Alfombra roja a la final
El Madrid alcanza su segunda final consecutiva por primera vez desde 2001 tras derrotar al CAI (63-77) gracias a Darden, artífice de la remontada cuando los blancos perdían por 13
La artillería del Madrid guardaba una bala en la recámara. Darden se destapó en Zaragoza como el enésimo recurso de un equipo inagotable que tumbó la resistencia y el entusiasmo del CAI por abrumadora superioridad. Por primera vez desde 2001, los blancos consiguen encadenar dos presencias consecutivas en la final de la Liga. Los de Laso tienen hambre y se han ventilado con un contundente 3-0 su camino hacia el título. Esperan rival y llegan lanzados a la cita. Al contrario que el año pasado, tendrán el factor cancha a favor, ventaja que les ha dado el título en seis de las siete ocasiones en las que, en la era ACB (desde 1984), han comenzado jugando en casa.
La intensa puesta en escena del CAI no se tradujo de inicio en el marcador (14-15, m. 10), pero sí en el expediente de faltas. En el intento de parar la embestida de los pívots de José Luis Abós, Begic y Slaughter se cargaron con dos personales cada uno y dejaron despoblado de músculos y centímetros el dique de contención blanco. El trabajo de Felipe en la pintura y la hiperactividad de Rudy (excelso en la faceta reboteadora) solventaron la circunstancia. Pero la insistencia del conjunto maño encontró la pista de despegue en el segundo acto.
CAI, 63 - R. Madrid, 77
CAI Zaragoza: Van Rossom (5), Roll (12), Rudez (8), Aguilar (10) y Jones (11) —cinco inicial—; Llompart (7), Stefansson (5), Toppert (0), Golubovic (5), García (0), Marín (0) y Fontet (0).
Real Madrid: Llull (10), Rudy (5), Suárez (2), Mirotic (18) y Begic (4) —cinco inicial—; S. Rodríguez (3), Carroll (13), Draper (0), Darden (13), Slaughter (2), Reyes (7) y Hettsheimeir (0).
Parciales: 14-15, 23-20, 13-18 y 13-24
Árbitros: Hierrezuelo, García González y Guirao. Sin eliminados.
11.000 espectadores en el Príncipe Felipe.
Hoy: Gran Canaria-Barça (21.00, Tdp) (2-0 en la serie a favor del conjunto azulgrana).
En su intención de arroparse, el Madrid descuidó el perímetro y el CAI encontró un filón. En apenas cuatro minutos, Aguilar y Roll desataron su puntería y lideraron un contundente parcial de 15-2 con cinco triples consecutivos que dejaron sonado al conjunto de Laso. En un santiamén se pasó del 20-20 al 35-22 para jolgorio de la animosa parroquia del Príncipe Felipe, que soñaba con estirar la serie. Sin embargo, en un inesperado giro de guion los blancos chafaron la fiesta en las gradas con la aparición de una bala inédita. Inopinadamente, Tremmell Darden se echó a su equipo a la espalda y condensó, justo antes del descanso, sus mejores momentos como madridista. 11 puntos consecutivos del alero californiano en apenas dos minutos, sin fallos en el tiro, encarrilaron al Madrid (37-35, m. 20) con una facilidad que hundió moralmente al CAI. Los pívots blancos siguieron cargándose de faltas, pero la defensa, intensa y solidaria, en la pintura (28-36 en la batalla del rebote), las metralletas episódicas de Llull y Carroll y la inagotable producción de Mirotic devolvieron al líder de la Liga Regular su habitual velocidad de crucero (55-65, m. 35). Si en el segundo partido de la serie el Madrid masticó la victoria de pase en pase (25 asistencias), este se lo comió a mordiscos.
Jones perdió el paso bajo la canasta, Roll y Aguilar se desfondaron y todo el CAI bajo los brazos. Lastrados por la baja de Norel, desdibujados en la serie y rendidos a la evidencia de un rival superior, los de Abós pusieron alfombra roja al Madrid rumbo a la final. “Siempre aspiramos a lo máximo. Esto es un reto, una obligación y una satisfacción”, resumió Laso en la sala de prensa.
El resumen del partido
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