El puño rosa de Nibali

A Vincenzo Nibali no le gusta que le llamen el patrón del Giro (“ah, qué peyorativo”, se queja a quien se lo llama, “yo no soy un dictador”), pero se comporta como tal. Quizás a su pesar, quizás porque los demás, grandes ciclistas, grandes personas, no le llegan a la suela de los zapatos, quizás porque mientras los demás se agotan él se mantiene fresco como una rosa, como la ‘maglia’ de líder que luce desde la primera contrarreloj en Saltar, quizás porque no le queda más remedio, como no pudo evitarlo tampoco en la cronoescalada, gigante el siciliano en las faldas del monte Altissimo que asombra Mori, en el corazón del Trentino que tiembla de frío.

Más que ningún otro día de este Giro tan perturbado por las lluvias, vientos, nieves y miedos por las carreteras insidiosas, el resumen de la jornada de la cronoescalada de 20 kilómetros y un poquito de descenso entre medias que acababa en las pistas de esquí de Polsa, es un asunto contable. O sea, sumas, restas y conclusiones. O sea, Nibali ‘über alles’, que agarró al Giro con su puño rosa con tal empeño que bien puede hablarse de dos carreras en las carreteras resbaladizas y aventadas a última hora (“si tuve que frenar e ir con mucho cuidado en las curvas porque había hinchado mucho las ruedas y eran peligrosas las curvas”, dijo superior el Tiburón de Messina, jaleado por sus fieles seguidores, los Canibali). Al segundo clasificado, al Samuel Sánchez que acabará ganando una etapa, pero pensó que sería la del día, le aventajó Nibali en 58s, que es exactamente el mismo lapso de tiempo en que el líder del Euskaltel, tan en su salsa la última semana, aventajó al 12º clasificado, el polaco que llega Niemiec. Al que más temía, al viejo Evans, que se diluye día a día aunque aún aguanta la segunda plaza en la general, le sacó Nibali dominator 2m 36s (y ya lo tiene, el peligro más cercano, y tan lejano, a su triunfo final, a 4m 2s en la general), y 1m 26s al tercero en la lista, el colombiano Rigoberto Urán, que probablemente será el segundo (está a 10s de Evans en la general) tras la etapa del viernes, sin los anunciados gigantes Gavia y Stelvio, impracticables sus carreteras que tocan el cielo a más de 2.600 metros, sustituidos por los menos temibles, casi amables, Tonale, viejo conocido, una autopista, de salida, y Passo Castrin (Hofmahdjoch, impronunciable su nombre en el alemán de la región: 1.706 metros de altitud, 8,4 kilómetros al 9.5%), nuevo en la historia de la corsa rosa, a mitad de recorrido).

Si Urán puede legítima y orgullosamente anunciar el advenimiento de los nuevos colombianos, los escarabajos del siglo XXI, hijos de otra escuela, pues poco detrás de él y peleando por el jersey blanco de mejor joven marcha Carlos Betancur, pura dinamita e hiperactividad, no menos orgullosamente Nibali proclamó al final, ya convencido de que su derrota no será casi posible, la llegada al poder dela Italia austral, pues siciliano es él y siciliano, de Palermo, es Visconti, el otro italiano destacado del año. “Este Giro ha sido bueno para Italia y para su sur, para Sicilia”, dijo Nibali. “Este Giro ha relanzado el ciclismo italiano. Es lo que la gente quería. Estamos en el buen camino”. El último ganador italiano del Giro, Ivan Basso (2010), sería, claro, el otro camino.

• Etapa 1: 181 elevado a la 25=Wiggo en rosa
• Etapa 2: Wiggo viste de rosa a un amigo siciliano
• Etapa 3: Lo viejo, lo nuevo, lo rosa
• Etapa 4: Robinson en los Apeninos
• Etapa 5: Wiggo y la soledad del sir
• Etapa 6: La sal del Giro
• Etapa 7: El fin del mundo en San Silvestre
• Etapa 8: Nibali en rosa, comienza la carrera
• Etapa 9: Insidias en la dulce Toscana
• Etapa 10: Urán gana y Nibali confirma que el peligro es Colombia
• Etapa 11: Intxausti y los pequeños detalles
• Etapa 12: Santa María de la derrota
• Etapa 13: Sin Wiggo ya, el Giro llega a la nieve
• Etapa 14: El único patrón es Nibali
• Etapa 15: Épica siciliana en la nieve
• Etapa: 16: “Lo necesitaba tanto Beñat…”
• Etapa 17: Visconti y el claroscuro