Ceremonia de purificación

Los Mundiales de Natación de Barcelona comenzarán hoy con un maratón de ceremonias de purificación en Montjuïc. Los rituales se verificarán entre las 9.00 y las 10.00 en lo alto de la montaña, bajo la imponente cúpula del Palau Sant Jordi, que acoge una piscina gigante y profunda, al abrigo del calor sofocante de los pinares, en donde cantan las cigarras. No habrá bautizos, pero los operarios que manipulan los filtros Neptune Benson, casa fundada en Rhode Island, aseguran que el agua, aunque extraída de la red pública, una vez procesada por sus aparatos puede volverse casi milagrosa.

Esther Jaumá, nueva seleccionadora, dice que heredó un grupo experto pero fatigado

Una liturgia de limpieza espiritual es lo que intentará la selección española de natación sincronizada a lo largo de tres zambullidas para ejecutar las rutinas técnicas de equipo y solo. Los procelosos acontecimientos del último año exigen una restitución ceremonial. Porque, además de la conquista de dos medallas olímpicas, el equipo se vio sacudido desde septiembre de 2012 por el despido improcedente de la seleccionadora Ana Tarrés. La rescisión unilateral nunca fue suficientemente argumentada por una federación que vive del dinero público, pero una oportuna carta de un grupo de exnadadoras repentinamente alborotadas con la conducta pretérita de su jefa, presuntamente irrespetuosa, fue publicada de forma simultánea.

El chismorreo y la discordia arrecieron durante meses. En enero, la capitana, Andrea Fuentes, anunció su retirada entre rumores de desengaño con la nueva realidad que le tocaba vivir en la selección. Para culminar la traca, el juez dio la razón a Tarrés en todo lo concerniente a los hechos jurídicamente relevantes. Así es que el equipo se encontró en febrero sin capitana y ante el reto de reinventarse.

Esther Jaumá, nombrada nueva seleccionadora, dice que heredó un grupo experto pero fatigado. “Este es un equipo con una experiencia importantísima”, dice, “y esto ayuda muchísimo en el trabajo con las nadadoras más jóvenes, porque a la hora de competir es un ejemplo. Pero a la vez, es un equipo muy cansado anímicamente. Esto en algunos momentos de la temporada ha dificultado muchísimo el trabajo porque se han tenido que tener en cuenta muchos factores personales, de motivación, que realmente eran necesarios”.

El equipo lo forman Ona Carbonell, Marga Crespí, Thais Henríquez, Alba Cabello, Paula Klamburg, Clara Basiana, Cristina Salvador, Irene Montrucchio, Laia Pons, Sara Levy, Meritxell Mas y Clara Camacho. Hasta la última nadadora debe su presencia en los Mundiales al programa de detección de talentos y tecnificación impulsado por Ana Tarrés desde 1997. El resultado fue una de las sagas más asombrosas de la historia de la natación europea. De la nada, de un país sin ningún peso histórico, España se convirtió en una potencia mundial con estilo propio. Obtuvo 52 medallas entre Europeos, Mundiales y Juegos. El legado de Tarrés fue profundo y dejó una cadena de producción en marcha. La prueba más deslumbrante es Ona Carbonell, la figura, la solista, digna heredera de Gemma Mengual y Andrea Fuentes.

Ona Carbonell es la solista, digna heredera de Gemma Mengual y Andrea Fuentes

“Ona está muy bien”, observa Jaumá, “a pesar de que es muy joven. Lleva muchos años en la selección y ha asumido el liderazgo con una gran naturalidad. Ella es positiva y muy ambiciosa. Y a la vez se desvive para el equipo. No ha tenido que esforzarse para asumir ese rol y sus compañeras lo han aceptado perfectamente. Ona es muy competitiva y en algunos momentos le hemos propuesto no competir en algunas pruebas o relajarse. Y nos decía: ‘Como mucho las eliminatorias. ¡Las finales las quiero hacer todas!’. Tendrá que hacer un esfuerzo titánico porque la esperan 13 o 14 pruebas”.

Ona se jugará su primera medalla esta noche en el solo técnico. Interpretará una exigente coreografía titulada como la pieza de música que la anima: La voz del violín.