“Es muy importante equivocarse para luego aprender de los errores”
David Ferrer (Xàbia, 1982) disputa hoy (15.00, Canal+, Cuatro, Telecinco y Eurosport) su primera final grande. Le espera Rafael Nadal, el heptacampeón, que le domina por 19-4 en el cara a cara. Con 31 años, nunca un tenista había necesitado tantas participaciones en los grandes (42) hasta llegar al partido decisivo. Con esa perspectiva en mente, el número cinco mundial, que adelantará al mallorquín en la clasificación pase lo que pase en el partido, repasa el largo camino que le ha llevado desde el club de tenis de Xàbia hasta la central del templo de la arcilla y reflexiona sobre el aprendizaje vital al que le ha sometido una carrera llena de dificultades superadas.
Pregunta. ¿Cuál es la primera final de un torneo grande que recuerda?
Respuesta. Recuerdo la primera que vi: cuando jugó Sergi Bruguera contra Jim Courier [en 1993]. Estaba en un club de tenis de Valencia, porque estaba jugando por equipos. Tenía 11 años. Recuerdo cuando Sergi ganó ese quinto set y se tiró al suelo. Fueron momentos en los que realmente pensé: “Ojalá algún día tenga la oportunidad de estar ahí”. Sabía que era muy difícil. Sin embargo, pues mira: la vida te da muchas sorpresas.
Cara a cara
Nadal domina 19-4 a Ferrer en los precedentes.
El mallorquín, que si gana se convertirá en el tenista con más victorias en la historia de Roland Garros (59), no pierde con el alicantino sobre tierra desde 2004.
Independientemente de quién se imponga, Ferrer adelantará a Nadal en la clasificación: si vence, será tercero; si cae, cuarto. Nadal, quinto pase lo que pase.
El alicantino compite su primer duelo decisivo en los grandes. Para el mallorquín es el 17º.
P. Ha tenido que esperar 31 años para llegar hasta aquí. Cuando pasen otros 31, ¿qué recuerdos, qué sensaciones, habrá guardado de Roland Garros 2013?
R. Aún no ha terminado el torneo. Tendré recuerdos muy buenos seguro. Lo valoraré mucho más con el paso del tiempo. Ahora mismo, como todo pasa tan deprisa, y todo gira tanto alrededor del tenista, pues no me doy cuenta, no acabo de valorar al ciento por ciento lo que estoy consiguiendo. Obviamente, yo soy muy consciente de que el tenis me ha dado muchísimo, mucho más de lo que yo esperaba. Aún así, cuando pase el tiempo y los años, yo diré: “Caramba, qué difícil era conseguir esa regularidad o poder jugar una final de un torneo del Grand Slam, y yo lo hice”.
P. “Urgencias ninguna. Cuanta menos prisa tienes, mejor salen las cosas”, defendió cuando le preguntaron si no tenía la sensación de que por edad cada vez tendría menos oportunidades de ganar un grande. ¿De dónde nacen esas frases, quién le inspira esos pensamientos?
R. No diría una sola persona. Diría que la gente que tengo alrededor, también por supuesto libros de autoayuda o psicólogos. Es bueno ver todo tipo de vida para saber qué es lo que mejor te puede ir a ti mismo. En ese aspecto, es cierto que mis amigos o mi vida familiar, está compuesta por gente muy feliz. Eso me ayuda a afrontarlo de una manera mucho más tranquila. También es cierto que, con el paso de los años, como a veces en el tenis he tropezado o he pecado de inexperiencia, ahora es más fácil. Ya me he equivocado. Por eso digo que es muy importante equivocarse para luego aprender de esos errores. Cuando uno no se equivoca nunca y siempre le va bien, cuando le va mal no sabe salir de ahí.
