Sálvese quien pueda en Merion
En una segunda jornada que no pudo acabar por falta de luz, Mickelson resiste como líder, Tiger Woods, McIlroy y Gonzalo Fernández-Castaño van tres arriba, y Olazábal se despide
El zurdo de San Diego Phil Mickelson, de 42 años, se acostó el jueves como líder y se levantó el sábado de igual manera para acudir a Merion, o al infierno según se mire y que es la sede del Abierto estadounidense, gracias a un putt muy largo que metió para birdie en el último hoyo, el 18. Merion, que se presentó a comienzos de semana como un recorrido corto y sencillo excepto siete hoyos, ha logrado consumar una sangría en la elite del golf mundial tras casi dos vueltas.
Tiger Woods y Rory McIlroy están a salvo, los dos mejores del ránking; también el español Gonzalo Fernández-Castaño, los tres con +3; Sergio García (+6) se debate entre el ser o no ser (quedó parado en el hoyo 15 con +6 para un corte en +7), y el que se despide es José María Olazábal (+16).
La segunda ronda, la del corte, tampoco pudo acabar por falta de luz debido a los retrasos acumulados por la lluvia. Sí cerraron 36 hoyos, en cambio, los dos jugadores que encabezan el segundo grande del año, el citado Mickelson y su compatriota, de Florida, Billy Horschel. Ambos son los únicos que caminan bajo el par, aunque con un raquítico -1, en un campo que con su espeso rough se está cargando hasta el codo del mejor jugador del mundo, Tiger Woods.
Mickelson, con cuatro grandes en su palmarés pero ninguno de ellos en el Abierto de su país, salvó un 72 (2 arriba) y el liderato con un putt de ocho metros en el temible hoyo 18, el tercer par 4 más largo en la historia de este torneo, con 476 metros. Fue su único birdie del día, pero que le sirvió para igualar con Horschel, un jugador de 26 años que este año ya ha ganado el Zúrich Classic a finales de abril y que comenzó el pasado año a trabajar con Fran Pirozzolo, un psicólogo deportivo que le recetó meditación y ejercicios de respiración.
"Siempre me faltó paciencia", dijo Horschel tras sus dos rondas en Merion y ser el mejor en la segunda con 67 golpes (-3). "Intento tener siempre la sonrisa en mi cara y ser feliz con lo que hago", resumió Horschel, cuyas estadísticas delatan su posición de privilegio en la pizarra: atrapó 31 de 36 greenes.
En cuanto al favorito, Tiger Woods, con 73 y 70 golpes se mantiene en posición de ataque para el fin de semana, siempre que el codo le respete. Notah Begay, su íntimo amigo, describió no obstante el problema que Tiger debe solventar, que es un dolor intenso en el codo, especialmente cuando tiene que "meter las manos" en el rough.
Woods, según Begay, tiene una inflamación en el codo, que se está tratando con hielo y estimulación eléctrica. Su posición en la pizarra es que, con 3 arriba, figura en el top-20, a solo cuatro golpes de los líderes, empatado con McIlroy y Fernández-Castaño.
Tiger está renqueante por dolores en un codo
José Mari Olazábal fue uno de los que se estrelló en la segunda ronda, como tantos otros (el argentino Angel Cabrera o el norirlandés Graeme McDowell). El golfista guipuzcoano se fue con 81 golpes en la tarjeta (+11), mejor que la que él mismo entregó el año pasado en la segunda ronda del PGA Championship (86 golpes), pero con idéntico global (+16) para abandonar este segundo torneo de Grand Slam del año.
Olazábal, de 47 años y que logró el pasaporte para Merion en una de las previas que se disputó en Inglaterra, se cayó con todo el equipo en la segunda ronda: cuatro doble bogeys, cinco bogeys y dos birdies. Hecatombe que propicia Merion, que parecía un campo chiquitín y manejable, pero en el que solo dos golfistas le van ganando. El resto, sufrimiento típico del Open estadounidense.
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