Tiger y el Niño no se soportan
"No nos caemos bien, mejor que no juguemos juntos", dice Sergio García tras encararse con Woods en The Players
El número uno del golf mundial, Tiger Woods, basa sus relaciones con el resto de jugadores del circuito en los principios de la meritocracia. Tanto consigues, tanto vales. Él, con 14 grandes, por encima de todos. Por eso comenzó a mirar con otros ojos a Phil Mickelson, a quien antes ninguneaba, cuando este sumó títulos importantes, cuatro majors, tres en Augusta. Por eso, también, cree que Sergio García tiene una actitud en el circuito que no se corresponde con sus méritos. Tiger considera que el castellonense debería mostrar más humildad y menos aires de grandeza en virtud de que no ha inscrito su nombre en el Grand Slam. Según una persona cercana a Woods, este “odia a Sergio”. No le soporta, un sentimiento que es mutuo.
Así ha quedado patente en The Players, el considerado quinto grande, que el domingo ganó Tiger después de que Sergio García se fuera dos veces al agua en el famoso hoyo isla del 17 y no pudiera revalidar su corona de 2008. En el campo de Sawgrass ambos sacaron sus demonios tras compartir una tercera ronda que fue aplazada por una tormenta y luego por la falta de luz. En el hoyo 2, Sergio García lamentó que el Tigre cambiara de palo, con el consiguiente bullicio del público a su alrededor, mientras él se preparaba para dar un golpe. “No digo que no me viera, pero hay que tener cuidado y respeto”, protestó el castellonense. A lo que Tiger respondió: “Obviamente, no conoce los hechos. Un juez me dijo que ya le había dado. No me sorprende que Sergio se queje por algo”. Y vuelta al español: “Al menos yo soy sincero conmigo mismo. Yo sé lo que hago y él puede hacer lo que quiera”.
El español ya criticó a Tiger en el pasado Masters por no retirarse tras un dropaje ilegal
Sergio García puso luego palabras a sus sentimientos en Golf Channel: “Tiger no es el tío más simpático del circuito. No disfrutamos el uno de la compañía del otro. No hace falta ser un ingeniero aeronáutico para saberlo. No nos caemos bien. No voy a mentir. No es mi golfista favorito para jugar. Mejor que no juguemos juntos”. “No hay mucha conversación entre nosotros”, convino Woods después de sumar su cuarto título del año y el 78 de su carrera en el circuito estadounidense, a solo cuatro ya del récord de Sam Snead. Y tras embolsarse 1,7 millones de dólares (1,3 de euros), el premio más gordo por un torneo en toda la temporada.
Las malas relaciones entre Tiger y El Niño no son nuevas. En el pasado Masters, por ejemplo, García fue casi el único que criticó abiertamente la decisión de Tiger de no retirarse tras un dropaje ilegal. “Me da risa lo que ha pasado. Si me pasa a mí y he firmado una tarjeta incorrecta, soy incapaz de salir a jugar. El fútbol es un deporte de mentirosos y de tramposos, pero el golf ha de ser otra cosa”, dijo el castellonense.
Woods tiene una buena relación con la mayoría de jugadores españoles, como Olazábal, último capitán europeo de la Copa Ryder, y Miguel Ángel Jiménez. A García, que se ganó el apodo de El Niño cuando en sus inicios se comparó a ambos, no puede ni verle.
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