La Real no se corta en Sevilla
El conjunto donostiarra afianza sus aspiraciones de 'Champions' tras remontar (1-2) a los de Emery, con fe pero menos juego
Mantiene la Real Sociedad su espléndido pulso con el Valencia por la última plaza que da acceso a la Liga de Campeones. Lo hizo después de una primera parte soberbia y una segunda en la que tiró de oficio. Más que suficiente para doblegar a un Sevilla digno, aunque lejos ahora de su mejor versión. La Real sigue cuarta y el Sevilla destila mediocridad. Se aleja de Europa al mismo tiempo que envía señales de agotamiento, de falta de recursos ante rivales que, hoy por hoy, sencillamente son mejores. Como esta magnífica Real, viva, joven, en una fantástica plenitud. En su excelente ejercicio, se vio incluso beneficiada por dos decisiones arbitrales que perjudicaron al Sevilla. Un penalti a Cala y un increíble fuera de juego pitado a Medel cuando estaba solo ante su compatriota Bravo.
Sevilla, 1 - Real Sociedad, 2
Sevilla: Beto; Coke (Cicinho, m. 66, Cala, Fernando Navarro, Alberto Moreno; Kondogbia, Medel (Stevanovix, m. 87); Navas, Rakitic, Perotti (Babá, m. 66); y Negredo. No utilizados: Palop; Botía, Maduro y Reyes.
Real Sociedad: Bravo; Carlos Martínez, Ansotegi, Íñigo Martínez, De la Bella; Markel Bergara, Illarramendi (Ros, m. 87); Vela (Estrada, m. 70), Xabi Prieto, Griezmann (Castro, m. 87); y Agirretxe. No utilizados: Zubikarai; Cadamuro, Pardo e Ifrán.
Goles: 1-0. M. 9. Rakitic. 1-1. M. 16. Rakitic, en propia puerta. 1-2. M. 24. Agirretxe.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Expulsó a Reyes por protestar al juez de línea mientras calentaba (m. 58). Amonestó a Kondogbia, Vela, Navarro, Agirretxe, Moreno, Cadamuro y Babá.
Unos 28.000 espectadores en el Pizjuán.
La Real sobrevivió al buen inicio del Sevilla y tuvo el temple de los buenos equipos, aquellos que desarrollan su juego por encima de un resultado adverso, sabiendo esperar su oportunidad y jamás renunciando a su estilo. Al Sevilla no se le puede negar su fe, pero tiene errores groseros en defensa que le acaban condenando. El mejor ejemplo fue el segundo gol de la Real, con un balón al área rematado por Agirretexe ante la pasividad de una zaga descolocada y de escasa calidad. Los andaluces pelearon el empate hasta el final, aunque con mimbres como Stevanovic o Babá resulta muy complicado, sobre todo cuando Negredo no tiene su día. La gloria, por ahora, se encuentra lejos de Nervión.
Da gusto ver jugar a la Real. Del centro del campo en adelante es un equipo dinámico y valiente, con un delantero, Agirretxe, en un espléndido momento de forma. A las gotas de calidad que destila este equipo se le une un alto grado de madurez, necesaria para afrontar un partido de mucho cuajo, en casa del Sevilla, después de que el Valencia metiera toda la presión del mundo después de su triunfo ante el Getafe. Porque el equipo andaluz se ha movido con mucha irregularidad a lo largo de la temporada, pero en casa compite siempre, va de verdad y tiene ese impulso que le mete un entrenador que no se rinde nunca, como es Emery.
Por eso el Sevilla inició el partido de forma desatada, con una intensidad que desarboló los buenos propósitos realistas. Rakitic metió en una y otra portería, hasta que Agirretxe hizo el segundo. Hubo acercamientos por uno y otro lado. Ganó la Real, exultante, mientras el consejo sevillista ahogaba los gritos de protesta de su afición subiendo los decibelios de la megafonía. Son los tiempos que corren en el Sevilla, alejados de la gloria vivida hace tan solo tres años. Ahora la felicidad se instala en un grupo de jugadores de poco nombre pero con un espléndido porvenir. El futuro es de equipos tan estupendos como esta Real.
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