Márquez compite contra Márquez

Valentino Rossi le llama pequeño bastardo. Se aprendió el circuito viendo viejas carreras en la tele de su casa de Cervera. Lo recorrió con un scooter el miércoles y el jueves. Advirtió que le recordaba a su pueblo en invierno, pues la colina en la que queda enmarcado este circuito despierta todas las mañanas con un banco de niebla. Igual que el frío pueblo leridano de Cervera en el que nació Marc Márquez. El chico tanteó las subidas y bajadas de Laguna Seca en la primera sesión libre –terminó tercero, a solo dos décimas del mejor, Crutchlow– y, desde entonces, dominó todos los entrenamientos hasta llegar a la sesión de clasificación del sábado. Pero al piloto de Honda, que no tiene más rival en estos momentos –con Lorenzo y Pedrosa malheridos– que él mismo, le pudo la ambición y, cuando rodaba para seguir mejorando su tiempo, se fue al suelo.

Fue una caída sencilla, poco aparatosa y que se saldó sin daño alguno: cayó en la curva seis, en plena bajada: se le cerró la dirección, perdió el neumático delantero, y salió por la escapatoria. En aquellos momentos era el primero en la tabla y quedaban cuatro minutos, pero decidió no forzar en un último minuto para defender su posición. No valía la pena. Volvió a su taller. Y no pudo poner la guinda a un sábado magnífico. Stefan Bradl le birló la primera posición y consiguió así su primera pole en MotoGP con un tiempo que supera el récord de la pista, hasta ahora en manos de Pedrosa, por un par de décimas. Pero al español, que se quedó a solo 17 milésimas de la gloria, no parecía importarle demasiado: “Iba un poquito más rápido de lo que debía. Pero mis sensaciones con la moto son muy buenas”, declaraba. Todos le señalan como el favorito para ganar este domingo en Laguna Seca. Se ha entendido a las mil maravillas con el Sacacorchos y todas esas curvas ciegas y baches que hacen de este un escenario complicado. Tiene ritmo. Y hambre. Si gana sería el primer debutante en conseguir una victoria en este circuito.

En la primera fila le acompañarán en la parrilla de salida Bradl a un lado y Bautista –que logró su mejor clasificación del año– a otro. Y por detrás tendrá a tres rivales de entidad: Rossi, que deberá solucionar sus problemas de agarre con el neumático trasero; Crutchlow, que después de una caída en la anterior sesión tuvo muchos problemas con su moto y apenas pudo pelear por la pole; y Lorenzo, capaz de terminar a poco más de dos décimas de segundo, el sexto, solo una semana después de ser operado por segunda vez de la clavícula izquierda. En el séptimo puesto, a medio segundo, Dani Pedrosa.

Al igual que había hecho el viernes, el de Honda declinó participar en el entrenamiento de la mañana, la tercera sesión libre del fin de semana, pues se corría todavía sobre un asfalto muy frío, demasiado, y con una humedad elevadísima, circunstancias que complican el pilotaje. Así que Pedrosa salió a probarse en esa media hora previa a la sesión de clasificación instaurada este año. Ya asomaba el sol y el asfalto estaba más caldeado. Ajustó su moto y lo preparó todo para la Q1, la primera parte de la clasificación, en la que participan los pilotos más lentos del fin de semana y donde le bastaron cuatro vueltas para lograr su objetivo. El de Honda ha intentado estresar lo menos posible su clavícula y hombro izquierdos –tiene una pequeña fractura y un desgarro en el pectoral– este fin de semana con el objetivo de llegar en las mejores condiciones posibles a la carrera del domingo. Y sus planes salieron a la perfección. Utilizó solo seis minutos de los 15 que dura la Q1 para colocarse con el mejor tiempo y pasar a la Q2, donde se batiría ya con los mejores. Saldrá desde la tercera fila, quizá demasiado lejos para no complicarse la vida en una carrera que pinta difícil para él. Pero, como Lorenzo, piensa en un campeonato que se iban a jugar entre dos y ahora lo lidera “un golpista”, como le llama Vitto Ippolito, presidente de la Federación Internacional de Motociclismo. Se llama Márquez.