30 veces Nadal-Federer
Restando lejos de la línea, el mallorquín borra 6-2 y 6-4 a Berdych y se cita en la final con Federer (7-6 y 6-4 a Paire)
Este es Hércules con raqueta. Solo un tenista con fuerzas sobrehumanas puede hacer lo que Rafael Nadal frente a Tomas Berdych (6-2 y 6-4) en las semifinales del Masters 1000 de Roma: restar aculado contra la valla, cediendo metros e iniciativa y fiándolo todo a su poderoso brazo para poner la pelota en juego y llegar a la final, en la que hoy (16.00, Tdp) le espera Federer. Otro tenista divino que compite por su primer título de 2013 tras tumbar a Paire (7-6 y 6-4) con más chispazos de talento que continuidad. Será la 30ª ocasión en la que se cruce con Nadal con un balance de 19-10 para el español.
Neutralizando el portentoso saque de Berdych (solo cinco aces), Nadal da un recital en la central italiana, y se queda a una victoria de revalidar su título de 2012 y de recuperar el número cuatro mundial, lo que le proporcionaría un cuadro más amable en Roland Garros (desde el 26 de mayo), en detrimento de David Ferrer. En 1h17m, el español cierra el debate y se clasifica para su octavo partido decisivo en otros tantos torneos desde que en febrero dejó atrás siete meses de lesión.
Empecé cargado de energía, restando bien y largo las bolas que tenía que restar. Ese primer set fue casi impecable Rafael Nadal
"Al colocarme tres, cuatro metros atrás, él sabe que si no lo hace muy bien yo recupero bien desde ahí", dice luego el mallorquín sobre su resto en los micrófonos de Teledeporte. "Si le das tiempo tiene un golpe muy plano, muy profundo, y con su drive te destroza. Vi el partido contra Novak [Berdych remontó un 2-6 y 2-5 en cuartos ante Djokovic], y le tuvo muy atrás casi todo el partido. He intentado evitar que me pasara lo mismo, intentar moverle yo antes de que me moviera él a mí", añade el ganador. "Sabía que yo físicamente estaba un poquito al límite. Empecé cargado de energía, restando bien y largo las bolas que tenía que restar. Ese primer set fue casi impecable, luego me costó seguirme a mi mismo. Al final del segundo set me sentía cargado del cuádriceps izquierdo", cierra.
Hay una gran diferencia entre el Nadal que solo usa el bíceps contra Ferrer y el Nadal que tanto depende de su brazo ante Berdych. Frente al checo, al mallorquín le acompañan las piernas. Por momentos, vuelve a ser un tenista de pies alados, rápido y chisposo, eléctrico en el asalto al partido. Pese a sumar más de cinco horas de juego entre los octavos y los cuartos, el arranque del mallorquín es huracanado, fresco y limpio. Con el ventilador de su derecha a pleno rendimiento, el campeón defiende su título a lo grande. En quince minutos gana 14 de los 18 primeros puntos, con el break consecuente. Solo cede 12 peloteos en toda la primera manga.
Los datos fotografían un partido total, rebosante de buenas sensaciones para el número cinco del mundo. Frente al competidor agarrado al orgullo que fue frente a Gulbis (octavos) y Ferrer (cuartos), Nadal es ante Berdych un ogro avasallador, violento y agresivo. No duda. No pregunta. No concede espacio para otra posibilidad que la de su victoria. Llega al partido sabiendo que ha ganado los 12 últimos encuentros contra el checo. Protege con un éxito increíble su punto débil (gana el 100% de los puntos disputados con su segundo servicio). Solo afronta una pelota de break, que neutraliza. Gana cinco juegos en blanco con su servicio. Es todo un puñetazo en la mesa, porque enfrente está el número seis del mundo: igual que antes de su lesión, si le acompañan las piernas, Nadal no es solo un humano sobre la tierra.
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