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“Ya era hora”

La última campeona británica de Wimbledon recuerda cómo vivió aquella final y analiza la gesta de su compatriota Murray

Juan José Mateo
Virginia Wade, antes de la final de Wimbledon 2013
Virginia Wade, antes de la final de Wimbledon 2013Harlem Mepham (FilmMagic )

Virginia Wade (Bournemouth, 1947) fue hasta el domingo la última tenista británica en ganar Wimbledon (1977). Ex número uno mundial, ganadora de tres grandes (todos menos Roland Garros) y jugadora de fino toque, sigue conservando la figura ligera que se inclinó en una reverencia ante Isabel II para recoger la bandeja de campeona. Aquel día, mientras el público le cantaba For She’s a Jolly Good Fellow!, nadie pudo pensar que pasarían 36 años hasta que otro británico, Andy Murray, se coronara en Wimbledon.

Pregunta. Haber sido durante tres décadas la última ganadora local le dio la fama. ¿Cómo lleva el triunfo de Murray?

Respuesta. Por mi, está bien. Ya era hora. Hacía mucho tiempo que esto tenía que haber pasado. Es ridículo no haber tenido un ganador británico desde hace tanto tiempo.

P. ¿Empujaba tanto el público en su tiempo como ahora a Murray?

R. Cuando yo jugaba, el público era bastante ruidoso, pero nada comparable con los niveles de estos días. La gente se ha ido haciendo más y más vocal, dejándose sentir mucho más. A eso se añade ahora todo el ruido que genera la colina de Henman (un promontorio situado frente a la pantalla gigante de la pista uno en la que la gente sin entrada se concentra para seguir los partidos. Se la ha rebautizado como el montículo de Murray). Ha sido un argumento más para Andy. Le gusta jugar en ese ambiente.

P. ¿Cuáles son las fortalezas y las debilidades del campeón?

R. Tiene un gran espíritu competitivo. No le gusta cometer errores. Cuanto más agresivo intentas ser, es inevitable que cometas más errores. Entender eso ha sido duro para él. Tiene que arriesgarse. Lo está haciendo. Por eso está ganando. A veces, tiene demasiado cuidado. ¡Hay que arriesgar! Su primer saque ha mejorado dramáticamente.

Bartoli es una anomalía. Única en su especie"

P. ¿Cuánto le costó a usted asumir la presión que implica ser británico y jugar en Londres?

R. Me llevó muchísimo tiempo, de verdad que me llevó mucho tiempo. Durante muchos años pensé que podía ganar, llegué a las semifinales y no las jugué bien. Dos años antes de ganar el título, sentí que estaba realmente preparada para ganar el torneo. Cuando llegó el momento, era una persona más madura, sabía cómo manejar la presión, sentirla, por supuesto, pero también asumirla y jugar con ella. Me llevó mucho tiempo.

P. En Courting Triumph, su biografía, escribe que saber que Isabel II presidiría la final le ayudó a ganar el título.

R. Fue una gran motivación. Dentro de mí, sentí que había perdido oportunidades anteriormente, que la tensión había podido conmigo. En las grandes ocasiones, tienes que tener equilibrio, y ese equilibrio tiene que tener unos ingredientes en los que haya más motivación que nervios. Si es así, todo está bien. Debes buscar razones para ganar. Razones que no debiliten tu determinación. Para un británico, en Wimbledon, si estás un poco inseguro, si te falta un poco de confianza… entonces la tensión es insoportable.

Es ridículo no haber tenido un ganador británico desde hace tanto tiempo"

P. ¿Qué habría sido de usted de haber competido en esta época?

R. 35 años después, con las nuevas raquetas y los nuevos cordajes, le pegaría más fuerte a la pelota. Lo supongo, porque ya no juego más. Es una diferencia radical. Creo que ha sido una cosa negativa. La fuerza se ha impuesto al toque. La gran diferencia entre estos tiempos y los míos es que ahora hay muchísimas jugadoras buenas. La profundidad del tenis femenino es mucho mayor. Nosotras teníamos la oportunidad de algunas rondas fáciles. Eso ya no ocurre.

P. Precisamente, Bartoli, la campeona de este año, da los dos golpes a dos manos.

R. Muy inusual. Juega con una raqueta más alargada de lo normal (tiene un mango artesanal, para facilitar el saque y cubrir más pista). En general, ella es una anomalía. Única en su especie. Genera mucho ritmo, mucha fuerza cuando está desplazada sobre el revés. Solo Djokovic, Nadal y las Williams pueden hacer eso. Aquí, mejoró partido tras partido.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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