Rossi se la juega en Montmeló

“¿Quién no es fan de Valentino?”, se preguntaba. Rossi la había invitado a su hospitality, quería conocerla, a ella, la primera chica en ganar una carrera del Campeonato de España de velocidad. Y María Herrera, de 16 años, aceptó encantada. Hubo presentación, una breve charla y fotos. Caía el sol a plomo y cientos de aficionados esperaban al italiano para que les firmara un autógrafo. Eran los mismos que gritaban su nombre a mediodía, cuando Rossi volaba por Montmeló, los mismos que recibirían su recompensa horas más tarde: un garabato estampado en una gorra o una camiseta. Los mismos que vibraron con un amago de regreso cuando el italiano se calzó las gomas blandas y bordó una vuelta rápida para terminar como el mejor del viernes.

Era la primera vez que lo hacía desde el Gran Premio de Gran Bretaña del año pasado. “Pero entonces fue en mojado, en seco es otra cosa”, puntualizó el de Yamaha, que se reconoció “tan contento” que ya piensa en repetir el podio de Catar, donde fue segundo. Es consciente de que no es el primer viernes que despunta. Lo hizo en Mugello y Le Mans, y sus rivales mejoraron mucho más que él al día siguiente, aunque en esta ocasión, dice, es “un poco más optimista”. Además, “terminar en primera posición, no en segunda o tercera, deja un regusto diferente”. Cree que todavía puede mejorar en el primer y el tercer parcial. “En el segundo y en el cuarto soy especialmente rápido”, añadió el mismo que hacía mofa de sí mismo en Mugello, donde estrenó un casco —ya es casi un ritual— con una divertida tortuga, tan lenta como se ve él.

Rossi ya fue el más rápido en los primeros entrenamientos de Mugello y Le Mans, y sus rivales mejoraron mucho más que él al día siguiente

“Pilotar esta moto al 100%, como lo hace Jorge, no es fácil. Se necesita tiempo”, explicó. Era un piropo a su compañero de equipo —Lorenzo terminó a 49 milésimas de segundo de él— y una especie de excusa. Tras dos años con Ducati, una moto que necesita de pilotos con un estilo más agresivo y con la que no se entendía —“Soy viejo, no tengo edad de cambiar mi pilotaje”, dijo—, fue un placer reencontrarse con su M1 a los 34. Lo demostró en la primera carrera del año. Las sensaciones eran conocidas. Y podía aprovechar otra vez el excelente paso por curva de la Yamaha y rodar más tiempo inclinado sin necesidad de abrirse como tenía que hacerlo con la Ducati. Claro que una vez recuperada la confianza rascar esas décimas de más que le separan de Lorenzo o Pedrosa no es fácil.

“Para mantenerme arriba tendré que ser más rápido este sábado, pero hemos mejorado. Me siento bien con la moto: puedo frenar más fuerte y hacer mejor la entrada a las curvas”, indica. Su entorno asegura que ésta —adora la cita de Montmeló— es la carrera del año para él: “Se juega todo su prestigio”. La clave, dadas las altas temperaturas, será la elección de los neumáticos. Rossi hizo la vuelta rápida con el más blando, después de haber estado rodando con el duro. Pero no lo tiene claro. El blando —Lorenzo fue el único que no probó el duro— le permite ir más rápido; el duro parece poder resistir mejor una carrera entera. ¿Cuál escoger? Ni él ni nadie lo sabe.