidos y Francia, sacándole un segundo a Ye Shiwen, el misil chino. Patricia Castro (1m 59,06s), Mireia (1m 58,56s), y Beatriz Gómez (1m 59,08s) cerraron el cuarteto con un récord nacional. Establecieron una marca de 7m53,20s y se clasificaron quintas por detrás de China, que posee el récord mundial, Francia, Australia y Estados Unidos.
El público del Palau, encendido como nunca, aclamó a la chica de Badalona
La maravillosa Missy Franklin puso la primera mano en la última pared con una posta formidable para destrozar a las australianas con un parcial de 1m 54,27s. Tres segundos más rápida que su rival inmediata, Alicia Coutts. La nadadora menos experta del equipo español, Bea Cortés, de 19 años, fue la más clara en su balance: “Teniendo en cuenta lo poco que llevamos juntas es fenomenal. El año pasado en Londres quedamos décimas y este año subir 15 puestos ganando a países tan grandes como Italia o Canadá es un paso muy grande. La Missy Franklin se tiró conmigo en la cuarta posta. Al principio impresiona un poco nadar entre las más grandes”.
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