Los prodigios de Parker superan el triple doble de LeBron

Tony Parker, el más bajito de cuantos acabaron sobre la cancha, se llevó el gato al agua y les dio a los Spurs de San Antonio la primera victoria de la final ante los Heat de Miami (88-92). El base francés, de 1,88 metros, ejecutó al equipo de LeBron James con una serie de canastas, a cual más asombrosa. Los Spurs se encomendaron a su calidad indiscutible, adobada en este final de temporada con un estado de forma excepcional.

Parker actúa como un mago capaz de sacarse de la chistera el prodigio más insospechado. Sus tres últimas canastas pueden pasar directamente a la antología de los mejores momentos de las finales: un reverso a mil por hora, un tiro de larga distancia tras un bote y una finta a una velocidad endiablada y, por fin la última, punto y aparte.

Spoelstra, desesperado, prescindió de su base, Chalmers, en los últimos minutos y le encomendó a LeBron James la tarea de defender a Parker. Con el marcador en un puño y los equipos jugándoselo todo desde la línea de tiros libres, se llegó a los últimos 31 segundos con 88-90 en el marcador y balón para los Spurs. Parker atravesó con él la cancha, se fue hacia el lado derecho del ataque, buscó un apoyo o una línea de pase. No encontró ni una cosa ni la otra.

A Parker no le quedó otro remedio que intentar mantener el balón, mientras era atosigado por LeBron y encajonado por la defensa de los Heat. Perdió el equilibrio un instante. Logró rehacerse mientras continuaba botando la bola sin que nadie pudiera arrebatársela. Se irguió de nuevo, mientras LeBron entraba al trapo y se lanzaba sobre él para tapar el tiro. El francés lo esquivó, se suspendió en el aire y, justo en la última centésima del tiempo de posesión, lanzó un tiro en suspensión que entró y decidió el partido. Incluso es necesario ver la jugada varias veces repetida para cerciorarse de que efectuó el lanzamiento dentro del tiempo reglamentario y, de paso, recrearse en el alarde de Parker.

Los Spurs fueron siempre fieles a su estilo, con una circulación de balón espléndida y de la que sacan muchas ventajas y la inteligencia y disciplina táctica que le caracteriza. Entraron con fuerza en el partido, 2-9, pero después los Heat aprovecharon las ventajas de Bosh sobre Splitter en ataque y el mal arranque de Duncan, fallón en el tiro. Los de Miami estuvieron muy entonados con los triples en la primera parte. Llegaron a dominar por nueve puntos (38-29), con cinco jugadores diferentes anotando de tres en tres.

Pero Duncan volvió a la cancha tras un breve respiro en el banquillo y empezó a ser el Duncan de las mejores ocasiones. Y Green y Ginóbili, que actuó de base cuando Parker se tomó algún respiro, aportaron puntos y criterio. LeBron iba camino del triple-doble, pero no rompía definitivamente en ataque, mérito sobre todo de su marcador, Leonard. Al final, James concluyó con el décimo triple-doble en unos playoffs con 18 puntos, 18 rebotes y 10 asistencias. Wade aportó 17 puntos. Y Bosh sumó 13 puntos. Pero ninguno de ellos acabó de transmitir sus mejores sensaciones y parecieron sentirse incómodos.

Los Heat dominaron el rebote (46-37), pero ni siquiera eso les libró de tener que ir a remolque en los últimos minutos. Los Spurs, una vez subsanados sus errores en las transiciones, castigados con rápidos contraataques de los Heat, dominaron el ritmo del encuentro. Solo perdieron cuatro balones, la mitad que sus rivales, y fueron más certeros en los instantes decisivos. Parker concluyó su recital con 21 puntos y 6 asistencias. Duncan acabó bien lo que empezó mal, con 20 puntos, 14 rebotes y 4 asistencias. Y Ginóbili, Green y Leonard aportaron lo necesario para que los Spurs se anotaran una primera y valiosísima victoria.