El fin del mundo en San Silvestre
Beñat Intxausti, líder tras un día de lluvia y patinazos que acaban con Wiggo
El Sky, los mejores, es un ejército regular, un elefante dolorosamente inefectivo por exagerado, conspicuo, en un terreno de guerrillas y emboscadas, donde, como cuenta Beppe Fenoglio poético en El partisano Johnny, la historia de su maquis en las colinas de las Langhe, los atacantes tienen que ser pocos, dar rápido y desaparecer, moverse rápido y volver a golpear cuando menos se lo espera el enemigo tan pesado y torpe, tan dependiente del orden y la organización, tan perdido en el caos. Tan nervioso que insomne pasa las noches y acaba siendo vencido por el miedo a no saber qué se esconde detrás de la siguiente esquina. Hablaba de la lucha contra el fascismo y los invasores alemanes en la Segunda Guerra Mundial, podría haber hablado también, claro, del partisano Nibali contra Wiggo en la colina de San Silvestre, donde el fin del mundo.
Clasificaciones
Séptima etapa
1. Adam Hansen (AUS-Lotto Belisol) 4h 35m 49s
2. Enrico Battaglin (ITA-Bardiani) 4h 36m 56s
3. Danilo Di Luca (ITA-Vini Fantini) m.t.
4. Mauro Santambrogio (ITA-Vini Fantini) m.t.
5. Damiano Caruso (ITA-Cannondale) m.t.
6. Cadel Evans (AUS-BMC) m.t.
7. Stefano Pirazzi (ITA-Bardiani) m.t.
8. Arnold Jeannesson (FRA-FDJ) m.t.
9. Pieter Weening (HOL-Orica) m.t.
10. Ryder Hesjedal (CAN-Garmin) m.t.
General individual
1. Beñat Intxausti (ESP-Movistar) 28h 30m 04s
2. Vincenzo Nibali (ITA-Astana) a 05s
3. Ryder Hesjedal (CAN-Garmin) a 08s
4. Damiano Caruso (ITA-Cannondale) a 10s
5. Mauro Santambrogio (ITA-Vini Fantini) a 13s
6. Cadel Evans (AUS-BMC) a 16s
7. Robert Gesink (HOL-Blanco) a 17s
8. Ivan Santaromita (ITA-BMC) a 19s
9. Pieter Weening (HOL-Orica) a 29s
10. Robert Kiserlovski (CRO-RadioShack) a 34s
11. Samuel Sánchez (ESP-Euskaltel) a 52s
15. Luca Paolini (ITA-Katusha) a 58s
Los Abruzos, este viernes, su lluvia oscura, sus curvas traidoras, su asfalto chillón, fueron, así, en comparación exagerada, el Vietnam de Wiggins, que cayó al suelo, torpe, reumático, cruzado de puro miedo, en una de las tantas curvas del descenso final hacia las playas de Pescara en la que como él cayeron unos cuantos. Se cayó también Nibali, el atacante, pero no por miedo como el paralizado Wiggo, tan grande, sino por exceso de valor, porque le guiaba en su ataque subiendo el último repecho, y después bajándolo como si las curvas fueran rectas la necesidad de sacar de quicio al caballero inglés, de desbaratar su equipo, sus colombianos Urán y Henao, que nunca saben ya donde colocarse; y como Nibali, el tiburón, también fueron partisanos, aun más prudentes, Hesjedal y Di Luca, il Killer de la región, y Scarponi, el Águila, y hasta Evans, que aunque no tenga apodo de guerra siempre está a gusto en estos terrenos. Todos ellos le hicieron al ganador del Tour el día tan imposible, la víspera de su gran día justamente, la contrarreloj de 55 kilómetros en la que pretendía extender su orden sobre todo el pelotón, que aquel perdió 1m 25s en apenas ocho kilómetros, ante el grupo de los mejores (2m 32s en meta ante el valeroso ganador de la etapa, el gigantesco australiano Adam Hansen, de la fuga matinal, que se benefició de las guerrillas a su espalda) y ya está en la general a 1m 27s de Nibali, 1m 24s de Hesjedal, 1m 16s de Evans y 1m 32s del líder nuevo líder, el español Beñat Intxausti, luminoso en la maglia rosa.
Se puede ser partisano arriesgando, se puede también atacando o defendiendo, y también se puede, como el vizcaíno del Movistar, siendo invisible: estando en todas partes, siempre en la rueda buena, siempre bien colocado por un equipo sabio. Intxausti termina la primera semana del Giro, lo que podría ser considerada una Tirreno-Adriático, un prólogo al Giro verdadero, el de la larga contrarreloj y los Dolomitas infinitos, que comienza hoy junto al Adriático, gracias a su magnífica regularidad y a la gran contrarreloj por equipos del Movistar en Ischia. Seguramente el ciclista, fino escalador, grácil, de 27 años, cederá el liderato en la contrarreloj, pues Hesjedal, el que derrotó el año pasado a Purito, y Evans, son superiores en la disciplina, incluso Nibali, que se ha afinado en el túnel del viento, y hasta Wiggins, en su verdadero territorio, le adelantará. Su objetivo, el que no cumplió el año pasado por enfermar en los Dolomitas, era de salida un puesto entre los 10 primeros. Ahora, el corredor con más expectativas a sus espaldas que realidades en su palmarés hasta el momento puede pensar hasta en un puesto en el podio. Sería quizás suficiente para dar sentido a su carrera en el ciclismo, que quedó tan tocada como su alma y espíritu el día, hace dos años, en que vio impotente, paralizado, cómo una puerta de garaje mataba a su compañero Xavi Tondo, con el que se entrenaba en Sierra Nevada.
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