Ferrer supera a Bautista y a su tobillo
El alicantino, que será número tres al final del torneo, sufre para llegar a tercera ronda (6-3, 3-6, 7-6 y 7-5)
La pista estaba “peligrosa”. En segunda ronda, David Ferrer y Roberto Bautista pisaron la hierba y pronto comprobaron que estaba resbaladiza, bien regada por la llovizna que nunca acabó de abandonar el viernes, tendiendo trampas en las que quedaron atrapados sus pies y doloridas sus musculaturas. Ferrer, víctima de dos costaladas en la primera ronda, compitió con el tobillo izquierdo dañado y se pegó una tercera. Las circunstancias de juego le hicieron tendente a la precaución. Bautista, que planteó un partido extremadamente agresivo, que incluyó un buen puñado de subidas a la red, explotó al máximo sus posibilidades. Solo la consistencia del número cuatro mundial, que será el tres cuando acabe el torneo, le sacó 6-3, 3-6, 7-6 y 7-5 (2h59m) del atolladero.
“Ha sido muy muy duro”, reconoció Ferrer. “Me siento mejor que el primer día, no tengo ningún problema físico”, subrayó antes de enfrentarse a Dolgopolov por una plaza en octavos. “Cada día que pasa mejoro mi juego sobre la hierba. Contra Dolgopolov, que juega muy plano y tiene mucho talento, va a ser muy duro. Debo ser sólido, consistente”.
Los tiros del alicantino hicieron menos daño del que acostumbran. Sin piernas para apoyar totalmente su explosivo juego, pendiente de no resbalar de nuevo, Ferrer tuvo dificultades para impulsar la pelota hacia los rincones de la pista, ahí donde abren heridas. Bautista le citó con casi una veintena de dejadas, y pocas fue capaz de contrarrestar el top-5, sin buenos agarres con los que iniciar la carrera sobre hierba, inseguro en el esprint, porque lógicamente temía otra costalada. Bautista, además, le sostuvo la mirada desde el fondo de la pista y fue capaz de cerrar varios peloteos con voleas preciosas. No fue un partido sencillo para Ferrer. Fue, más bien, un encuentro cuesta arriba, en el que fue desaprovechando oportunidades (se creó muchas al resto), sufriendo en el saque y penando con el segundo servicio. Cuando no apuró, Bautista le castigó.
Como en primera ronda, el finalista de Roland Garros se dejó un set. Con un cuadro como para soñar con sus primeras semifinales de Wimbledon, dejó algún respingo que reflejó lo que le preocupa el tobillo. Si Ferrer no puede correr para defender, su sello, es menos Ferrer. Si Ferrer pierde movilidad en la pista, es un Ferrer desdibujado. Si Ferrer compite como hoy, demuestra lo que le ha llevado hasta el podio del tenis: alergia al dolor, ganas de competir incluso cuando llueve, el contrario juega bien, la pista resbala y el pie dice “frena, no corras”.
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