P. ¿Cuál es su primer recuerdo de una pista de tenis?
R. Mi primer recuerdo es el club de tenis Xàbia, sin lugar a dudas. No el primer día que me llevó mi padre, pero sí vídeos de mi comunión, de cuando le pegaba a la pelota. Me encantaba el tenis. Me pasaba no sé cuántas horas en el club de tenis Xàbia, en el frontón. Ahora en los clubes de tenis no hay tanto frontón. Yo recuerdo que imitaba a los jugadores. En esa época eran Emilio Sánchez, Sergi Bruguera, Carlos Costa… Jugaba con la pared y me creía que era uno de ellos. Siempre he llevado el tenis por dentro, la verdad.
Rafa no se ha acomodado nunca. Eso es algo que yo he aprendido”
P. Nadal y usted son compañeros de selección. ¿El mejor recuerdo?
R. Hemos tenido momentos muy bonitos, sobre todo todos los años que he compartido con él en el equipo de Copa Davis, que han sido muchas eliminatorias. Sin duda Sevilla [final de 2011, ganada a Argentina]. Sevilla fue tanto a nivel personal como a nivel de equipo algo bonito. Llevábamos tiempo compartiendo ese equipo Feliciano [López], Fernando Verdasco, Rafa y yo. Nos llevamos bien. Sin duda, tienes a Rafa y todo es más fácil, pero creo que era un equipo cuyo éxito [nació en] que nos lleváramos bien, en ese ambiente de grupo, que hacía que las cosas funcionaran. Recuerdo la confianza que siempre he tenido con Rafa. El saber que cuando yo ganaba mi partido tenía la tranquilidad de saber que él iba a ganar el suyo. Muchas veces estaba cansado, le veía cansado, recuerdo el partido con Del Potro, que venía tocado del hombro, de la rodilla, que yo lo veía y me decía “buufff, está hecho polvo el pobre”… y aún así dio el ciento por ciento y ganó. Es fácil tener a un jugador tan bueno al lado. Rafa lo es tanto fuera como dentro. Siempre nos ha tratado de igual a igual. Nunca ha habido una palabra de más ni una palabra de menos.
P. ¿Cuándo vio a Nadal por primera vez?
R. La primera vez que le vi fue en el challenger de Sevilla [2001]. Me quedé realmente impresionado. Me acuerdo de que jugó contra Israel Matos, me acuerdo perfectamente. No era el Rafa de ahora, ¡era un niño! Tendría 14 o 15 años. Le dieron una wild card y ganó ese partido con un jugador que en esos momentos era mucho más fuerte físicamente que él, al que le corría mucho más la bola. Veías a Rafa luchar por la pista, a ese pequeñajo... Me quedé realmente sorprendido de la mentalidad que tenía. Sigue teniendo la misma mentalidad. Sigue siendo igual de bueno. No se ha acomodado nunca, por muy bien que le hayan ido las cosas. Eso es algo que yo he aprendido.
Las derrotas en los JJ OO, en la final de Miami... fueron duras. Me dejaron sin dormir”
P. Ha jugado muchos partidos con él. Ha tenido sus victorias, sobre todo ha tenido derrotas…
R. Más bien derrotas que victorias (sonríe).
P. ¿Cuál es la más dolorosa?
R. Dolorosa… la de Madrid de este año fue dolorosa, porque estuve cerca [a dos puntos de la victoria]. También hubo una en Roma en 2005, una semifinal, que también estuve cerca. Me quedo con la de Madrid porque estuve más cerca, con esa bola para poder tener dos match-balls [Nadal la ganó de espaldas a la red, con un golpe afortunado] y que luego lo piensas y te queda un poco de angustia. Fue dolorosa, pero ha habido derrotas mucho más duras. Puedo decir en los Juegos [de Londres 2012, con Feliciano López como pareja perdió cuatro bolas de partido que les aseguraban una medalla], el partido de Miami [2013, con punto de partido a favor frente a Murray en la final paró el peloteo creyendo que la bola del rival había sido mala, y el ojo de halcón no le dio la razón]… esas han sido realmente duras. Me ha costado dormir, cosa que a mí normalmente no me cuesta.
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